lunes, 4 de diciembre de 2023

LA GIOCONDA Leonardo da Vinci

 




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HISTORIA, INVESTIGACIONES Y ATRIBUCIONES

El inagotable retrato de Leonardo da Vinci de 1503 protagonizado por Lisa del Giocondo, mujer de 24 años, madre de cinco hijos y esposa de un rico comerciante de seda florentino, es sin duda la obra de arte más famosa del mundo.

Da Vinci puso un especial énfasis en la Mona Lisa y sabemos que en los últimos años de su vida llevó con él la pintura a todas partes. Sabemos también que era muy esotérico y usaba símbolos en su trabajo para dar mensajes.

Se ha hablado mucho de la misteriosa sonrisa y lo cierto es que el estudio de expertos llega a la conclusión de que La Gioconda mostraba felicidad en un 83%. También detectaron otras emociones: 9% de disgusto, 6% de temor y 2% de enfado.

Desde mi personal punto de vista, pienso que es solo la boca la que insinúa una ligera sonrisa pero no los ojos que muestran ese 9% de disgusto, 6% de temor y 2% de enfado.

Algunos doctores buscan explicaciones peregrinas para explicar el dominio que tenía Leonardo para dar profundidad a sus obras y así dicen: La profundidad de sus pinturas podría ser fruto de un defecto en la vista, una forma de estrabismo llamada exotropía, que habría inducido al artista a "desconectar" en algunos momentos el ojo desviado, que también caracteriza a su cuadro La Gioconda. Este pasaje de visión biocular a monocular explicaría la habilidad del genio renacentista para captar los detalles que marcan la tridimensionalidad de rostros, objetos y paisajes.

En esta línea, respecto al Greco y sus figuras alargadas, inteligentes doctores también dijeron, cuando yo era niño, que tendría una deficiencia visual que le hacía ver las figuras así. Si hubieran conocido sus obras más tempranas se darían cuenta de que su visión era correcta y que si las alargó después fue con la intención de darles mayor espiritualidad junto con la gama de colores que usaba.

Supongo que con el afán de conseguir notoriedad, siempre hay algunos médicos dispuestos a explicar las razones por las que algunos pintores tienen una forma muy peculiar de representar en el lienzo, olvidándose de que ellos saben de medicina pero no tienen ni idea de pintura y de como trabajan, piensan, observan y perciben los pintores.

De igual forma el estudio del neurocientífico Christopher W. Tyler, de la City University de Londres, publicado por la revista Jama Ophthalmology, donde expone que examinando el alineamiento de las pupilas en un autorretrato de da Vinci y en el David de Verrocchio, para el cual Leonardo habría posado como modelo, ve cierta desviación de un ojo con respecto al otro.

El estudio científico después se extiende a otras célebres obras atribuidas a Leonardo, como Salvator Mundi y El hombre de Vitruvio, en las que el artista habría reproducido su defecto visual. Los resultados obtenidos parecen llevar a un diagnóstico de estrabismo, enfermedad que diversos estudiosos atribuyen también a Lisa Gherardini o Mona Lisa, la noble florentina a la que históricamente se considera la modelo, esposa del comerciante florentino Francesco del Giocondo, por eso se lo conoce también como ``La Gioconda''.

Sin embargo, Vinceti no está de acuerdo con que la retratada sea Lisa Gherardini y asegura que el artista pintó a la Mona Lisa en Milán. "En la parte posterior del retrato se encuentra el número '149', con un cuarto número que fue borrado, lo que sugiere que Da Vinci lo produjo cuando estaba en Milán en la década de 1490, utilizando como modelo a una mujer de la corte de Ludovico Sforza, el duque de Milán", agregó Vinceti.

Otros investigadores hablan del número ``72'', aparecido oculto en el arco del puente a la derecha de la figura central, dijo a The Associated Press.




"En el ojo izquierdo aparecen las letras LV que podrían ser las iniciales de Leonardo Da Vinci y en el derecho también hay símbolos. Estos últimos son difíciles de identificar plenamente, pero parecen las letras CE, o podría ser la “B" o una “S”, afirmó Vinceti, quien es el presidente del comité que realizó la investigación.

Están pintadas en negro sobre la mezcla de marrón y verde del fondo del ojo, con el trazo de un pincel delgado.



LA GIOCONDA PICTÓRICAMENTE HABLANDO

Vemos una figura femenina con cabello largo rizado y un liviano velo transparente lo cubre. La blusa de color gris tiene una cenefa circundando el cuello o parte superior, estructurado mediante un cordón, arriba y abajo y, entremedias, unos anillos octogonales enganchados entre sí. Debajo la tela está fruncida y vemos las arrugas en forma vertical pero aparece superpuesta otra cenefa formando una orla, en forma de muelle, que cada tres crestas forma una curiosa cruz. Evidentemente no es posible esta orla superpuesta sobre las arrugas del fruncido como si estuviera el bordado al aire sin apoyarse sobre la tela, pues se supone que debería tenerla la tela, en plano, antes de crear el vestido y por tanto debería verse siguiendo la curvatura de las arrugas y desapareciendo en la parte no visible. De esto nunca he visto que escribiera nadie, de esta impostura irreal que no respeta la forma del fruncido.





El vestido propiamente dicho apenas lo vemos por debajo de la posición de las manos y las mangas de color ocre. Y lleva puesto un guarnello sobre los hombros, una especie de chalina de gasa, que entonces utilizaban las embarazadas o las mujeres que habían sido madres recientemente. Según Mandeep Mehra, tras su estudio de las facciones aseguró que no estaba embarazada, sino que ya había dado a luz.

La figura está sentada sobre un sillón y apoya su brazo izquierdo sobre el posabrazos correspondiente del sillón, y la mano derecha sobre la mano izquierda.

El fondo corresponde a un paisaje real según han identificado algunos expertos, con el camino de la izquierda del cuadro que lleva al río y el puente de la derecha.

También el análisis de las imágenes captadas por los drones permitieron confirmar que las formaciones rocosas o peñascos en forma de pirámide que están pintadas en el cuadro pertenecen a la zona alta del valle del río Arno, a 15 kilómetros del puente de Laterina.




Vemos en este fondo, en el cuadro, como dos planos de color, el más cercano en colores tierra y el más lejano en colores azules. Esta es una forma convencional de provocar la sensación de lejanía y por tanto de profundidad, pero, en mi opinión, no es real pues el cambio es más progresivo. Si observamos el Jardín de las Delicias de El Bosco, veremos la misma manera brusca de pasar de los colores vivos a los azulados.

La técnica fundamental empleada por Leonardo es la veladura, donde el color es diluido mediante una mezcla de trementina y aceite de linaza variando la proporción según las capas, siendo menos graso en las primeras capas que en las finales. Esta técnica permite unas capas delgadas transparentes por lo que no vemos huella del pincel y unos cambios suaves en las transiciones de luz a sombra que es la esencia del “sfumato”.

El esfumado (del italiano sfumato) es una técnica pictórica que se obtiene por aumentar varias capas de pintura extremadamente delicadas, proporcionando a la composición unos contornos imprecisos, así como un aspecto de antigüedad y lejanía. Se utilizaba en los cuadros del Renacimiento para dar una impresión de profundidad. La invención de esta técnica, así como su nombre “sfumato”, se deben a Leonardo da Vinci, que la describía como "sin líneas o bordes, en forma de humo o más allá del plano de enfoque".

Según las investigaciones de Pascal Cotte,2​ basadas en un análisis multi-espectral del cuadro La Gioconda, la técnica utilizada por Leonardo podría consistir en los pasos siguientes:

-Sobre una plancha de madera de álamo, se aplica una preparación blanca de carbonato de calcio, blanco de zinc y cola de conejo (huesos molidos). A todo esto se le conoce como creta o imprimatura.

-Se traza un primer esbozo al pincel.

-Aplicación de una veladura (delgada capa de color), al óleo, sobre toda la superficie del cuadro.

-Se añaden las sombras y los valores intermedios. En el caso del ojo izquierdo de Mona Lisa, esta operación se hizo con tierra de Siena muy diluida.

-Con la punta del pincel, se “plumean” las sombras y los valores intermedios.

-Se aplica sobre espacios entre trazo y trazo, para homogeneizar.

-Toque final: graduación tonal mediante retoques y veladuras específicas hasta conseguir el efecto de degradado suave entre las zonas de sombra y las de luz.

-Al final no queda en el cuadro el mínimo trazo de pincel, haciendo muy difícil saber a simple vista cuál ha sido la técnica pictórica empleada.




Relativo al rostro de la dama, lo primero que nos sorprende es que no tiene cejas. Unos dicen que era una moda de la época renacentista y otros dicen que solo las prostitutas se afeitaban las cejas.




Al acercarnos apreciamos mejor las facciones, como se ha resuelto el cabello y la transparencia del velo que cubre el cabello.






Podemos observar ahora como una mancha cercana al lagrimal del ojo izquierdo del rostro, un pequeño quiste graso.




Aquí centramos nuestra atención en los órganos expresivos ojos, nariz y boca para analizar la expresión, en este caso la enigmática sonrisa de la que habla todo el mundo.




Si observamos la boca, vemos las comisuras de los labios ligeramente hacia arriba, signo inequívoco de la sonrisa, muy suave y discreta.




Sin embargo los ojos no nos dicen eso sino como decíamos antes disgusto, temor, enfado.

Vemos también como el tratamiento pictórico es suave, delicado, con transiciones de luz a sombra sutiles y transparentes.





Para los no avezados en la contemplación de pintura antigua deben saber que esas múltiples líneas verticales y horizontales, formando como una cuadrícula, que aprecian aquí, corresponde al cuarteado de la pintura que se produce a lo largo del tiempo debido a la dilatación y contracción de las diferentes capas de pintura.

Desgraciadamente, aunque la foto sea de alta resolución no tiene la suficiente para ver esas letras que dicen algunos, pero el juego de la luz moldea perfectamente las formas, los volúmenes






Las manos están tratadas con una delicadeza sublime permitiendo ver lo que se ve a distancia, es decir, no vemos las arrugas propias de los dedos ni las uñas, salvo una, la del dedo corazón.

Hay muchas más historias que se cuentan de esta obra maravillosa y famosa, como la desaparicaión durante mucho tiempo y el robo que se produjo en el pasado siglo y tal vez eso ha contribuido a su fama.