Nació en Barcelona el 24 de Noviembre de 1952. En 1975 se
licenció en Historia del Arte por la Universidad de Filosofía y Letras de
Barcelona y ese mismo año obtuvo el título de Muralista y Maestro de Taller por
la Escuela de Artes y Oficios de esa misma ciudad.
A partir de 1977 monta su propio estudio y se dedica
exclusivamente a la pintura. En 1980 se traslada a vivir a Valencia y de 1997 a
1999, el cáncer de su marido le abrirá otras trayectorias artísticas que a su
muerte intensificará ampliándolas más y desarrollando de lleno el Fusionismo.
Actualmente reside en Valencia.
Ha realizado multitud de murales tanto para entidades
oficiales como privadas, así como exposiciones
y también ha realizado retratos
para personas de relevancia como Don Juan de Borbón.
Sus obras forman varias series definidas por la temática y
el tratamiento del tema en si. Podemos ver sus retratos sobre madera o sobre aluminio, retratos con
secretos o subliminales, toros, paisajes y una serie dedicada a los ojos.
También utiliza técnicas mixtas y realiza diseños y esculturas.
Personalmente lo que más me impresiona son sus retratos
murales que conforman un políptico poniendo en cada parte una figura, pudiendo
reunir así a toda una familia y distribuyendo esta pintura mural por paredes
según el espacio disponible que podrían ir todas juntas, por grupos o sueltas.
EMPEZANDO
Esta obra es un tríptico pintado a la encáustica sobre tabla
cuyas medidas totales son 330x120 cm y está en Ginebra. El título hace alusión
a la juventud de los retratados, pues aunque parezca otra cosa este cuadro es
un retrato de grupo al estilo “unsainiano” cuyos protagonistas son suizos,
hijos de padre catalán y madre suiza.
Está compuesta por tres figuras vestidas, tres jóvenes sentados
sobre algo que no vemos y visionados desde las rodillas hacia arriba. Su pose
es distendida y solo la figura central mira hacia el espectador y sonríe, de
frente; las otras dos figuras giran su cabeza y su mirada hacia el centro, o
mejor dicho, el de la izquierda hacia la derecha y el de la derecha hacia la
izquierda pues no miran el centro del cuadro sino que miran hacia el exterior
en miradas cruzadas. Realmente una figura es simétrica a la otra, aunque no
totalmente pues cambian la posición de los brazos. A pesar de esa simetría,
hábilmente se rompe variando las distancias
respecto al centro del cuadro y en la posición relativa respecto a la
figura de en medio que no es precisamente central. Sin embargo si están
centradas las líneas compositivas que estructuran el fondo del cuadro.
Un cielo en el atardecer que tiñe de color naranja todo el
cuadro, y una ciudad que es Barcelona vista desde el Montjuich, se ve abajo
llena de rascacielos por doquier con una densa atmósfera al fondo, tal vez
humos industriales, en el lado izquierdo, y el mar en el lado derecho bastante
diáfano.
Los cuerpos de los retratados parecen transparentarse en
ciertas zonas o se ven impregnados del color de fondo.
Desde el punto de vista cromático, el color predominante es
el naranja que contrasta con su complementario el azul haciendo reverberar el
color y dándole una luminosidad inigualable. También apreciamos el gran ojo y
capacidad técnica para llenar de matices de colores cualquier zona del cuadro,
pues aunque predominen los dos colores antedichos, hay rojos, verdes, amarillos
y violáceos en multitud de matices, casi imperceptibles en esta foto, pero he
podido ver en “detalles” de otras obras, la fantástica mezcla de puntos de
color y superposiciones de una riqueza cromática muy difícil de imitar.
Analizando la composición de esta obra os presento los
esquemas lineales principales que la estructuran.
De la línea de horizonte hacia abajo vemos como está
conformada por varios triángulos. El central es isósceles y los laterales son
rectángulos, los triángulos y en especial el isósceles nos transmiten, a nivel
subliminal, la sensación de grandiosidad, seguridad y equilibrio que
impregnan este cuadro.
Pero a la
vista de la parte superior todas esas líneas en conjunto con las de la parte
inferior se transforman en rectas radiales que se perciben como expansión,
esplendor, libertad y guían la mirada
hacia el centro que sugieren concentración, poder y unidad.
Atendiendo
a las figuras vemos que las dos extremas están enmarcadas en sendos
cuadriláteros trapezoidales que nos transmiten unidad y estabilidad y al estar
inclinados también dinamismo y son simétricas entre sí pues producen efecto
espejo. La figura de en medio está inserta en un triángulo isósceles por lo que
esta figura es preponderante sobre las otras dos pues se infiere grandiosidad,
seguridad y equilibrio, de donde deduzco que podría tratarse del hermano mayor.
Pongo esta
foto de una obra llamada Luís para que se vea el tipo de tratamiento que Tere llega a plasmar en una superficie que a cierta distancia y en fotos,
que no sean de detalle, nos puede hacer creer que es lisa y de color uniforme.
Para que ustedes puedan gozar de otras obras y aprender
sobre la forma de pintar de esta magnífica pintora llamada Tere Unsain les
apunto estas webs y blogs y un revelador vídeo.
¡Que ustedes lo disfruten!