jueves, 8 de octubre de 2015

Fermín García Sevilla y EFECTO CONTRALUZ

Fermín García Sevilla nacido en Tomelloso (Ciudad Real, 1961)  es autodidacta pero de los de verdad, de los que se forma a sí mismo estudiando, investigando y experimentando. Se inicia en la competición concurriendo a certámenes, dándose a conocer por este camino.

En 1986 obtiene el Primer premio de pintura CIUDAD DE TOMELLOSO, presentando su primera exposición individual en la Casa de la Cultura de su ciudad. En 1988 obtiene el primer premio XXV ANIVERSARIO DE LA COOPERATIVA VIRGEN DE LAS VIÑAS de Tomelloso. En 1989 expuso su obra en Madrid y en salas de la Casa de Castilla-La Mancha.

Sigue exponiendo en diversos lugares de la región y en 1997 expone en la Galería SOKOA de Madrid con una obra ya madura y luego pasa a Vitoria, Sitges y Málaga, a la vez que participa en colectivas y certámenes. Ilustra publicaciones, dirige cursos de plástica y es cofundador del grupo MANCHA 10.

Tiene los galardones de CIUDAD DE BOLAÑOS, CIUDAD DE MANZANARES, ARGAMASILLA DE ALBA, ALDEA DEL REY, CIUDAD DE MORAL DE CALATRAVA, CIUDAD DE PUERTOLLANO, nacional MANUEL LÓPEZ DE VILLASEÑOR de Ciudad Real, VILLACARRILLO, WINTENTHUR-CATEDRAL DE BURGOS, NACIONAL DE CUENCA, VERA(Almería), CIUDAD DE RIAZA en 2007.

Su obra forma parte de los museos “López Villaseñor” Ciudad Real, “Antonio López Torres” Tomelloso, Municipal de Puertollano, “Pérez Guerra” Cortelazor la Real y Casa Colón de Huelva.

También en las colecciones de CAJA MADRID, CAJA GUADALAJARA, Diputaciones de Soria y Guadalajara, Caja Rural de Ciudad Real…

VILLARRUBIA. EFECTO CONTRALUZ
Esta obra mide 120x120 pintada al óleo y es Primer Premio en 2005 en VILLARRUBIA DE LOS OJOS y tiene un formato cuadrado y, aunque un soporte cuadrado significa que es neutro, pues en base no hay tensiones, lo cierto es que Fermín lo tensa en varias direcciones como luego ya veremos, destruyendo ese supuesto equilibrio neutralizador.




La luz matinal que baña este paraje la tenemos enfrente girada a la derecha para que veamos las formas, especialmente los árboles, con un luminoso contorno y las sombras proyectadas hacia la izquierda con una ligera inclinación.

Desde el punto de vista del color esta obra nos muestra en la parte superior la zona celeste con su color correspondiente pero no es un azul celeste limpio sino que contiene una serie de matices que tienden al rojo y variaciones violáceas en la izquierda y va transitando al amarillo y variaciones verdes en la derecha.
La franja siguiente hasta la franja del pueblo es una gama de grises terciarios muy variada que produce además una gran sensación de atmósfera por color, tono y el desdibujado.
En la franja que contiene el pueblo los colores se oscurecen y cobran más intensidad o saturación destacando el naranja de los tejados y la silueta de la torre que se sitúa vertical en contraposición de la especie de teselas que semejan los tejados y forman una franja con cierta inclinación respecto al horizonte.

Bajando vemos una zona campestre con gamas de colores amarillos, verdes y naranjas que separan al pueblo de las hileras de árboles. Más abajo hileras de árboles cuyas copas tienen forma oval provocan un gran contraste tonal con sus bordes ribeteados de luz.
Por debajo de los árboles resurge fulgurante el color con destaque de los amarillos y las sobras proyectadas de color violáceo como corresponde al contraste de los complementarios, aunque llenos de matices, que provoca esa reverberación cromática.
El amarillo luminoso, en estado puro, destaca en unos trazos que  conforman una línea recta hacia arriba que sale de tres curvas paralelas en el lateral izquierdo. Hacia abajo tenemos una gran fiesta de colores amarillos luminosos y apagados, ocres, tierras, azules, violáceos, verdes y grises con variados matices que son un auténtico deleite contemplarlos en perfecta armonía.
Si analizamos la estructura compositiva nos encontraremos, a partir del horizonte hacia abajo, con una serie de líneas convergentes en un hipotético punto de fuga situado fuera del cuadro en el lado izquierdo que he señalado en blanco y que dada su inclinación producen dinamismo a la composición.





En la parte inferior vemos también un grupo de líneas convergentes que se dirigen al mismo punto de fuga externo al cuadro y otras con otros destinos.
Igualmente tenemos un grupo que se dirigen hacia el lado contrario pero con diferentes direcciones como pueden verse en rojo.
Los árboles, por si solos, marcan unos ritmos potentes al estar en línea y tener las copas ovales, casi circulares en algunos casos, pero no son los únicos óvalos que hay en la composición como podéis ver, aunque he marcado solo los más importantes. Estos son la nota femenina de esta obra. He destacado en amarillo el círculo más importante, puesto que es el centro de interés al que van dirigidas las miradas por ello es un círculo y no un óvalo, para centrar la atención.




Finalmente podemos comprobar que hay unas líneas cortas verticales, ligeramente inclinadas que completan la estructura compositiva de esta obra.




Así vemos que hay una combinación de líneas unas dirigidas a la derecha y otras a la izquierda que sujetan la estructura principal, luego están las variaciones con unos trazos verticales y todas estas se combinan con las curvas ovales, habiendo un perfecto equilibrio entre lo masculino que representan las rectas y lo femenino que representan las curvas.

He de destacar un símbolo que curiosamente he visto en varias obras de Fermín García Sevilla y que suele estar situado por la misma zona en todos los cuadros, estas curvas paralelas que pueden corresponder a surcos labrados en la tierra formando esta curiosa curva.




Aquí vemos estas curvas en obras diferentes.



















¡Esto es pintura de verdad!





Aquí pueden ver cosas suyas: