martes, 23 de enero de 2024

RADIACIONES ELECTROMAGNÉTICAS Y EL CUERPO HUMANO

 


Llevamos millones de años recibiendo todo tipo de radiaciones cósmicas en el planeta y sin embargo seguimos vivos. Desde que se inventó la radio por Marconi 1874/1937, hemos soportado ondas electromagnéticas de radio en una gama de frecuencias de Kiloherztios a Megahertzios. Subieron las frecuencias de transmisión desde los MHz a los GHz con la transmisión de televisión. Los teléfonos inalámbricos comenzaron a funcionar en España en 1976 aunque muy pocos teléfonos en principio, que fueron aumentando con el tiempo y estos funcionaron en una frecuencia ligeramente superior a la de TV, por tanto todo eso que se habla del 5G y sus peligros, está fuera de lugar. En cualquier radiación hay que tener en cuenta, además de la frecuencia, que define que tipo de influencia puede provocar en el cuerpo humano, son importantes la intensidad de la señal y el tiempo que uno está sometido a esa señal. Así mismo la intensidad de la señal será diferente dependiendo de si uno está en el exterior o si está en el interior de una casa, un vehículo u otro habitáculo que sirven de atenuador o protector de la misma, así como de la distancia a la antena o fuente de radiación.

Así vemos que si en verano te expones al sol en las horas de más calor, recibirás especialmente rayos infrarrojos que calientan la piel y la ponen roja al quemarla, también recibes rayos ultravioleta que son los que te ponen moreno pero para recibir menos daño se deben tomar por la mañana o por la tarde, no a mediodía que los infrarrojos están muy altos. Los rayos X y los rayos Gamma pertenecen a una frecuencia muy alta, penetran en el cuerpo y pueden dañar y destruir células, pero eso no ocurre con las frecuencias más bajas. Sin embargo, lo que si puede hacer mucho daño interno, son las frecuencias muy bajas llamadas ultrasonidos, por tanto por debajo de las frecuencias audible, porque hacen vibrar los órganos y los puede desprender de sus puntos de sujeción. Esto es en resumen como funcionan las ondas y como afectan, todo lo demás son especulaciones sin sentido que demuestran la gran ignorancia de los que hablan y de los que escuchan.

Ha habido y siguen habiendo varias investigaciones al respecto pero no se ponen de acuerdo los científicos y muchos de los resultados publicados no son fiables o no están comprobados por los pares.

No obstante al desconocer aún que sucederá a largo plazo, se aconseja una exposición a estas ondas tan baja como sea posible, y el Principio de Precaución, que indica que habría que evitar exposiciones innecesarias mientras exista incertidumbre científica y que se proteja especialmente a los niños y a la juventud.

Igualmente, establece unos niveles máximos de exposición para la telefonía inalámbrica en las zonas interiores de 0,6 voltios por metro (0,1 microvatios por centímetro cuadrado o µW/cm² ) o que se determine la ubicación de las nuevas antenas base no basándose solo en los intereses de los operadores.

Se pacta entre ayuntamientos y comunidades escolares un nivel de radiación de 0,1 µW/cm para las zonas sensibles de esta comunidad, como guarderías, centros escolares, hospitales, geriátricos…

Las radiaciones electromagnéticas pueden convertirse en grandes aliados de la salud debido a sus múltiples aplicaciones terapéuticas. Un ejemplo de ello es la soldadura de los huesos con piezoelectricidad- que ocurre de forma natural al caminar, debido a la fricción entre el suelo y los pies- promoviendo de esta forma la regeneración de los osteoblastos. Estas radiaciones también permiten a los médicos mejorar el diagnóstico de diversas patologías gracias a los rayos X, el escáner y la Resonancia Magnético Nuclear (RMN).


El equipo de la UAH ha encontrado una nueva aplicación del electromagnetismo y mitiga los temblores del Parkison con un gorro, que estimula los ganglios basales del cerebro, mediante un campo magnético. “Cuando falla la química en la sinapsis se puede restablecer la comunicación entre las neuronas mediante un campo electromagnético.  También hay tratamientos de magnetoterapia que es una técnica de fisioterapia que utiliza campos magnéticos para restituir el equilibrio bioquímico celular. La técnica se basa en que las células se componen de cargas eléctricas y por eso, al enfermarse la persona ocurre un desequilibrio energético en su organismo. Además del efecto analgésico y antiinflamatorio, la magnetoterapia ayuda a reactivar la circulación sanguínea, en particular la microcirculación, a mejorar los procesos de cicatrización, a la recuperación de los tejidos y a relajar la musculatura.

Los móviles se comunican entre sí mediante ondas de radio a través de una red de antenas fijas denominadas estaciones base. Las ondas de radiofrecuencia mediante las cuales se comunican estos teléfonos son campos electromagnéticos que, a diferencia de las radiaciones ionizantes, como por ejemplo los rayos X o las radiaciones gamma, no tienen capacidad para romper los enlaces químicos de las moléculas ni causar ionización en las células del cuerpo humano.

Los teléfonos móviles transmiten ondas de radiofrecuencias de potencia baja, que oscila entre los 450 y 2700 MHz, con un pico de potencia que alcanza a lo sumo los 2 vatios.

A corto plazo, la principal consecuencia de la exposición a ondas electromagnéticas es el aumento de la temperatura de los tejidos expuestos. En el caso de las frecuencias utilizadas por los teléfonos móviles, la mayor parte de la energía es absorbida por la piel y otros tejidos superficiales, de manera que el posible aumento de temperatura que se pudiera dar en el cerebro u otros órganos del cuerpo es prácticamente nulo.

Diversos estudios han investigado los efectos de los campos de radiofrecuencia sobre la actividad eléctrica cerebral, la cognición, el sueño, el ritmo cardíaco y la presión arterial. Por el momento, estos estudios parecen mostrar que no existe evidencia científica de que la exposición a campos de radiofrecuencia de nivel inferior a los que provocan el calentamiento de los tejidos tenga algún efecto perjudicial para la salud.

Asimismo, tampoco se ha logrado probar que exista una relación causa-efecto entre la exposición a campos electromagnéticos y ciertos síntomas notificados por algunos pacientes, un fenómeno conocido como hipersensibilidad electromagnética. Estas personas refieren padecer dolores de cabeza, insomnio, irritabilidad, ansiedad o alteraciones del estado de ánimo. Sin embargo recuerdo a una persona que trabajaba a menos de 2 metros de un transformador de alta tensión en el cual medí el potencial de su campo electromagnético y estaba diez veces por debajo del nivel permitido. Recordemos que la frecuencia de la corriente eléctrica alterna es de 50 Hz. No obstante le pregunté si él había notado algo en especial y me dijo que antes de ocupar esa posición padecía de jaquecas continuas y a partir del momento que lo situaron ahí desapareció ese problema. Le explicación es que el campo electromagnético dilataba sus venas, facilitando la circulación sanguínea a su cerebro.

La longitud de onda y la frecuencia determinan otra característica importante de los campos electromagnéticos. Las ondas electromagnéticas son transportadas por partículas llamadas cuantos de luz. Los cuantos de luz de ondas con frecuencias más altas (longitudes de onda más cortas) transportan más energía que los de las ondas de menor frecuencia (longitudes de onda más largas). Algunas ondas electromagnéticas transportan tanta energía por cuanto de luz que son capaces de romper los enlaces entre las moléculas. De las radiaciones que componen el espectro electromagnético, los rayos gamma que emiten los materiales radioactivos, los rayos cósmicos y los rayos X tienen esta capacidad y se conocen como «radiación ionizante». Las radiaciones compuestas por cuantos de luz sin energía suficiente para romper los enlaces moleculares se conocen como «radiación no ionizante». Las fuentes de campos electromagnéticos generadas por el hombre que constituyen una parte fundamental de las sociedades industriales (la electricidad, las microondas y los campos de radiofrecuencia) están en el extremo del espectro electromagnético correspondiente a longitudes de onda relativamente largas y frecuencias bajas y sus cuantos no son capaces de romper enlaces químicos. 

Las radiaciones no ionizantes constituyen, en general, la parte del espectro electromagnético cuya energía es demasiado débil para romper enlaces atómicos. Entre ellas cabe citar la radiación ultravioleta, la luz visible, la radiación infrarroja, los campos de radiofrecuencias y microondas, los campos de frecuencias extremadamente bajas y los campos eléctricos y magnéticos estáticos.

Se han llevado a cabo muchos estudios, pero a fecha de hoy no se ha confirmado que el uso del teléfono móvil suponga un perjuicio claro para la salud.