Nació en Buenos Aires y vive en Mataderos Distrito Federal
de Argentina es un pintor autodidacta y realiza el llamado realismo fantástico.
Esta es toda la información que he conseguido recopilar por Internet pues no
documenta sus obras ni tiene web propia.
La obra que presento EL ALMA NOS MIRA, mide 100x90 y está
resuelta al óleo sobre lienzo.
Vemos a una figura femenina semidesnuda con una vara de
madera apoyada en el hombro derecho y con el antebrazo sujetándola, está sentada
sobre una superficie de madera u otro material resquebrajado que tiene hacia el
centro como una muesca de un fragmento de cilindro en forma entrante y parece
complementar con un elemento equivalen que está detrás con un jarrón azul de
porcelana por encima de su superficie, flotando, y este elemento posee en
sentido vertical un semicilindro en forma saliente que podría acoplarse con el
elemento anterior. En el brazo derecho lleva una pulsera como un aro metálico y
esta pulsera tiene como un anillo en la parte superior con un punto brillante.
Al cuello lleva una cadenilla o cuerdecilla de la que pende una piedra azul. La
figura mira de frente al espectador con actitud serena.
Sobre la superficie existen varios objetos: una orza de
barro agrietada sobre la cual se apoya un libro, un paño rojo sobre el que se
sienta la figura y un puchero o jarra de barro.
El fondo del cuadro es una especie de cielo nuboso en
colores rojizos, siena tostada, siena natural y azul turquesa. El resto está
impregnado del siena tostada a excepción del jarrón de china blanco con dibujos
en azul. Luego está el paño rojo, la sábana que cubre ciertas partes del cuerpo
en colores azules grisáceos con matices rojo-violáceos. El puchero delante del
cuerpo es fundamentalmente color siena natural con los toques rojizos en las
sombras. Las carnaciones se ven bañadas de una luz intensa pero con sombras
suaves y transparentes, las sombras tienen tintes siena tostada y ocres, por
tanto las armonías son tomando como base el siena tostada y contrastan los
azules y el rojo bermellón.
Desde el punto de vista compositivo al trazar las
diagonales, podemos observar que las dos se cruzan exactamente en el borde
superior de la pulsera y donde se une a un anillo superpuesto que tiene un
punto brillante que cruza dicha diagonal. Una es tangencial al borde superior
del puchero y la otra es tangencial al extremo derecho de la base de la orza,
es tangencial a toda la longitud del antebrazo y cruza el labio superior por el
centro, siendo casi paralela a la vara que sujeta la figura.
La figura está inscrita en un triángulo y vemos que el lado
que va desde la punta del dedo gordo del pié hasta la cabeza pasa por el punto
brillante del anillo unido a la pulsera. La vara forma otro triángulo interior
con los otros dos lados del primero.
Vemos que aún hay más triángulos, isósceles y rectángulo,
aunque solo señalo los principales
Los tres “jarrones” forman otro triángulo y crean un ritmo
al repetirse estos elementos semejantes. Estas mismas figuras triangulares,
ocultas en la construcción de la composición, crean ritmos armónicos que hacen
agradable la misma. También hay que considerar el mensja subliminal de los
triángulos que nos indican grandiosidad, seguridad y equilibrio.
Pero el ritmo geométrico es claro al comprobar estos cuatro
óvalos que además de dar sensaciones de tranquilidad femenina y delicadeza
también inducen a la grandiosidad lo que corrobora la expresión de la figura
aquí representada.
En resumen ésta es una obra bien pensada desde el punto de
vista de valores pictórico, con unas formas resueltas de forma hiperrealista
donde el semidesnudo es una excusa para plasmar un compendio de armonías de
color, de líneas y de formas, dando una lección de lo que es hacer pintura con
conocimientos sólidos sobre la misma, para el disfrute psíquico del buen
aficionado a la contemplación de auténticas obras de arte en contraposición a
ciertos vanguardismos.