martes, 15 de enero de 2008

LA FALSIFICACIÓN EN EL ARTE

Terminaba el pasado año cuando fue noticia la condena de un pintor falsificador llamado Shaun Greenhalgh que con la ayuda de sus octogenarios padres colocó en el mercado decenas de obras de arte, durante 17 años, réplicas o copias de otras auténticas.

Hace unas décadas era normal que determinados pintores, llamados copistas, realizasen copias de cuadros famosos, al mismo tamaño que el original. Personalmente los he visto muchas veces en el Museo del Prado de Madrid con su caballete instalado frente al cuadro que copiaban con autorización del propio museo. Recuerdo que en Madrid había un copista que había sido taxista, con tan buen ojo que pintaba copias que vendía a clientes extranjeros y, más de una vez, tuvo problemas en la aduana por no distinguirse con facilidad del original. La picaresca obligó a que se prohibiera realizar las copias al mismo tamaño. Por tanto, el delito está en vender una copia haciendo creer que es la obra original y por tanto cobrando una cantidad muy por encima del valor de copia.

Quienes no estén informados tal vez crean que la falsificación de obras de arte sea algo propio de nuestro pasado siglo XX, pero la historia nos demuestra que el talento artístico y técnico utilizado para el fraude es tan antiguo como el arte mismo.

Actualmente más de 40 pintores copistas de Italia, Francia y España trabajan para Giuseppe Salzano de la Galería Pitti Art realizando copias de muy diversos pintores y épocas, utilizando los mismos materiales y técnicas de la obra original. Algunas de estas piezas que se expusieron en
Alicante en 2001, tenían un precio que oscilaba entre las 100.000 y 600.000 pesetas.

Elmyr de Hory 1905-1976 puso en circulación más de mil réplicas de Picasso, Modigliani, Matisse, Chagall y muchos otros.

Otro famoso falsificador fue el restaurador Han van Meegeren (1889- 1947) que colocó obras de
Vermeer a Hermann Goering.

A lo largo de 10 años, John Drewe encargó falsificaciones de cuadros abstractos de artistas como Marc Chagall, Alberto Giacometti, Jean Dubuffet, Nicolas de Stael, Roger de Bissière, Graham Sutherland y Ben Nicholson. Se infiltró en los archivos de los principales museos para introducir documentos falsos que autentificaran las obras y logró que éstas salieran a subasta y entre otros cogió al pintor John Myatt que al final se arrepintió.

Hoy en día, las tecnologías pueden imitar casi a la perfección técnicas, materiales y colores de distintas épocas, pero también autentificar originales frente a copias. Infrarrojos, radiografías, macrofotografías o ultravioleta, son algunos de los sofisticados sistemas empleados. A diario, nos llegan
noticias de los fraudes que se cometen en el mundo del arte.
Durante los últimos años de su vida, Dalí firmó más de 350.000 hojas en blanco que los “artísticos falsificadores” aprovecharon para copiar en ellas dibujos y venderlas como originales. Dalí fue víctima y quién sabe si, también, consentidor, de su secretario personal, John Peter Moore (conocido como El Capitán), condenado recientemente a 11 años y medio de cárcel por el mismo delito de estafa.

Lo cierto es que aún a pesar de los expertos en arte, y de la tecnología que se utiliza actualmente para
detectar los fraudes sigue habiendo artistas en la falsificación de obras de arte.


Con mis mejores deseos para todos en el año que comienza.