Hay mucha gente que se empeña en querer cambiarnos la realidad o más bien en hacernos creer que la realidad es diferente de la que nosotros percibimos, y ponen mucho esfuerzo en ello. Unos de estos grupos de influencia son los movimientos religiosos que en todas las épocas se dedican a machacar a la humanidad con una visión del presunto mundo espiritual absolutamente trágica y mágica, pues es la manera de que la gente pueda creer en el dios del cual nos hablan. ¿Cómo podríamos creer en un dios que no sea un mago que hace cosas imposibles, resolviendo los graves problemas que tenemos y que llamamos milagros? La realidad es que ellos nos hablan de algo que nadie conoce, nadie lo sabe, y ellos tampoco, simplemente algunos de ellos lo creen pues es lo que les han inculcado, pero dudo que los dirigentes crean lo que predican sus comunicadores.Como siempre, pido disculpas a aquellas personas que son creyentes y que puedan sentirse ofendidas, pero de la misma forma que ellos son libres de manifestar sus creencias, yo también lo soy de manifestar las mías y hago uso de mi libertad de expresión, sin que esté en mi ánimo molestar u ofender a nadie.
Os voy a hablar del MILENARISMO o quiliasmo que es la doctrina según la cual Cristo volverá para reinar sobre la Tierra durante mil años, antes del último combate contra el mal, produciendo la condena del diablo a perder toda su influencia para la eternidad y comenzar el Juicio Universal.
Esto no es nuevo pues tuvo influencia ya en la Iglesia del siglo II de la era cristiana, en la Edad Media y durante el siglo XX entre teólogos católicos de América del Sur influidos por la obra del jesuita chileno Manuel Lacunza. Actualmente, es recordada entre algunos católicos tradicionalistas y protestantes fundamentalistas y muy especialmente la están predicando los Testigos de Jehová.
La doctrina del milenarismo se apoya en el libro del Apocalipsis (revelación), atribuido a San Juan. Se calcula que fue escrito hacia el año 96 d. C. Específicamente, toma literalmente el capítulo 20 de este libro profético en el que se dice que el diablo permanecerá encarcelado en el abismo por mil años. Apocalipsis 20:4-5 dice que en ese tiempo, Cristo volverá y reinará junto a los mártires y aquellos que no habían adorado a la bestia. El diablo será liberado por un breve tiempo al finalizar ese período. Levantará contra Cristo las naciones de Gog y Magog y marchará por toda la tierra hasta rodear el campamento de los santos. Entonces, caerá fuego del cielo y los consumirá. El diablo será arrojado a un estanque de azufre junto al falso profeta y la Bestia. A continuación, ocurrirá el Juicio de las Naciones o Juicio Universal: todos los muertos resucitarán y comparecerán frente a Cristo, quien los juzgará según sus acciones. Los que no estén en El Libro de la Vida serán arrojados también al estanque de fuego, lugar que indica una destrucción eterna.
Por eso comenzó a llamarse milenaristas a los movimientos religiosos que ponen énfasis en el regreso de Cristo, la fundación de la Nueva Jerusalén (la ciudad de los justos) y el castigo a los pecadores.
La caída del Imperio bizantino (1453) mereció interpretaciones milenaristas, también el descubrimiento de América movió a muchos espíritus a entender el acontecimiento como un signo de la llegada de los tiempos profetizados por San Juan.
La reforma protestante del siglo XVI vino luego a prestar terreno fértil para una nueva ola de difusión del pensamiento milenarista, que tomaría las formas más diversas, inspirando desde respetables sociedades científicas en Inglaterra hasta muchos de los emigrantes que partirían para buscar la tierra prometida más allá del Atlántico. El propio Isaac Newton, el descubridor de la ley de la gravedad, escribió sobre la antigua profecía e hizo cálculos acerca del cumplimiento de sus plazos. En 1595 se publicaron las profecías de San Malaquías, supuestamente datadas en el siglo XII, que han adquirido un carácter apocalíptico fijando una fecha aproximada del fin del mundo a través de una lista de Papas. Dado que esta profecía determina una fecha próxima para tal suceso (después del actual papa, Francisco, hasta el fin del mundo quedaría un solo papa: Pedro de Roma), han adquirido gran popularidad recientemente.
Los Testigos de Jehová también sostienen la idea de un reino milenario. El concepto de un milenio de paz y prosperidad en la tierra bajo el gobierno de Jesucristo y de 144.000 elegidos es una de las enseñanzas y creencias fundamentales de este grupo, muy repetida en sus publicaciones.
A lo largo del siglo XX los Testigos de Jehová han anunciado varias veces la venida de Jesucristo, la primera para 1914 en la 1ª Guerra Mundial, alguna más en fechas posteriores, una de ellas fue para el año 2000 el cambio de milenio, otra para el 2012 que según algunos que interpretaron el “calendario maya” iba a cambiar el mundo, y ahora están de nuevo predicando con celo, aunque desde el error de 1914 ya no dan fecha concreta sino que dicen que pronto ocurrirá, que está cerca.
Considerando el concepto antropomórfico del dios cristiano y su capacidad mágica de hacer cualquier cosa -aunque vaya contra natura-, de su hijo Jesucristo que también es dios y que presuntamente ascendió al cielo, pues es claro que puede venir por aquí cuando le parezca bien y asentarse como rey universal o más bien mundial y así Dios Padre y Dios Hijo, pueden gobernar este planeta. Todo esto para los creyentes les puede parecer normal, factible, posible y sin problema alguno. La pregunta que me hago es qué pensarán los adeptos de otras religiones y si aceptarían que gobernase Jehová y Jesucristo en vez de Alá y Mahoma, Buda, Brahma u otros dioses.
Pero si consideramos que el Universo y la Naturaleza tienen una forma lógica de funcionar, matemática y cumpliendo un perfecto programa de acción-reacción que se cumple de manera inexorable, no queda hueco para la magia y las cosas fantásticas.
Dicho en román paladino, el único dios posible es el Creador del Universo, por tanto es el Universo mismo con todo su contenido y con su programa, que dice a cada elemento existente como debe funcionar, reaccionar y actuar de acuerdo a las características físicas, químicas y energéticas definidas para él, por tanto no cabe la magia ni la actuación caprichosa de este dios. Si este es el dios posible, entonces es imposible que tenga un hijo humano, salvo que llamemos hijos a todos los elementos existentes que se han ido creando, desarrollando y evolucionando a lo largo y ancho del espacio-tiempo y, en ese caso, todos nosotros somos también hijos de Dios sin distinción alguna.
Y para terminar, la prueba más palpable de la milonga que nos están contando es que llevamos casi 2.000 años en que, a pesar de los muchos agoreros que han predicado este hecho fantástico, la realidad es que no ha ocurrido absolutamente nada en la línea de lo que anuncian.
En mi opinión, se comete un error grave cuando nos creemos lo que dice cualquier escrito interpretándolo al pie de la letra y otros lo que hacen es utilizar escritos antiguos para interpretarlos según convenga a sus intereses.
Esto me lleva a la conclusión de que las religiones aplican técnicas de marketing con su propaganda para engañar a las masas, metiéndoles el miedo en el cuerpo para así conseguir adeptos sobre los que poder ejercer su poder. Además, si van a gobernar el mismo Dios Creador y su hijo Jesucristo ¿por qué habríamos de preocuparnos? Así nos libraríamos de la esclavizante élite que nos machaca de manera continua, creando nuestra desgraciada realidad mediante crisis financieras, guerras y pandemias, y nos libraríamos también de la panda de sinvergüenzas mentirosos que nos gobiernan, puros ejecutores de las órdenes de la élite. Pero desgraciadamente eso no ocurrirá, es de las pocas cosas que estoy seguro que jamás sucederán, excepto el fin del mundo cuando colapse el Universo dentro de 17 mil millones de años, más o menos, según preconiza la ciencia; pero no vendrán ni el Padre ni el Hijo, ni siquiera a hacernos una visita de despedida.