lunes, 22 de febrero de 2010

CATEDRAL DE ROUEN EN TIEMPO GRIS



Uno de los mejores amigos del pintor, Clemenceau, celebró el acierto de realizar esta serie cuando fue expuesta en París en 1895: "el pintor nos ha dado la sensación de que los lienzos hubieran podido ser cincuenta, cien, mil, tantos cuantos minutos comporta su vida". También se mostraron encantados con esta serie de la catedral de Rouen algunos de los pintores modernos más destacados del momento, como Degas, Cézanne o Renoir; otro de ellos, Pissarro, definía la serie como "la obra de un volitivo, ponderada, que persigue los más pequeños matices de efectos que no veo realizados por ningún otro artista. Alguien niega la necesidad de esa búsqueda cuando se prosigue hasta tal punto". Para pintarlas Monet eligió diversos emplazamientos elevados, desde donde poder contemplar con detenimiento la evolución de la catedral bajo distintas condiciones de luz y atmósfera.

En esta obra los colores son agrisados y los básicos son amarillos y violetas en diferentes tonos y matices. También hay una zona azul y una zona naranja, aunque la azul está arriba y la naranja abajo. Obsérvese que lo que parecen blancos no lo son y tienen una gran variedad de matices. También hay un pequeño punto rojo justo en el centro del rosetón.

La pincelada es corta y restregada sobre los colores que hay debajo. La composición es la misma en todas las obras sobre la catedral pues toma la misma zona prácticamente y solo varía en algunas el punto de vista. En este caso hay como un cierto acercamiento con respecto a la anterior, recortándose un poco en los laterales.

Los ritmos son ascendentes, columnas y frontispicio. Tres columnas que suben desde el suelo y son casi idénticas, columnas más pequeñas que se repiten a derecha e izquierda y en la parte superior. Si la catedral se tomase totalmente de frente resultaría estática, pero al tomarla desde un lado la visión es en perspectiva con lo cual las líneas horizontales se transforman en inclinadas buscando el punto de fuga hacia el lado izquierdo. Así las líneas de fuga (marcadas en azul) dan dinamismo a la composición y el mismo frontispicio en forma de punta de flecha hace ascender a todo el conjunto. Tantas líneas verticales producen sensación de firmeza y fuerza.

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