miércoles, 22 de febrero de 2012

EL VALOR DE LA IMAGEN

Sabemos que en la actualidad hay gente que gana más dinero por sus derechos de imagen que por la profesión que ejerce, aunque este privilegio lo haya alcanzado a través de su profesión. Así tenemos futbolistas, pilotos de motos y coches, actores, modelos, etc. Que están muy solicitados para salir en TV con los anuncios de cualquier producto.
Yo comprendo perfectamente a los famosos que les ofrecen un montón de dinero por vender su imagen, pero no entiendo al personal que, por su reacción, estimula este tipo actuación, pues me cabe pensar que los publicistas no malgastan su tiempo y su dinero, luego el sistema funciona. Dicho de forma más clara: la imagen de un famoso anunciando un producto aumenta las ventas.
En el campo de la literatura o más extensamente de los libros, cualquier famoso, es decir, alguien que sale en TV, puede prestar su imagen, que no escribir, un libro y se vende como rosquillas. En otros casos es peor porque existe la figura de “el negro” que escribe un libro de cualquier tema, da igual, y sale a la venta con la autoría de alguien famoso, que insisto, simplemente sale con frecuencia en la tele, y el libro se vende. A veces se descubre el pastel porque “el negro” tampoco ha hecho un derroche de imaginación y se ha dedicado a copiar páginas enteras de otros libros publicados, con lo cual al final se le ve el plumero. También se da el caso de escritores famosos que pasan por la fase de “estar en dique seco” y la editorial le facilita algún manuscrito que se ha recibido en la misma, para que se “inspire” y una vez reescrito sale a la venta como genuino. Aquí pienso que nuestra ignorancia es hábilmente explotada por los “listillos”.


Para mi lo más sangrante es la gente que consigue salir en las revistas “del corazón” por el gran mérito de acostarse con fulanita o fulanito, o ser la ex de alguien, por cuyas gestas luego aparecen también en la tele cobrando miles de euros por contar o inventar sus aventuras. Y lo más triste es que esto tiene mucha audiencia. Lo curioso es que este tipo de actuaciones que en otra época se denostaba y que podría haberle costado un buen disgusto incluso con la justicia, hoy le da fama y dinero. Pobre fama, desde mi punto de vista, pero rica fama desde el punto de vista de los protagonistas, algunos de los cuales hace de esto su profesión. Y lo que es más curioso, algunas de estas personas luego pasan a ser presentadores de TV o bien contertulios de esos programas que ventean la vida privada de gente como ella.
No se que pensar de la causa por la cual esta gentecilla consigue su fama y su dinero ¿acaso quienes reciben esta “información” son simples, ingenuos, tontos, aburridos, desocupados, incultos, morbosos, y por ello forman parte de la audiencia? Pues son un número importante ¿eh? O bien ¿se trata de que el personal necesita ocuparse de los “problemas” de otros y así olvida los suyos que le agobian fuertemente?
Con los artistas plásticos suceden otras cosas. A Picasso se le imitó mucho y algunos vendieron alguna obra como genuina cuando era pura falsificación. De Dalí sabemos que en su última época, cuando ya era incapaz de sujetar el pincel, alguien pintaba a la manera Dalí y luego le pasaban estas obras a su firma. Sin embargo hay que considerar que en pintura está muy valorado el
iinspirarse en la obra de otros artistas o incluso reinterpretar una obra aunque con el propio estilo. Así tenemos las diversas interpretaciones de Las Meninas que hizo Picasso de las correspondientes de Velázquez, Miró de obras de los clásicos, Manet su merienda en la hierba, etc. No obstante, el único que yo sepa utilizó los medios para aumentar su fama fue Dalí, aunque en su momento Toral salió por la Gran Vía madrileña e incluso en TV, vestido de astronauta, con el mismo fin.
Vemos pues que en este campo, normalmente son otros los que se aprovechan de la fama de un artista y rara vez el artista monta el espectáculo para ampliar su fama o crearla.