sábado, 27 de febrero de 2010

EL ESTANQUE DE LOS NENÚFARES EN ROSA

EL ESTANQUE DE LOS NENÚFARES EN ROSA 89,5x100 1900 Museo de Orsay

Esta obra semejante a otra en colores verdes, aunque vista desde un ángulo diferente, lo más destacable es la armonía de colores jugando con los complementarios, para conseguir una vibración del color y aunque la materia pictórica es densa la pincelada es fina y desordenada.

Aquí los colores dominantes son los amarillos y naranjas con los violeta rojizos, porque rosa propiamente dicho no son. También destacan los blancos especialmente en el puente, así como los azules.

La pincelada parece caprichosa y es suelta y empastada, mezclando y superponiendo todos los colores antedichos por todo el cuadro.

Aunque el motivo es exactamente el mismo de la obra anterior, esta está tomada un poco desplazada a la izquierda y algo más cerca. Así nos aparece a la izquierda una zona amarilla dorada y abajo en la esquina una zona verde que estructuran dos semicírculos los cuales están relacionados, por la forma, con las copas de los árboles de la esquina opuesta. Como ya sabemos estas curvas producen un movimiento rítmico suave y elegante y tienen carácter femenino, que se repite, aunque de forma más abierta en las curvas del puente, pero el mismo puente equilibra estas curvas con sus líneas verticales que dan fuerza y permanencia a la composición. Las franjas horizontales de los nenúfares dan paz y quietud y se equilibran con las franjas verticales de los árboles de la izquierda que parecen ser sauces llorones con sensación de fuerza y firmeza.

La pincelada misma produce aquí fuertes ritmos: en la zona izquierda superior los trazos son verticales, en cambio, tirando hacia abajo, los trazos son curvos pero todos con la misma tendencia, pero más abajo vemos en verdes trazos “desordenados” en todas las direcciones. Los nenúfares en el agua con su miríada de toques blancos, azules, verdes, violetas… las curvas del puente y barandillas que atraviesan el cuadro…Todo son ecos que producen maravillosas resonancias.

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lunes, 22 de febrero de 2010

CATEDRAL DE ROUEN EN TIEMPO GRIS



Uno de los mejores amigos del pintor, Clemenceau, celebró el acierto de realizar esta serie cuando fue expuesta en París en 1895: "el pintor nos ha dado la sensación de que los lienzos hubieran podido ser cincuenta, cien, mil, tantos cuantos minutos comporta su vida". También se mostraron encantados con esta serie de la catedral de Rouen algunos de los pintores modernos más destacados del momento, como Degas, Cézanne o Renoir; otro de ellos, Pissarro, definía la serie como "la obra de un volitivo, ponderada, que persigue los más pequeños matices de efectos que no veo realizados por ningún otro artista. Alguien niega la necesidad de esa búsqueda cuando se prosigue hasta tal punto". Para pintarlas Monet eligió diversos emplazamientos elevados, desde donde poder contemplar con detenimiento la evolución de la catedral bajo distintas condiciones de luz y atmósfera.

En esta obra los colores son agrisados y los básicos son amarillos y violetas en diferentes tonos y matices. También hay una zona azul y una zona naranja, aunque la azul está arriba y la naranja abajo. Obsérvese que lo que parecen blancos no lo son y tienen una gran variedad de matices. También hay un pequeño punto rojo justo en el centro del rosetón.

La pincelada es corta y restregada sobre los colores que hay debajo. La composición es la misma en todas las obras sobre la catedral pues toma la misma zona prácticamente y solo varía en algunas el punto de vista. En este caso hay como un cierto acercamiento con respecto a la anterior, recortándose un poco en los laterales.

Los ritmos son ascendentes, columnas y frontispicio. Tres columnas que suben desde el suelo y son casi idénticas, columnas más pequeñas que se repiten a derecha e izquierda y en la parte superior. Si la catedral se tomase totalmente de frente resultaría estática, pero al tomarla desde un lado la visión es en perspectiva con lo cual las líneas horizontales se transforman en inclinadas buscando el punto de fuga hacia el lado izquierdo. Así las líneas de fuga (marcadas en azul) dan dinamismo a la composición y el mismo frontispicio en forma de punta de flecha hace ascender a todo el conjunto. Tantas líneas verticales producen sensación de firmeza y fuerza.