miércoles, 3 de marzo de 2021

LA CAPILLA SIXTINA 51 (LA MUERTE DE NICANOR)

 



 

Los medallones 5 y 6 están en la escena de La creación de Eva y llevan el nombre de La muerte de Nicanor y Alejandro Magno ante el Sumo Sacerdote.

La muerte de Nicanor pertenece al Segundo libro de los Macabeos y muestra, de manera sincrónica, los despojos del vencido Nicanor después de las batallas de los judíos en las puertas de Samaria.

 Mientras la gente de Nicanor avanzaba al son de las trompetas y cantos de guerra, los hombres de Judas entablaron combate con el enemigo entre invocaciones y plegarias. Luchando con las manos, pero orando a Dios en su corazón, abatieron no menos de 35.000 hombres, regocijándose mucho por la manifestación de Dios. Al volver de su empresa, en gozoso retorno, reconocieron a Nicanor caído, con su armadura. (2 M 15, 25-28).

 


 

LA CAPILLA SIXTINA 50 (La Muerte de Absalón)

 



 

Los siguientes medallones se ubican en la escena de La separación del cielo y de la tierra y se titulan La muerte de Absalón y La curación de Naamán (este segundo está inacabado, pero según algunas fuentes Miguel Ángel representaría esa escena en el interior de haberlo terminado).




La muerte de Absalón pertenece al Segundo libro de Samuel muestra cómo el hijo predilecto de David es asesinado al quedarse sus cabellos enredados en un árbol.

Absalón se topó con los veteranos de David. Iba Absalón montado en un mulo y el mulo se metió bajo el ramaje de una gran encina. La cabeza de Absalón se trabó y quedó en la encina colgado entre el cielo y la tierra, mientras que el mulo que estaba debajo de él siguió adelante. Lo vio un hombre y se lo avisó a Joab diciendo:«He visto a Absalón colgado de una encina». Joab dijo al hombre que le avisaba:«Y viéndole ¿por qué no le has derribado allí mismo en tierra?» […] Respondió Joab:«No voy a estarme mirando tu cara». Y tomando tres dardos en su mano los clavó en el corazón de Absalón, que estaba todavía vivo en medio de la encina. Luego se acercaron diez jóvenes, escuderos de Joab, que hirieron a Absalón y lo remataron. (2 S 18, 9-11, 14-15).

 

 

LA CAPILLA SIXTINA 49 (El sacrificio de Isaac)

 



 

 

El sacrificio de Isaac pertenece al Génesis y describe el momento en que Abraham, su padre, está a punto de acabar con la vida de Isaac por orden del Señor.

  

Llegados al lugar que le había dicho Dios, construyó ahí Abraham el altar, y dispuso la leña; luego ató a Isaac, su hijo, y le puso sobre el arca, encima de la leña. Alargó Abraham la mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. Entonces le llamó el Ángel de Yahveh desde los cielos diciendo: «¡Abraham, Abraham!». Él dijo: «Heme aquí». Dijo el Ángel: «No alargues tu mano contra el niño, ni le hagas nada, que ahora ya sé que tú eres temeroso de Dios, ya que no me has negado a tu hijo, tu único». (Gn 22, 9-12).

LA CAPILLA SIXTINA 48 (Elías en el Carro de Fuego)

 



Los dos primeros medallones pertenecen a la escena de La separación de la luz y la oscuridad y se titulan Elías en el carro de fuego y El sacrificio de Isaac.

 


Elías en el carro de fuego es un relato perteneciente al Segundo libro de los Reyes y muestra la ascensión del profeta a los cielos.

 

 

Iban caminando mientras hablaban, cuando un carro de fuego con caballos de fuego se interpuso entre ellos; y Elías subió al cielo en el torbellino. Eliseo le veía y clamaba: «¡Padre mío, padre mío! ¡Carro y caballos de Israel! ¡Auriga suyo!». Y no le vio más. Asió sus vestidos y los desgarró en dos. Tomó el manto que se le había caído a Elías y se volvió, parándose en la orilla del Jordán. (2 R 2, 11-13).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA CAPILLA SIXTINA 47 (IGNUDI, MEDALLONES Y FALSA ARQUITECTURA)

 




Miguel Ángel, a la hora de distribuir el espacio de la Capilla Sixtina para pintarla, decidió crear una falsa arquitectura a partir de las enjutas situadas sobre unos ventanales, en la parte baja de la bóveda. Partiendo de este punto, el artista ideó una serie de diez arcos fajones atravesados por dos falsas cornisas que dividían el espacio en nueve zonas centrales de dos tamaños donde se muestran escenas del Génesis (desde La separación de la luz y la oscuridad hasta La embriaguez de Noé). La técnica utilizada para representar esta arquitectura es la grisalla, la cual se emplea para imitar el bajo relieve utilizando los colores blanco y gris. En este caso, imita el mármol.

El Antiguo Testamento también está reflejado en las pechinas, los lunetos, las enjutas y los diez medallones ubicados en cinco de los espacios centrales que narran escenas de La historia de los macabeos, que complementan los relatos principales.

Dejando de lado las figuras propiamente bíblicas, Miguel Ángel pintó diversas figuras que en un principio no tienen un significado bíblico: hombres desnudos llamados ignudi. Los ignudi aparecen sentados encima de los ábacos de los falsos arcos y en la zona inmediatamente inferior, encontramos unos putti (figuras de ángeles o querubines) también desnudos. El desnudo es un aspecto que realmente interesa a Miguel Ángel, pues trabaja la anatomía (sobre todo masculina) tanto en las escenas propiamente bíblicas como en las figuras ornamentales, en este caso los ignudi y los putti. Algunas de las características más visibles son su gran tamaño (aunque los contiguos a la escena de La separación de la luz y la oscuridad son mayores que los de La embriaguez de Noé) y su gran gestualidad única en cada uno de ellos. Cabe destacar la presencia de hojas de roble y bellotas doradas sujetadas por los mismos personajes desnudos (aparte de en otras zonas de la bóveda). Es un símbolo que hace referencia a la familia de Sixto IV y Julio II, Della Rovere. La intencionalidad del autor no es simplemente formal, pues pretende demostrar sus habilidades al trabajar el cuerpo humano (como ya señalaba Vasari). Su función es mediar entre lo terrenal y lo divino, ya que ocupan el lugar donde deberían estar los ángeles.

Cinco son las escenas flanqueadas por cuatro ignudi en cada una (cada medallón está ubicado entre dos de las figuras).

Los medallones serán analizados de este a oeste, como en los anteriores apartados. Como se puede observar en la foto general, nuestro artista plasmó diez medallones en la bóveda pese a que uno está inacabado, sin representación visible en su interior. Están pintados con una gama cromática terrosa y con pan de oro, lo que dotan a los medallones de un aspecto de bronce.

 

 

LA CAPILLA SIXTINA 46 (La embriaguez de Noé)

 







La tercera y última escena es una narración sinóptica titulada La embriaguez de Noé, la cual tiene lugar tiempo después del Diluvio.

Noé está representado desnudo y tumbado en el suelo aunque intenta incorporarse, pero su estado no le permite mantenerse en pie. A su derecha, sus tres hijos adoptan diversas posturas ante el padre ebrio: Cam parece burlarse de él mientras que Sem intenta evitarlo. Jafet, sin mirar directamente a Noé, cubre su cuerpo con un manto.

En la parte posterior, podemos observar una segunda representación de Noé en la que se le representa trabajando la tierra (la viña). Esta imagen ayuda al espectador a recordar el motivo de la embriaguez del personaje (el excesivo consumo de vino).

Así, en este fresco se plasman los malos comportamientos tanto de Noé por pecar abusando de la bebida como la de alguno de los hijos, que actúa sin compasión ante el padre.

 

Noé se dedicó a la labranza y plantó una viña. Bebió del vino, se embriagó, y quedó desnudo en medio de su tienda. Vio Cam, padre de Canaán, la desnudez de su padre, y avisó a sus dos hermanos. Entonces Sem y Jafet tomaron el manto, se lo echaron al hombro los dos, y andando hacia atrás, vueltas las caras, cubrieron la desnudez de su padre sin verla. Cuando despertó Noé de su embriaguez y supo lo que había hecho con él su hijo menor, dijo: «¡Maldito sea Canaán! ¡Siervo de siervos sea para sus hermanos!». Y dijo: «¡Bendito sea Yahveh, el dios de Sem, y sea Canaán esclavo suyo! ¡Haga Dios dilatado a Jafet; habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán esclavo suyo!». (Gn 9, 20-27).

 

 

LA CAPILLA SIXTINA 45 (El diluvio Universal)

 





El segundo fresco es una de las escenas más famosas tanto de la obra de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina como de los relatos del Génesis: El Diluvio Universal. Según el biógrafo Condivi, esta fue la primera escena que pintó en la Capilla Sixtina, considerándose por los estudiosos como una de las más vastas de toda la composición.

El desarrollo de los acontecimientos crea un ambiente agitado, turbulento y trágico a través de diversos planos donde se plasma la desesperación de la humanidad y que Miguel Ángel hace posible a través de los múltiples personajes (más de 60) en actitudes muy diversas ante la hecatombe que están viviendo.

A la izquierda de la composición y en primer plano, encontramos un pequeña porción de tierra que, aunque parece bastante inestable, sirve de refugio temporal para el grupo de personas que está en ese lugar. Algunos tienen esperanza de sobrevivir y cargan con sus pertenencias, mientras que otros parecen haber desistido y solo esperan el fin. Un árbol deshojado y apenas sin vida, es trepado por un joven que busca protegerse a cierta altura del oleaje violento y de la tormenta.

En la zona derecha, otro grupo se cobija bajo una tela atada a otros dos árboles encima de una roca que sobresale del agua. El dramatismo es aún mayor que en la primera escena, ya que se observa como los personajes intentan llegar a la roca agarrándose a las raíces o incluso algunos se deshacen de algunos cuerpos ya sin vida arrojándolos al mar (en la parte izquierda de la roca).

La tercera escena ya se aleja más de las dos anteriores, pero el dramatismo sigue presente. La pequeña y frágil embarcación está hundiéndose por la cantidad de personas que viajan en ella, por lo que algunos no tienen compasión e intentan tirar a otras personas al mar para aligerar el peso. Algunos ayudan a que la canoa avance hacia el Arca, mientras que otros intentan subirse sin éxito. Cabe destacar la figura de una mujer (se distingue porque va vestida) que alza los brazos suplicando a Dios que tenga piedad de ellos.

Al final de todo, se divisa el lugar de la salvación: el Arca. Miguel Ángel añade rasgos propios de un edificio de carácter religioso para crear una analogía entre el Arca y la Iglesia, ya que consideraba que era el lugar de salvación de los cristianos.

Con ayuda de una escalera, los elegidos a sobrevivir por Dios van entrando dentro del Arca, mientras que la paloma blanca está en la parte más alta de la embarcación como símbolo de que, varios días después del desastre, será enviada por Noé y volverá con una rama de olivo; en ese momento, es cuando termina el Diluvio.



El diluvio duró cuarenta días sobre la tierra. Crecieron las aguas y levantaron el arca que se alzó de encima de la tierra. Subió el nivel de las aguas y crecieron mucho sobre la tierra, mientras el arca flotaba sobre la superficie de las aguas. […] Al cabo de cuarenta días, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca, y soltó al cuervo, el cual estuvo saliendo y retornando hasta que se secaron las aguas sobre la tierra. Después soltó la paloma, para ver si habían menguado ya las aguas de la superficie terrestre. La paloma, no hallando donde posar el pie, tornó donde él, al arca, porque aún había agua sobre la superficie de la tierra; y alargando él su mano, la asió y metiola consigo en el arca. Aún esperó otros siete días y volvió a soltar la paloma fuera del arca. La paloma vino al atardecer, y he que aquí que traía en el pico un ramo verde de olivo, por donde conoció Noé que habían disminuido las aguas de encima de la tierra. Aún esperó otros siete días y soltó la paloma, que ya no volvió donde él. (Gn 7, 17-18; 8, 6-12).

LA CAPILLA SIXTINA 44 (El sacrificio de Noé)



Tal como hemos mencionado en los anteriores apartados, los frescos están numerados respectivamente con los números 1, 2 y 3 según su orden dentro del conjunto pictórico.



La primera monoescena se titula El sacrificio de Noé.

Después de que finalizara el Diluvio como castigo a la humanidad, lo primero que hace Noé es agradecer a Dios que le haya salvado junto a su familia, por lo que decide hacer un sacrificio en su honor.

La escena tiene un punto central a partir del cual se desarrolla toda la acción: Noé, con su dedo índice señalando al cielo, parece dar gracias a Dios por la bondad que ha tenido con sus allegados y a su vez controla una pequeña hoguera. La mujer de su izquierda (seguramente su esposa) parece estar diciéndole alguna cosa al oído, mientras que la de su derecha, aviva el fuego con una rama y mira la escena que está teniendo lugar justo delante. Mientras el joven de la derecha trae leña para evitar que se apague la llama de la hoguera y otro la aviva, tres jóvenes intervienen directamente en el sacrificio: el primero, ha matado ya a un carnero y ofrece las entrañas del animal al otro; el tercer participante, intenta con ciertas dificultades acercar al segundo carnero para que sea sacrificado.

En la parte posterior de la escena, observamos algunos animales tales como vacas y caballos que parecen estar observando.



Noé construyó un altar a Yahveh, y tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, ofreció holocaustos en el altar. Al aspirar Yahveh el calmante aroma, dijo en su corazón: «Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa del hombre, porque las trazas del corazón humano son malas desde su niñez, ni volveré a herir a todo ser viviente como lo he hecho. Mientras dure la tierra, sementera y siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche, no cesarán». (Gn 8, 20-22).









LA CAPILLA SIXTINA 43 (HISTORIA DE NOÉ)

 





El tercer y último registro de la zona central de la bóveda pertenece a la historia de Noé, descendiente de Adán y Eva.

Miguel Ángel vuelve a plasmar las escenas de manera desordenada, ya que según el Génesis, tendrían lugar en el orden siguiente: el Diluvio, el Sacrificio de Noé y la Embriaguez de Noé.

Así pues, el artista ubica los frescos de manera que el primero es el Sacrificio de Noé, el segundo es el Diluvio y el tercero es la Embriaguez de Noé (de este a oeste). Esta ubicación de las escenas han llegado a suscitar teorías como que Jesucristo estaría representado de manera indirecta: la embriaguez representaría la encarnación, el Diluvio el bautismo y el sacrificio sería simbólicamente el mismo sacrificio que Jesucristo hizo por la humanidad.

LA CAPILLA SIXTINA 42 (Pecado original y expulsión del Paraíso)

 



Pecado original y expulsión del Paraíso, Michelangelo Buonarroti, 1508-1512.

Esta escena, la última de esta publicación pero no menos interesante y ocultista, es una narración sinóptica, la cual combina distintos momentos o episodios en una sola representación. En este fresco podemos observar dos instantes de la historia de Adán y Eva: la toma del fruto prohibido y la expulsión del paraíso de estos dos.

Analizando primero la escena de la toma del fruto prohibido, encontramos a la serpiente enroscada en el árbol tentando a Eva a probarla, mientras que Adán se encuentra en posición como de querer coger un fruto. La serpiente es una alegoría del pecado, de la curiosidad, de la tentación, el castigo divino, pero lo que realmente da para pensar, según palabras de Borromeo, es en este instante, ya que Eva tienta a Adán a probar el fruto pero es él quien por su propia voluntad decide tomarlo, con lo que se exime de culpa a la mujer y queda el pecado, la curiosidad, en igualdad de condiciones entre sexos. No podemos obviar el árbol que se nos presenta: una higuera. Se afirma la tipología de árbol por las hojas que se observan. La tradición judía identifica el árbol del Jardín con una higuera, por lo que Michelangelo, de creencias judías como hemos dicho anteriormente, plasma en el techo esta clase de árbol. El árbol marca el antes y el después.

La segunda escena corresponde al momento en el que Dios expulsa a Adán y Eva del Paraíso, pero en vez de ser el Altísimo quien es representado, Michelangelo pinta la figura de un ángel armado en posición de ataque expulsando a un Adán y Eva avergonzados por su acción. Al fin y al cabo, esta escena es un guiño al principio de causa y efecto.

Ahora bien, la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho, la cual dijo a la mujer: «¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de ningún árbol del huerto?» Y la mujer respondió a la serpiente: «Del fruto de los árboles del huerto podemos comer, mas del fruto del árbol que está en medio del huerto», dijo Dios: «No comeréis de él ni lo tocaréis, para que no muráis». Entonces la serpiente dijo a la mujer: «No moriréis; sino que sabe Dios que el día en que comáis de él serán abiertos vuestros ojos y seréis como dioses, conociendo el bien y el mal». Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos y deseable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Y fueron abiertos los ojos de ambos, y supieron que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto al aire del día; y se escondieron el hombre y su mujer de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Y llamó Jehová Dios al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?» Y él respondió: «Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo»; y me escondí. Y le dijo: «¿Quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del cual yo te mandé que no comieses?» Y el hombre respondió: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí». Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?» Y dijo la mujer: «La serpiente me engañó, y comí». Y Jehová Dios dijo a la serpiente: «Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu vientre te arrastrarás y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar». A la mujer dijo: «Multiplicaré en gran manera tus dolores en tus embarazos; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.» Y a Adán dijo: «Por cuanto obedeciste la voz de tu mujer y comiste del árbol del cual te mandé, diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás hierba del campo; con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás». Y llamó Adán el nombre de su mujer Eva, por cuanto ella fue la madre de todos los vivientes. Y Jehová Dios hizo a Adán y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. Y dijo Jehová Dios: «He aquí el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal. Ahora, pues, no sea que alargue su mano y tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre», por tanto, lo sacó Jehová Dios del huerto de Edén, para que labrase la tierra de la que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. (Gn 3:1-24)

LA CAPILLA SIXTINA 41 (Creación de Eva)

 


Creación de Eva, Michelangelo Buonarroti, 1508-1512.


En este fresco, también monoescénico, podemos identificar tres personajes: Dios, Eva y Adán. El primero se encuentra envuelto en una túnica azul con una mano y rostro que nos indican satisfacción. La segunda figura se encuentra con las manos como en situación orante y un rostro en agradecimiento frente a la figura que le ha dado la vida. El tercero, yace adormecido en una posición que denota cansancio, agotamiento.

En esta escena Michelangelo vuelve a hacer de las suyas, según palabras de Borromeo. En esta ocasión, pinta a Eva saliendo del costado de Adán, no de la costilla, ya que no se ve ninguna marca que así lo indique. Michelangelo ensalza a la mujer en símbolo de igualdad. Según las mitologías mesopotámicas, hebreas o incluso bíblicas, la primera mujer de la historia se llamaría Lilith, quien estaría creada a partir de la arcilla del suelo como Adán. Según algunos comentarios cabalísticos del Pentateuco (conjunto formado por los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, que la tradición atribuye al patriarca hebreo Moisés), Lilith nunca se subyugó a Adán, por lo que en el cristianismo se subyuga a él haciendo que nazca del hombre.



Y Jehová Dios hizo caer un sueño profundo sobre Adán, y este se quedó dormido. Entonces tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar; y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre. (Gn 2:21-22) Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. (Gn 1:27) Y los bendijo Dios, y les dijo: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.» (Gn 1:28)







LA CAPILLA SIXTINA 40 (Creación de Adán)

 



Creación de Adán, Michelangelo Buonarroti, 1508-1512.

En esta imagen narrativa (la cual es una monoescena porque sólo nos muestra un momento de la historia, como una instantánea) vemos a Dios Padre Todopoderoso representado de la forma en que la Iglesia Católica lo propone: un hombre mayor con barba blanquecina. Extendiéndose para tener contacto con Adán, quien reposa sobre la tierra en espera de la chispa divina, se acerca a él acompañado de otras figuras. Podemos observar cómo Dios se acerca a él con rostro potente, enérgico, mientras que Adán descansa en la tierra que le ha dado la vida con un rostro imperturbable, vivaz, como si ya tuviese vida. Por otro lado, se nos representa a Dios acompañado por putti (figuras de niños/as desnudos/as y alados) y una figura femenina que deja entrever la figura protagonista de las dos siguientes escenas.

Carlo Borromeo, el cual llevamos mencionando en las anteriores publicaciones, informa al Papa Gregorio XIII y al cardenal Gulli de lo que esconde esta escena y que atenta contra la Santa Iglesia Católica: Adán tiene ombligo. Se representa a Adán con un ombligo, el cual, siendo creado por Dios con polvo de la tierra, no debería tener. Sin duda, la presencia de este ombligo atenta contra las creencias cristianas, ya que da a entender que realmente nació a partir de una presencia femenina y no de Dios.

La última noticia sobre lo que puede ocultar este fresco nos la proporcionó en 1990 el doctor Frank Lynn Meshberger, quien publicó un hallazgo en el que algunas de las sombras y contorno en la figura de Dios parecen representar el cerebro humano. Esta nueva interpretación no nos debería extrañar, ya que en el Renacimiento era frecuente la disección de cuerpos para su estudio y muchos/as artistas eran partícipes de esas disecciones para aprender anatomía.






Teoría del cerebro, Frank Lynn Meshberger, 1990.

Pero la pregunta real que nos deberíamos hacer sobre este fresco es: ¿Hablamos del momento en el que Dios se acerca a Adán o en el que ya se aleja?

Y dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra.» (Gn 1:26) Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.» Y había Jehová Dios plantado un huerto al oriente, en Edén, y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer; también el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. (Gn 2:7-9) Tomó, pues, Jehová Dios al hombre y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrase y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: «De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieres, de cierto morirás». (Gn 2:15-17)













LA CAPILLA SIXTINA (39 Creación y caída de Adán y Eva)

 








Creación y caída de Adán y Eva

Los tres frescos que presentaremos a continuación corresponden al centro de la obra. Como elementos comunes en estas tres escenas y todo el conjunto pictórico encontramos los siguientes aspectos: cuerpos hercúleos de los/as allí representados/as (fuertes, llenos de vida), pincelada luminosa, tridimensionalidad, volumen, figuras en escorzo y la riqueza cromática que tanto caracterizaron la obra de nuestro artista.

Hecha esta breve introducción, pasaremos a analizar cada fresco que nos atañe de esta maravillosa y trágica historia.