lunes, 8 de febrero de 2016

RAMIRO RAMÍREZ CARDONA

  El Maestro Ramiro, no es un pintor más, ni un pintor común y corriente. Es un artista que deja en cada una de sus obras, un pedazo de su vida; trozos de energía impregnados en los poros de sus personajes y bocanadas de aire que salen desde sus pulmones en dirección a los de esos hombres viejos apostados en diversos escenarios por él inventados pero que existen de verdad y de esos jóvenes y esas hermosas mujeres, que respiran eternamente para negarse a morir definitivamente.

Pintor nacido en Chinchiná (Caldas) Colombia en 1954 en el seno de una familia de escultores y pintores autodidactas. El cuerpo humano más que un ser erótico o deseoso de fuga libido es por si mismo, por su esencia más inmediata, un soñador, un creador y es a través del cuerpo, de ese mismo cuerpo aporreado, que se han convertido en un ser comunicante de sueños, de ambiciones, de dudas y soledades que el hombre ha imaginado y cada día nos asombra. (datos de sus webs)



LA OBRA



Una mujer sentada sujeta una tela con las manos cubriendo su pecho y cae como si fuera su vestido, cubriendo las piernas hasta cerca de las rodillas. De fondo un atardecer en una playa con los colores amarillos, anaranjados, rosas y azules fundamentalmente. La luna ya está fuera y muestra un estrecho gajo iluminado blanquecinamente. La atmósfera creada hace confundir el mar con el cielo sin que tengamos claro donde termina uno y empieza el otro. Los azules son transparentes y se transforman en bellas flores con pistilos rojos. También aparece una hoja palmeada de árbol. A la derecha de esta mujer vislumbramos otra transparente como si fuera un espíritu o fantasma de pie y mirando hacia el suelo. Tal vez sea su ángel de la guarda, su conciencia…

Empecemos por decir que como corresponde a un hiperrealista o pintor de realismo fantástico, el dibujo también es fantástico.

La figura principal está iluminada desde el lado izquierdo por una luz alta de matiz dorado y la obra adquiere una gran luminosidad gracias al juego de los complementarios de dorados/violáceos y naranjas/azules.






La composición está construida sobre las diagonales del cuadrilátero y la figura está situada justamente en la línea de la sección áurea. La intersección de las dos diagonales coincide justamente con la posición del ombligo de la figura. Así mismo, línea de horizonte está en el centro.

Una de las diagonales está marcada por la Luna arriba y por un pequeño montículo en el suelo. La otra la definen unas manchas más oscuras que el fondo arriba y una especie de cascada de flores y hojas que caen al suelo.





Pero también la figura está inscrita en un triángulo rectángulo que transmite a nivel subliminal las sensaciones de seguridad, estabilidad y firmeza. El ritmo lineal de la pose del cuerpo es una línea ondulante llena de feminidad y sensualidad.






La tela que cubre el cuerpo de la figura principal tiene unos delicados drapeados y tiene la textura de la seda. Las sombras y medios tonos está impregnados de una gran variedad de matices cromáticos donde la luz se descompone como en el arco iris, una absoluta preciosidad.

Aquí tienen lugares donde disfrutar de muchas obras de este mágico pintor.