Miguel Ángel, a la hora de distribuir el espacio de la
Capilla Sixtina para pintarla, decidió crear una falsa arquitectura a partir de
las enjutas situadas sobre unos ventanales, en la parte baja de la bóveda.
Partiendo de este punto, el artista ideó una serie de diez arcos fajones
atravesados por dos falsas cornisas que dividían el espacio en nueve zonas
centrales de dos tamaños donde se muestran escenas
del Génesis (desde La separación de la luz y la
oscuridad hasta La embriaguez de Noé). La técnica utilizada para
representar esta arquitectura es la grisalla, la cual se emplea para imitar el
bajo relieve utilizando los colores blanco y gris. En este caso, imita el
mármol.
El Antiguo Testamento también está reflejado en
las pechinas, los lunetos, las enjutas y los diez medallones ubicados en cinco
de los espacios centrales que narran escenas de La historia de los
macabeos, que complementan los relatos principales.
Dejando de lado las figuras propiamente bíblicas, Miguel
Ángel pintó diversas figuras que en un principio no tienen un significado
bíblico: hombres desnudos
llamados ignudi. Los ignudi aparecen sentados encima de los
ábacos de los falsos arcos y en la zona inmediatamente inferior, encontramos
unos putti (figuras de ángeles o querubines) también desnudos. El
desnudo es un aspecto que realmente interesa a Miguel Ángel, pues trabaja la
anatomía (sobre todo masculina) tanto en las escenas propiamente bíblicas como
en las figuras ornamentales, en este caso los ignudi y
los putti. Algunas de las características más visibles son su gran tamaño
(aunque los contiguos a la escena de La separación de la luz y la
oscuridad son mayores que los de La embriaguez de Noé) y su gran
gestualidad única en cada uno de ellos. Cabe destacar la presencia de hojas de
roble y bellotas doradas sujetadas por los mismos personajes desnudos (aparte
de en otras zonas de la bóveda). Es un símbolo que hace referencia a la familia
de Sixto IV y Julio II, Della Rovere. La intencionalidad del autor no es
simplemente formal, pues pretende demostrar sus habilidades al trabajar el
cuerpo humano (como ya señalaba Vasari). Su función es mediar entre lo terrenal
y lo divino, ya que ocupan el lugar donde deberían estar los ángeles.
Cinco son las escenas flanqueadas por
cuatro ignudi en cada una (cada medallón está ubicado entre dos de
las figuras).
Los medallones serán analizados de este a oeste, como en
los anteriores apartados. Como se puede observar en la foto general, nuestro
artista plasmó diez medallones en la bóveda pese a que uno está inacabado, sin
representación visible en su interior. Están pintados con una gama cromática
terrosa y con pan de oro, lo que dotan a los medallones de un aspecto de
bronce.