5) Se produce el “milagro del sol”:
En la sexta y última aparición de la Virgen, el 13 de octubre de 1917, se produjo el llamado “milagro del sol”, un inexplicable fenómeno que fue presenciado por 40 mil personas. En ese momento, la presión sobre los niños era intensa, por lo que fue Lucía quien habló con la Madre de Dios, pidiéndole un milagro para que todos creyeran en las apariciones.
Las crónicas cuentan que en Cova da Iria se encontraba ese día una gran multitud, incluyendo reporteros y fotógrafos de prensa abiertamente anticlericales. La incesante lluvia había parado y había una fina capa de nubes. En un determinado momento todos presenciaron algo inaudito: el sol pareció cambiar de colores y girar como una rueda. Otros testigos aseguraron que el sol se puso a temblar, en una especie de “danza”. El poeta Afonso Lopes Vieira y la maestra Delfina Lópes, quienes se encontraban en ese momento en la ciudad de Alburita, a cuarenta kilómetros de distancia, informaron que el fenómeno solar también fue visible para ellos.
El periodista ateo Avelino de Almeida, del diario portugués “O Século”, escribió que “desde lo alto de la carretera, donde se amontonan los carros y donde se hallan centenares de personas que no han tenido aliento para adentrarse en el barro, se ve a la inmensa multitud volverse hacia el sol, que está limpio de nubes, en pleno mediodía. El astro se asemeja a un disco de plata pálida y se le puede contemplar cara a cara sin ninguna molestia. Parece un eclipse. Pero he ahí que se eleva un colosal clamor y oímos que los espectadores más próximos a nosotros exclaman: “¡Milagro! ¡Milagro! ¡Maravilla!. Ante admirados ojos de este pueblo, cuya actitud nos traslada a los tiempos bíblicos y que, presa de espanto, descubierta la cabeza, mira hacia el cielo azul, el sol ha temblado, ha realizado unos movimientos bruscos nunca vistos, fuera de todas las leyes cósmicas; el sol “ha danzado”, según la expresión típica de los campesinos”.
Tio Marto, padre de los pastorcitos Jacinta y Francisco, relató en tanto que “podíamos mirar con facilidad el sol, que por alguna razón no nos cegaba. Parecía tililar primero en un sentido y luego en otro. Sus rayos se esparcían en muchas direcciones y pintaban todas las cosas en diferentes colores, los árboles, la gente, el aire y la tierra. Pero lo más extraordinario para mí, era que el sol no lastimaba nuestros ojos. Todo estaba tranquilo y en silencio y todos miraban hacia arriba. De pronto, pareció que el sol dejó de girar. Luego comenzó a moverse y a danzar en el cielo, hasta que parecía desprenderse de su lugar y caer sobre nosotros. Fue un momento terrible”.
Sobre el «Milagro del Sol» de Fátima, el investigador Joe Nickell señala: "No es de extrañar, los milagros del sol han sido descritos en otras apariciones marianas - en Lubbock, Texas, en 1989; la hermana Cabrini Shrine cerca de Denver, Colorado, en 1992; Conyers, Georgia, en la primera mitad de la década de 1990" y sugiere que los efectos de "baile del sol" descritos por los testigos de Fátima pueden deberse a efectos ópticos resultantes de la distorsión temporal de la retina causada por mirar fijamente una luz tan intensa.
El profesor Auguste Meessen del Instituto de Física de la Universidad Católica de Lovaina ha declarado que las observaciones descritas fueron efectos ópticos causados tras mirar fijamente al sol demasiado tiempo. También afirma Meessen que los cambios de color reportados por los testigos fueron causados muy probablemente por la saturación de las células fotosensibles de la retina. Meessen indica que los "milagros del sol" han sido descritos en muchos lugares donde peregrinos religiosos habían sido alentados a mirar fijamente al sol.
Por su parte Steuart Campbell, escribiendo en el Journal of Meteorology en 1989, postulaba que las nubes de polvo estratosférico cambiaron la apariencia solar el 13 de octubre, haciendo que fuera fácil de mirar y causando que pareciera de color amarillo, azul y violeta e incluso que pareciera que giraba. De acuerdo con este hipótesis se han descrito efectos similares en China en 1983.
Para mi que el polvo que hay en la atmósfera o en la estratosfera es suficiente para crear un filtro al Sol que permite que se le pueda mirar sin cegarse, como sucede en una tormenta de arena, y sobre esa capa de polvo se pueden hacer proyecciones de luces y de imágenes o efectos ópticos sin problemas, tal como he presenciado a veces proyectar un círculo de luz sobre nubes.
Además del «Milagro del Sol», los videntes de Fátima indicaron que la aparición profetizó una gran señal en el cielo nocturno, que precedería a una segunda gran guerra. El 25 de enero de 1938 las luces brillantes de una aurora boreal aparecieron en todo el hemisferio norte, incluso en lugares tan al sur como el norte de África, las Bermudas y California. Fue el suceso más sorprendente de auroras boreales desde 1709, la gente en París y otras partes creyó que era un gran incendio y llamaron a los bomberos.
Las auroras boreales fuera del círculo polar no son habituales pero algunas veces se dan y es verdad que la gente las interpreta como un mal presagio, luego eso se corrobora porque la élite se empeña en estar machacándonos de forma periódica para que el miedo y el temor nos acogoten y ahí también entran las religiones tal como hacen algunas con el tema de la segunda venida de Cristo y el Juicio Final.
Un buen astrónomo pudo prever cuando se podría producir una aurora boreal fuera de la zona habitual tal como Cristóbal Colón utilizó un eclipse para acogotar a los indios que los tenían aislados y sin comida: Colón supo usar la astronomía para engañar a los nativos de Jamaica en 1504. Y el navegante sabía por sus estudios que no sería cualquier eclipse, sino uno lunar que teñiría al satélite natural de la Tierra de rojo como la sangre. Podía presentarlo como un castigo divino del cual los nativos no podrían escapar. El eclipse se produjo el 29 de febrero de 1504, justo el último día de un año bisiesto.
Méndez de Segura narra en sus memorias: "Colón hizo llamar a todos los caciques y les dijo que se maravillaba de que no le llevaran comida como solían, sabiendo, como les había dicho, que había venido allí por mandato de Dios". Les dijo "que Dios estaba enojado con ellos y que se los mostraría aquella noche por señales que haría en el cielo; y como aquella noche era el eclipse de la Luna, casi todo se oscureció".
Colón reforzó la idea de que Dios provocaba el eclipse por enfado, "porque no le traían de comer y ellos le creyeron y se fueron muy espantados y prometieron que le traerían siempre de comer".
6) La Virgen de Fátima salva al Papa Juan Pablo II de la muerte:
El 13 de mayo de 1981, precisamente cuando los fieles católicos del mundo celebraban la fiesta de Nuestra Señora de Fátima, el terrorista turco Mehmet Ali Agca intentó asesinar al Papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro. Agca le disparó al Sumo Pontífice en cuatro oportunidades: dos de las balas se alojaron en su intestino inferior, mientras que las otras golpearon su mano izquierda y el brazo derecho. Otra bala, milagrosamente, estuvo a punto de alcanzar su aorta central por unos pocos milímetros; de haber alcanzado la bala esta arteria, el Santo Padre habría sido muerto instantáneamente.
Juan Pablo II perdió casi tres cuartas partes de su sangre y sufrió un shock por desangramiento, por lo que debió ser sometido a cinco horas de cirugía intestinal de emergencia en el hospital. Mientras se recuperaba en el hospital, el Santo Padre pidió el sobre que contenía el Tercer Secreto de Fátima y después de leerlo, se habría dado cuenta de la conexión entre el intento de asesinato y los vaticinios de la Virgen de Fátima. El Papa, que estuvo consciente hasta el momento de entrar al quirófano, afirmó posteriormente que presintió que sobreviviría, creyendo de corazón en la intercesión de la Virgen María, Nuestra Señora de Fátima (se dice que, en una de sus famosas apariciones a los tres pastorcitos, la Virgen les habría profetizado a los tres niños que un “Obispo de blanco” sería atacado).
Durante la próxima década Juan Pablo II visitó el santuario de Fátima a menudo, acreditando a la Virgen de Fátima haber salvado su vida. En 1994, el Papa, que donó la bala que lo había herido al santuario de Fátima, donde fue colocada en la corona de la estatua de la Virgen, aseguró que “fue la mano de nuestra madre la que desvió la bala de su camino y en el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte”.
Compruebo aquí, ante esta profecía, que la Virgen no era muy precisa en sus visiones sobre el futuro, tal como les sucede normalmente a los visionarios, adivinos y gente que tiene facultades precognitivas, por lo que me cabe pensar que quien hizo esa profecía no fue la Virgen María madre de Jesucristo sino un vidente normal. No obstante la Virgen no salvó a los niños pero si salva al Papa, lo que es más difícil al tratarse de un disparo.
Pongo a vuestra consideración estas reflexiones:
En todas las apariciones marianas se ve a una mujer con una figura y rostro determinados pero nadie se ha planteado si esa figura que ve se puede corresponder con la madre de Jesucristo, pues nadie la ha visto previamente. Igual sucede con la figura y rostro de Jesucristo.
Contemplemos el rostro o apariencia de María la madre de Jesucristo en cada una de las imágenes pintadas, esculpidas y talladas, tal como las correspondientes a Jesucristo. Cada artista, en principio, la resolvía a su manera personal de ver, pero con el paso de los siglos se copiaban unos a otros y al final se alcanzó una especie de apariencia tipo, concreta, estándar. En el caso de María ha sucedido lo mismo, aunque las diferencias creo que son más notables entre unas y otras especialmente en las tallas, no obstante es importante considerar que en muchas de las apariciones marianas, las estatuas que presuntamente dejaba la virgen aparecida, las diferencias son mucho más notables, pues aparecen incluso apariencias de razas diferentes y especialmente las negras. Estas últimas muy probablemente corresponden a la representación de la diosa egipcia Isis.
Si creemos que las apariciones son auténticas, es decir que la imagen aparecida es realmente María la madre de Jesús, debería tener siempre el mismo rostro aunque queda la incógnita cual sería la edad aparente, pero debería pertenecer a la misma persona, pero no es así porque el aspecto de cada estatua, escultura, talla o estatuilla es exactamente como ha querido el artista que la ha creado que sea, incluidas las que presuntamente la misma virgen aparecida ha aportado al lugar. Dicho en román paladino, las estatuillas, estatuas o tallas que la Virgen María dejaba, habían sido creadas por un artista humano, terrícola, no por un artista divino o del cielo.
La Virgen María murió con 70 años ¿Por qué en las apariciones aparenta tener unos 18 o 20 años? Y esa es la edad, más o menos que se refleja en todas las representaciones de la misma, en las diferentes imágenes que podemos ver en las iglesias.
Por ejemplo las presuntas apariciones de la Virgen de Guadalupe extremeña que es negra ¿Cómo puede la gente creerse que todo esto es verdad, auténtico con una imagen tan distinta de la que lógicamente debería ser? Y sin embargo la de México es de tez más clara. La virgen original era palestina por tanto no era morena y menos negra.
Lo sorprendente es que nadie haya dicho nada respecto a este aspecto tan simple y fundamental en la identificación de las personas.