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Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec-Monfa Tapié de Celeyran, conde de Toulouse-Lautrec-Monfa, conocido simplemente como Toulouse Lautrec (Hôtel du Bosc, Albi 10 noviembre 1864, 9 de septiembre de 1901) fue un pintor y cartelista francés que destacó por su representación de la vida nocturna parisiense de finales del siglo XX Se le enmarca en la generación del postimpresionismo.
Nació en el castillo de Albi en el seno de una familia de la nobleza. En su familia, como era habitual en muchas sagas de la gran aristocracia, los matrimonios se realizaban entre parientes para evitar las divisiones territoriales y la dispersión de la fortuna. Éste fue el caso de los padres de Henri, el conde Alphonse de Toulouse-Lautrec-Monfay Adèle Tapié de Celeyran que eran primos en primer grado. La endogamia hubo de condicionar la salud del artista. Henri fue el primogénito y cuando tenía cuatro años, nació su hermano Richard-Constantine, que falleció un año después. Por desavenencias, sus padres se separaron en 1868 y Toulouse-Lautrec quedó bajo el cuidado de su madre.
Su infancia fue feliz hasta que, como consecuencia de la consanguinidad de sus padres, Toulouse-Lautrec padeció una enfermedad que afectaba al desarrollo de los huesos y que comenzó a manifestarse en él en 1874. Su constitución ósea era débil y entre mayo de 1878 y agosto de 1879 sufrió dos fracturas en los fémures de ambas piernas, que le impidieron crecer más, alcanzando una altura de
La obra de Toulouse-Lautrec se caracteriza por su estilo fotográfico, al que corresponden la espontaneidad y la capacidad de captar el movimiento en sus escenas y sus personajes, siendo el suyo un estilo muy característico. A esto hay que añadir la originalidad de sus encuadres influencia del arte japonés, que se manifiesta en las líneas compositivas diagonales y el corte repentino de las figuras por los bordes. Poseía una memoria fotográfica y pintaba de forma muy rápida. Sin embargo, su primera influencia fue la pintura impresionista y, sobre todo, la figura de Degas, de quien siguió la temática urbana alejándose de los paisajes que interpretaban Monet o Renoir. Fue la vanguardia del modernismo y del Art Nouveau.
Además de la pintura al óleo, Henri utilizó otras técnicas y otros soportes en su obra, destacando su producción de carteles. Usó especialmente el pastel sobre papel marrón de envolver.
Su técnica con el óleo era mezclando los colores con trementina para obtener un efecto semejante a la acuarela y resolvía sobre el lienzo mediante pinceladas largas, como líneas paralelas o cruzadas o formando un entramado, gruesas o finas según el caso.
En los carteles utilizaba colores planos y el dibujo se caracterizaba por su tendencia a la caricatura donde con un mínimo de trazos retrataba el carácter y personalidad del personaje.
JOHANNES VERMEER.
Vermeer nació en la ciudad de Delft (Holanda) en 1632, vivió toda su vida en los Países Bajos hasta su muerte en 1675.
Cuando hoy contemplamos estas maravillas nos resulta increíble que este pintor barroco holandés cayese en el olvido durante el siglo XVIII. Fue un crítico de arte francés quien lo descubrió en el siglo XIX y hoy en día es de los pintores más reconocidos y admirados.
Las obras de Vermeer nos ilustran sobre la realidad de la rica y opulenta Holanda del siglo XVII, cuando, gracias al comercio, estaba en la cima de su imperio colonial. Salvo en dos casos en que el pintor nos muestra dos vistas exteriores (una de ellas aquí expuesta), la generalidad de sus cuadros son o bien retratos, o bien escenas interiores de los salones de la burguesía neerlandesa.
El esquema compositivo se repite: una ventana abierta en el lado izquierdo deja entrar la luz natural y entre rico mobiliario, vestimenta y joyas se desenvuelven uno o dos personajes, predominantemente femeninos.
La protagonista es siempre la mujer, tratada de forma muy delicada, detallista y sensual. Ella ríe, duerme, cose o trabaja, siempre bañada por una sugerente y tamizada luz que juega enormemente con los claroscuros. La dama va generalmente vestida con riquísimos vestidos, tocada con joyas y cuidadosamente peinada. El interior representado explota en detalles como lámparas, muebles, tapices, cuadros, mapas, suelos alicatados, etc.
A pesar de esta presencia de personajes, lo verdaderamente importante para Vermeer es el espacio y
Vermeer se convierte así en el pintor de la intimidad, de lo recogido y sosegado, de lo tranquilo y lo sugerente. Su luz es mágica: dorada y sensual, consigue subrayar la atmósfera y el aire, con un poco de imaginación podríamos ver las motas de polvo flotando visibles a la luz lateral de la ventana.
La contemporaneidad de Vermeer, el que nos guste tanto hoy, es debido a que sus óleos no nos narran nada, no hay que adivinar ni interpretar historias, solamente se trata de imágenes presentativas, ni mitología, ni religión, ni literatura, sólo imágenes inmediatas, casi “televisión” y por eso nosotros, seducidos por una cultura de imágenes inmediatas , nos sentimos automáticamente cautivados por estos cuadros.
Cuando pinta exteriores (sólo dos) Vermeer hace gala de un temprano impresionismo, al captar la luz y el aire como harían dos siglos después los impresionistas franceses.
Ni que decir tiene que estos impresionistas admiraban profundamente a Vermeer, así por ejemplo, Renoir dice de su cuadro “La Encajera” que es una de las dos mejores telas del Louvre.
En cuanto a Van Gogh, escribe a su hermano Theo refiriéndose a Vermeer: ”La paleta de este extraño artista comprende el azul, el amarillo, el gris perla, el negro, el blanco.......con un gusto extraordinario y un infalible sentido de la composición”.
Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia, 27 de febrero de 1863 - Cercedilla, 10 de agosto de 1923 a los 60 años de edad), fue un pintor y artista gráfico español impresionista. Fue uno de los pintores españoles más prolíficos, con más de 2.200 obras catalogadas.
Cuando apenas contaba con 2 años de edad, fallecieron sus padres de una epidemia. Al quedar huérfanos, su hermana Eugenia y él, su tía Isabel, hermana de su madre, y su marido, de profesión cerrajero, los acogieron. Pasados los años intentaron enseñarle, en vano, el oficio de la cerrajería, advirtiendo pronto que su verdadera vocación era la pintura.
En 1874 empezó a estudiar en
Al acabar su formación, comenzó a enviar sus obras a concursos provinciales y exposiciones nacionales de bellas artes, como la de Madrid en mayo de 1881, donde presentó tres marinas valencianas que pasaron sin pena ni gloria pues no encajaban con la pintura oficial, de temática histórica y dramática. Al año siguiente, estudió la obra de Velázquez y otros autores en el Museo del Prado, etapa Realista, de la que era su profesor Gonzalo Salva. Por fin, en 1883, consiguió una medalla en
Cosechó otro gran éxito en Valencia con su obra El crit del palleter sobre la Guerra de la Independencia. De esta manera, fue pensionado por
Con su amigo el pintor Pedro Gil se desplazó a París durante el primer semestre de 1885, viviendo de cerca la pinturaimpresionista que produjo en él, ya de regreso en Roma, variaciones en su temática y estilo, llegando a pintar el cuadroreligioso El entierro de Cristo, con el que no tuvo el éxito esperado, donde se introduce en el Naturalismo y toma contacto con las vanguardias europeas, destacando las obras de los pintores John Singer Sargent, Giovanni Boldini y Anders Leonard Zorn.
En 1888 contrajo matrimonio con Clotilde García en Valencia, pero vivirían un año más en Italia, esta vez en la localidad de Asís. En 1889 se instalaron en Madrid y, en apenas cinco años, Sorolla alcanzó cierta fama y prestigio como pintor. En 1894 viajó de nuevo a París, donde desarrolló el luminismo, que sería característico de su obra a partir de ahora. Comenzó a pintar al aire libre, dominando con maestría la luz y combinándola con escenas cotidianas y paisajísticas de la vida mediterránea. En obras como La vuelta de la pesca, La playa de Valencia o Triste herencia, describió el sentimiento que producía la visión del mar Mediterráneo, comunicando el esplendor de una mañana de playa con un colorido vibrante y un estilo suelto y vigoroso. Con Triste herencia recibió, en 1900, el Grand Prix en el certamen internacional de París. Además siguió con supintura de denuncia social que tantos éxitos le había reportado en los últimos años con obras como Y aún dicen que el pescado es caro (1895).
Por aquel entonces, Valencia le nombró hijo predilecto y meritorio, y le fue dado su nombre a una calle. Tras muchos viajes por Europa, principalmente Inglaterra y Francia, celebró una exposición en París con más de medio millar de obras, que le dio un reconocimiento internacional inusitado, conociéndose su obra pictórica por toda Europay América. Expuso su obra en Nueva York en 1909 y cosechó un éxito sin precedente alguno, con obras como Sol de tarde o Nadadores, entre muchas otras. También lo hizo, en 1911, en el Museo de Arte de San Luis y en el Art Institute de Chicago.
En noviembre de ese mismo año, firmó un encargo para la Hispanic Society of Americapor el que realizaría catorce murales que decorarían las salas de la institución: se conocen como Visión de España. Con esta obra realizada entre 1913 y 1919, de tres metros y medio de alto por setenta metros de largo, alzó un imborrable monumento a España, pues en ella se representaban escenas características de diversas provincias tanto españolas como portuguesas. Necesitó de casi todo 1912 para viajar por todo el territorio, realizando bocetos y trabajos de costumbres y paisajes. De esta tarea destacan los óleos pintados en 1916 dedicados a niños y mujeres en las playas de Valencia, donde predomina la libertad de pincelada y la luz de su tierra. Algunos ejemplos son Madre e hija o Pescadora valenciana.
Otra importante faceta suya fue la de retratista, de figuras importantes como fueron Juan Ramón Jiménez, el rey Alfonso XIII, Vicente Blasco Ibáñez, Ortega y Gasset, etc.
También, en 1914, había sido nombrado académico y, cuando terminó los trabajos para la Hispanic Society, trabajó como profesor de composición y color en
En 1920, mientras pintaba el retrato de la señora Pérez de Ayala en el jardín de su casa en Madrid, padeció un ataque de hemiplejía que mermó drásticamente sus facultades físicas y mentales. Murió en su casa de Cercedilla el 10 de agosto de 1923.