No sé si mi método es conocido por algunos pero estoy
convencido de que pocos lo conocen.
Cuando terminamos nuestra sesión de pintura, en la paleta
nos quedan los pegotes de pintura de los colores utilizados así como los restos
de las mezclas que hayamos hecho durante la ejecución del cuadro ¿Qué hacemos
con estos restos?
Si estamos en invierno lo que nos resulta más cómodo es no
tocar la paleta y para que la pintura no se seque, especialmente en el caso de
capas finas de las mezclas y/o pequeños pegotes, bastará con que pongamos la
paleta en una caja y la cubramos con un paño húmedo. En la siguiente sesión, al
terminar, deberemos limpiar con la espátula toda la paleta y los pegotes que
tengamos más grandes podemos usarlos para realizar experimentos o esbozos y así
no lo desperdiciamos del todo. La paleta podemos limpiarla un poco más con un
trapo impregnado de aguarrás. No obstante, este método provoca que, con el
tiempo, las capas sucesivas de residuos de pintura aumentan el grosor y peso de
la paleta, resultando penoso sujetar la paleta durante mucho tiempo, aparte de
los recovecos, hoyos y salientes de la superficie de la misma que hace cada vez
más difícil su limpieza y uso. También la influencia de los colores secos nos
falseará el color de las mezclas. Llega un momento en que dados los inconvenientes
del estado de la paleta debemos utilizar una nueva y la vieja la guardamos de
recuerdo hasta que juntas demasiadas y finalmente las tiramos. Por eso no tengo
ninguna de aquellas paletas que usé. También podemos rasparla con un escoplo o
formón o calentarla con un soplete para quitar la pintura y luego lijarla, pero
es bastante penoso.
Otro método es usar las paletas de papel, ese bloc que nos
permite tirar las hojas cada día al terminar la sesión. Los colores podemos
usarlos con los conocidos experimentos y apuntes o directamente los tiramos
desperdiciando dicha pintura.
Si los restos son cantidades pequeñas, insignificantes,
sencillamente lo retiramos con una espátula y luego, con trapos o papel
impregnados de aguarrás, limpiamos perfectamente la paleta dejándola más limpia
que una patena.
Pero pongámonos que es verano, hemos echado unos buenos
pegotes de pintura que no hemos gastado y no tenemos ganas de hacer
experimentos, esbozos ni nada; solo queremos recoger, limpiar y darlo todo por
terminado por ese día. ¿Qué hacemos entonces? ¿Tiramos la pintura sobrante con
lo cara que cuesta?
Pues no, no vamos a tirar nada y aquí viene mi método para dejar la paleta limpia
como la patena. ¿Qué haremos?
Retiramos los colores uno a uno, también las mezclas que
hayamos hecho, con una espátula y los trasladamos a un CD que tengamos
estropeado o sin uso, de esos que hemos grabado mal o que se ha rayado tanto
que no hay quien lo escuche.
Una vez trasladados
todos los colores lo metemos en una bandeja o recipiente que contenga agua
hasta una altura suficiente para cubrir los colores de nuestro CD y ahí los
dejamos sumergido hasta el día siguiente.
Mientras tanto
podemos limpiar la paleta con papel higiénico o de cocina. Una vez retirada así
la pintura, tomamos otro trozo de papel, lo impregnamos en aguarrás y repetimos
la limpieza hasta dejar la paleta limpia y reluciente como una patena.
Al día siguiente, sacamos el CD y para que no nos vaya
chorreando el agua al trasladarlo tomamos un trozo de papel higiénico o de
cocina y lo ponemos en el borde del CD donde no haya pintura, inclinándolo
hacia la vertical, estando el papel en la parte inferior. De esta forma el agua
escurre hacia el papel, pudiendo ponerlo en esta posición apoyando sobre un
tablero y el borde superior que apoye sobre una botella u otro objeto para
mantenerse casi vertical, escurriendo así el agua. Pasados unos 10 ó 15
minutos, podemos trasladar los colores a la paleta y comenzar nuestra sesión de
trabajo.
Evidentemente, cuando trasladamos los colores del CD a la
paleta, en dicho CD quedan los restos de los colores que había, por tanto es
necesario limpiar con papel dicho CD, pero procurad no usar aguarrás pues al
final el CD se vuelve quebradizo y se parte. Si lo limpiáis inmediatamente de
quitar los colores, se limpia perfectamente con simple papel higiénico o de
cocina.
Esta paleta que veis lleva 6 años sirviéndome todos los
días, salvo los domingos que la dejo descansar. La compré en madera viva y la
barnicé, quedando suavemente granulada aunque lijé la primera capa. Con el uso
y limpieza ha quedado como los tableros de una guitarra, suave y brillante
gracias a la mezcla de aceite de linaza y aguarrás que se produce con el uso y
limpieza.