Este es el comienzo de una serie de "posts" donde trataremos las leyes de la composición aplicables a las artes plásticas.
Al componer el artista ha de conseguir armonizar, unir, relacionar líneas, masas y tonos, llevando la mirada del espectador por el camino que él quiera y ahí es donde está el movimiento y el cambio de formas.
Las masas dependiendo de su superficie y su tono tienen un peso y este debe equilibrarse en la superficie del cuadro.
La dirección del trazo, de la pincelada, pueden crear un fuerte ritmo. Obsérvese en las obras de los impresionistas, especialmente Van Gogh.
En definitiva una repetición de trazos que estructuran una línea crea un ritmo. Una repetición de formas o colores que no están cercanos crean como unos ecos de los mismos, esto también es ritmo.