jueves, 17 de mayo de 2007

LA CREACIÓN Y EL RECONOCIMIENTO


Todos sabemos que en España, no se si en los demás paises, das una patada a una piedra y salen mil artistas: pintores, escultores, poetas, escritores, actores...y no se si cada uno de nosotros lleva dentro un artista frustrado. Pero lo cierto es que, en la mayoría de los casos, quienes al final darán de comer a estos artistas es el gran público, salvo en Artes Plásticas que sigue siendo arte de élite, y aquí se produce la paradoja. La mayoría de la gente no tiene suficiente formación artística como para poder apreciar y valorar las obras creadas por los artistas, por tanto se entiende que la inmensa mayoría de los artistas no puedan vivir de su arte sino que han de comer de otra actividad y trabajar su arte en el tiempo libre que, dadas las circunstancias, no es mucho. Así aparecen infinidad de pintores, escultores, poetas, escritores, actores, músicos, etc. que oficialmente son aficionados más o menos avanzados que se presentan a infinidad de concursos, por si suena la flauta, actúan, muestran, exponen gratuitamente o lo que es peor, pagando, para que algunas personas, pocas normalmente, vean, contemplen, escuchen su arte.


El gran público es capaz de pagar, a veces lo que sea, por disfrutar del arte de un famoso, incluso aunque no sea artista, basta con que sea famoso por otras cuestiones incluso inconfesables, pero no está dispuesto a pagar por contemplar, leer o escuchar una buena obra de alguien desconocido. Y ¿cual es la razón? Entre otras la ignorancia sobre esa rama del arte en concreto o sobre el arte en general.
En lo referente a los artistas plásticos, son de los que lo tienen más difícil, salvo que se acomoden a una pintura casi fotográfica y sus obras no se coticen muy alto. En caso contrario la gente prefiere comprar una lámina por 10 €, le pone un marco de 60 € y lo cuelga todo contenta en el salón de su casa que acomodarlo y amueblarlo le ha costado como poco 7000 €.
Yo creo que si tuviéramos mínimamente desarrollada una sensibilidad estética y comprendiéramos mínimamente una obra de arte, no actuaríamos así.