domingo, 3 de junio de 2007

LA POESÍA Y YO

Muchas veces me he preguntado si el poeta nace o se hace y la verdad es que no tengo una respuesta clara a esta pregunta. Recuerdo haber hecho ciertos versos de chaval y cuando tenía unos 15 años se me ocurrieron algunos cuartetos con motivo de un hecho anecdótico entre mis amigos y yo. Luego ante los primeros amores, platónicos -por supuesto- te entra la vena poética para ensalzar las virtudes de la amada.

La poesía era algo que de vez en cuando venía y luego se iba, pero al fallecer mi madre, hace unos siete años, la poesía se apoderó de mí y ya no me ha abandonado, soy un poseso. Desde entonces, con mayor o menor frecuencia, los versos brotan por si solos con relativa facilidad, ante cualquier cosa que me suceda o que me pare a pensar y como suelo pararme a pensar en muchas cosas, han brotado muchos poemas. Sirvan de muestra estos que traslado aquí.

AMARILLO
Amarillo de oro deslumbrante,
Amarillo de la luz solar,
Amarillo de huevo rutilante,
Amarillo que sabes ondear.

Bello color amarillo,
Aunque al teatro no le gusta
Y a más de un actor le asusta,
Todos admiran tu brillo.

Amarillo de la raza,
Amarillo de la piel,
Si tienes mal en la hiel
Tu hígado te amenaza.


Eres color de los fuegos
Y también de las mostazas,
Con limones hago juegos
Aunque parezca un bocazas.

Con el azul haces verde
y con el rojo naranja,
cuando el sol ya no se yergue
allá por la lontananza.

También estás en las fiebres
que pululan por doquier,
no eres un color cualquier,
pues te quieren los orfebres.


MI GUITARRA

Si la soledad me embarga
Y tu me haces compañía
Con tu vibrante sonido,
Mi corazón dolorido
Así se consolaría,
Disminuyendo su carga.

Porque tu eres mi consuelo
En mis tiempos de tristeza,
O cuando estoy preocupado.
La pena me ha abandonado,
Pues tu música adereza
La salsa del desconsuelo.

Con tus cuerdas tan sensibles
A mis dedos que te pulsan
Y te hacen vibrar entera,
Ya mi alma te venera,
Mis entrañas se convulsan,
Mis fibras se hacen audibles.

Que no puedo pedir más
A mi guitarra querida,
La que siempre me acompaña
Y me contenta con maña,
La que cierra bien mi herida
Y responde por demás.

Querida guitarra mía,
Siempre estarás a mi lado,
Dado mi egoísmo puro.
Pues sin ti todo es muy duro,
Me sentiría acabado
Y lo mismo no sería.


1 comentario:

Juan José Calderón Amador dijo...

"Soy un hombre sin vida, pero que ama a la música"
Cobain

* ¿Quién habló de echar un yugo

sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airoso como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
Miguel Hernández


Sobre la guitarra...amamos la música