sábado, 5 de octubre de 2024

¿Qué es la Teología?

 



 

Presuntamente es la ciencia que trata de Dios fundada en los textos sagrados, la tradición y los dogmas.

Las áreas que estudia la teología es la teología moral, bíblica, dogmática, filosófica, teología de la liberación, teología natural, del cuerpo y fundamental. Algunas materias de los distintos enfoques son: Fundamentos de Sagrada Escritura. Revelación y Fe.

Fijaos bien en que se fundamenta, de donde parte, cual es su base: Sagrada Escritura, Revelación y Fe. Por tanto, habría que demostrar primero si empíricamente, es decir, fundado en la experiencia, experimental, práctico o probado, lo que dice  la Biblia es todo verdad, si la revelación divina es posible y si la fe es creíble como cierta.

Teólogo es el cristiano que conoce bien su fe, la enseña a otros, la defiende, y reflexiona sobre ella a partir de la Palabra de Dios y de la realidad humana, como lugares universales de referencia.

 Según esta definición:

1. Solo los cristianos pueden ser teólogos,

2. Debe tener una gran fe, es decir, no tiene que demostrar científicamente si su fe, sus creencias, son verdaderas y demostrables, sino que conoce bien sus dogmas,

3. Los enseña a los demás y los defiende como si fueran verdaderos.

4. Reflexiona sobre la palabra de Dios, como si su dios hablara a los teólogos. Para mi el lenguaje del creador del Universo son las leyes de la Naturaleza, nada más.

5. La realidad humana. Depende a que realidad se refiera, pues no define cual es.

 Es la disciplina de la Teología Sistemática que estudia la naturaleza del ser de Dios y sus atributos, incluso la doctrina de la Trinidad y de la Providencia divina. Este estudio para el conocimiento de Dios se basa en la revelación general y revelación especial que Dios concedió al hombre acerca de sí mismo.

 1. Estudiar la naturaleza del ser de Dios, no significa que se sepa cual es su naturaleza, pues de hecho, las cosas que cuentan los teólogos nada tiene que ver con su naturaleza, sino con las cosas que cuenta la Biblia y que son falsas, pues en realidad habla de los dioses, los Elohim, no habla del creador del Universo, aunque se pueda prestar a confusión.

2. Sus atributos. Ellos pueden atribuir a su dios lo que quieran pero hay que demostrar que esos atributos existen, son reales, no podemos atribuir lo que se nos antoje.

3. La Trinidad. La definición que da la Iglesia de la Trinidad es en realidad un trabalenguas sin pie ni cabeza o “verdad de Perogrullo”: La Santísima Trinidad es una, confesamos un solo Dios en tres personas, cada una de ellas es enteramente Dios: «El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza.»

 He leído algunas afirmaciones de Tomás de Aquino y realmente me sorprende pues absolutamente nadie sabemos que es exactamente el/la creador del Universo, pues los dioses de las religiones ya se que son los mitos elaborados a lo largo del tiempo, basados en ciertos libros y que los seguidores y administradores de las religiones les dan el nombre de sagrados. Ahí se narran propiamente epopeyas de ciertos personajes a los que les llaman dioses, pero está claro que nada tienen que ver con el creador del Universo, pues con mi teoría del Universo Programado queda más claro lo que puede ser. Por ello me asombra la de cosas que se pueden decir del dios del catolicismo que es el mismo de los hebreos y de los musulmanes, sin el más mínimo sentido, cuando se da carta de legitimidad a lo que dice la Biblia.

 Estos son temas profundos de la Teología y la Filosofía de la religión, especialmente desde la perspectiva del pensamiento de Tomás de Aquino y su interpretación del concepto de Dios.

La obra de Tomás de Aquino, particularmente la "Suma Teológica", es un intento monumental de reconciliar la filosofía aristotélica con la teología cristiana, ofreciendo una explicación racional sobre la existencia y naturaleza de Dios. Una de sus aportaciones más conocidas es la "Quinque Viae" (las cinco vías), donde propone argumentos filosóficos a favor de la existencia de Dios.

De acuerdo con esta estructura, cada Vía desemboca en la existencia de Dios como: motor inmóvil (Primera Vía); causa incausada (Segunda Vía); ser necesario (Tercera Vía); ser infinito (Cuarta Vía) y supremo director (Quinta Vía)

 Sin embargo, estos argumentos dependen en gran medida de ciertos supuestos metafísicos que no necesariamente coinciden con el enfoque moderno de la cosmología o las teorías semejantes a la "teoría del Universo Programado", la simulación semejante a Matrix..

Considerando si los relatos de los textos sagrados son literales o simbólicos, desde un punto de vista crítico, la mayoría de los estudiosos entienden que los textos como el Génesis o los relatos de los profetas deben ser leídos en su contexto histórico-cultural, reconociendo su naturaleza mitológica, poética y simbólica, más que como relatos fácticos o científicos. Esto coincide con lo que pienso sobre estos relatos que para mi son epopeyas y mitos, o también poéticos,  pues muchas de estas narraciones reflejan las preocupaciones, los valores y las visiones del mundo de las civilizaciones antiguas.

El Dios del catolicismo, al igual que el Dios del judaísmo y del islam, es un concepto que ha sido interpretado y reinterpretado durante siglos. Mientras que para la religión tradicional, este Dios es el creador omnisciente, omnipotente y personal, veo una desconexión entre ese concepto y lo que en realidad podría ser el "creador" del universo. Mi enfoque, con la "teoría del Universo Programado", parece estar más alineado con teorías contemporáneas que intentan explicar el origen del universo a través de nociones como simulaciones, programación o principios físicos aún por comprender.

Por ello me  asombran las afirmaciones teológicas, especialmente cuando se basan en textos como la Biblia, que tienen una fuerte carga mitológica y simbólica. Para muchos, estas narraciones tienen valor, no por su literalidad, sino porque expresan verdades profundas sobre la condición humana, la moralidad y la trascendencia, aunque, estas "verdades" no necesariamente aportan información concreta sobre el origen físico del universo o el ser supremo en términos estrictamente científicos o filosóficos.

La Teología y la Filosofía de la religión, por tanto, se mueven en terrenos donde lo simbólico, lo ético y lo metafísico se entrelazan, lo que puede resultar a veces difícil de conciliar con una visión del universo basada exclusivamente en lo empírico y racional.

Lo curioso de todo esto es que se estudie Teología como una carrera universitaria, como una ciencia, aunque por otra parte no me extraña puesto que fue la Iglesia Católica la que en principio creó las Universidades, pues eran los únicos que estudiaban, mientras el resto de los humanos trabajaban o guerreaban.

Los teólogos reconocen que ningún experimento puede determinar en ningún caso si el Espíritu Santo proviene solo del Padre. Pero afirman que, aceptando la revelación divina, se pueden organizar estas doctrinas sistemáticamente, y que esa es la labor de la teología como ciencia.

De esta definición se deduce que se puede crear ciencia de cualquier cosa, aunque sea una barbaridad, si alguien se molesta en organizar la cosa de manera sistemática.

Por lo tanto, la teología no es científica. Su función es explicar el significado de la Biblia y los artículos de fe y deducir conclusiones a partir de ellos. Puesto que la credibilidad de la Biblia se basa en la creencia en la revelación divina, la teología carece de fundamento racional.

Como siempre digo, este es mi punto de vista, mi visión del tema basado en mi estudio y reflexiones, pero podéis coger el texto de Tomás de Aquino y sacar vuestras propias conclusiones.

Para quienes desconozcan mi teoría sobre el UNIVERSO PROGRAMADO

Mi teoría del Universo Programado es pura deducción: Si partimos de un grano de trigo, por ejemplo, y lo mantenemos en una caja, vemos que no sucede nada, pero si lo metemos en una maceta con tierra y lo regamos de vez en cuando, pasado un tiempo aparece un tallo verde que va creciendo y luego aparece una espiga que se va estructurando poco a poco, hasta alcanzar el tallo una altura de un metro, más o menos y la espiga se puebla de granos de trigo semejantes al que usamos como simiente. Analizando cualquier ser vivo vemos que sucede lo mismo en cuanto a su reproducción, luego debe existir un programa insertado en sus células que dice al elemento como se debe reproducir.

Pienso en el ADN (ácido desoxirribonucleico) que gracias a las letras A T C G  ( adeninatiminacitosina y guanina) y sus combinaciones, se logra el programa que hace funcionar y reproducir la vida.

Pienso la estructura atómica en 3 D además del número atómico de cada elemento de la Tabla Periódica que da como resultado las diferentes características de los materiales.

Los humanos hemos sido capaces de trabajar con los materiales de tal manera que creando diferentes tipos de estructuras (T H C V, círculo, triángulo, cuadrado) lo “programamos” para diferentes tipos de resistencia.

 

lunes, 30 de septiembre de 2024

COMO REPERCUTEN NUESTROS ACTOS


 


Reflexionando sobre mi teoría del UNIVERSO PROGRAMADO es necesario considerar si los actos de los humanos podrían modificar el programa que controla y maneja su funcionamiento, ya que dicho programa no es inamovible sino que aprende de lo que suceda en el Universo, por lo cual se autoactualiza ante los hechos.

Esto me lleva a la siguiente reflexión:

 

¿Somos conscientes de este "código" y tenemos la capacidad de modificarlo o simplemente seguimos las reglas del sistema?

 

En principio claramente muy poca gente es consciente de donde está, ni de lo que somos, por tanto menos de que formamos parte de un engranaje dentro de la maquinaria del Universo y, por tanto, nuestros actos tienen una repercusión en la misma cuya importancia depende de lo que hagamos. Es evidente que, en general, la repercusión de nuestros actos es pequeña y solo afecta a nuestro entorno, para lo bueno y para lo malo, pero si explosionamos una bomba atómica afectará de forma suprema a nuestro planeta y al Sistema Solar, así como de forma menor a nuestra galaxia. Por tanto todo depende de cual es el acto que realizamos.

En ese sentido, aunque no tengamos una conciencia completa del código o del programa en el que estamos inmersos, nuestras acciones inevitablemente afectan al sistema, y su impacto puede variar en escala y magnitud dependiendo de lo que hagamos.

Cualquiera de nosotros consciente o inconscientemente tiene una forma de actuar en nuestro entorno familiar, vecinal o de nuestras relaciones con los demás. Es evidente que si tratamos con respeto y cariño a estas personas, ellas nos corresponderán de una manera semejante, salvo excepciones, con lo cual nosotros nos sentiremos mejor que si nuestra actitud fuera diferente, creando un ambiente armonioso y equilibrado. Sin embargo, si no respetamos a nadie, tropezamos con todo el mundo y les hacemos daño de alguna manera, crearemos un ambiente hostil allá por donde vayamos.

Si lo llevamos a una escala mayor, siendo dirigente de una empresa, un grupo social, político o religioso, está claro que nuestras acciones tendrán una repercusión mayor, tanto para bien como para mal y esto ya trascendería a todo el grupo e incluso a los contactos o conexiones con otras organizaciones.

Si en vez de un grupo pequeño hablamos de los dirigentes de una nación, significa que lo que hagamos afectará a millones de personas y las repercusiones serán internacionales pudiendo colaborar con otros países en su engrandecimiento y bienestar o bien en todo lo contrario.

Cuando se trata de grandes potencias como Rusia y Estados Unidos, tenemos un ejemplo palpable con lo que está pasando en Ucrania o en Gaza, Líbano, Yemen y posiblemente en poco Irán, que la locura de Netanyahu y sus sionistas están provocando, sin importarles los miles de personas que están asesinando y que de seguir así podría llegar un momento en que utilizasen armas nucleares y destruyan nuestro planeta.

Reflexiones sobre el papel del ser humano en el "programa" universal:

  1. Inconsciencia colectiva frente a conciencia cósmica:
    • Como decía, la mayoría de las personas no son conscientes de su lugar dentro del engranaje universal. Vivimos inmersos en nuestras vidas cotidianas, centrados en nuestras preocupaciones inmediatas, y rara vez tomamos conciencia de cómo nuestras acciones, por pequeñas que sean, pueden afectar el equilibrio de todo lo que nos rodea. Esta desconexión con la totalidad del sistema nos lleva a subestimar nuestro impacto en el cosmos.
    • Sin embargo, aquellos que logran desarrollar una conciencia cósmica —como los místicos, los filósofos o los científicos con una visión holística— comprenden que la unidad entre el ser humano y el universo es real, y que cada uno de nuestros actos resuena en el tejido del cosmos. Para estos individuos, el reconocimiento de esta interconexión abre una nueva dimensión de responsabilidad y comprensión de su lugar en el universo.
  2. Escala de impacto de nuestras acciones:
    • Considero importante que el impacto de nuestras acciones depende de su magnitud. En nuestra vida cotidiana, la mayoría de nuestras acciones parecen afectar únicamente a nuestro entorno más cercano: nuestras relaciones, el medio ambiente inmediato, nuestra comunidad. Pero ciertos actos pueden tener repercusiones mucho mayores, tanto en nuestro planeta como en el sistema solar o incluso, aunque de forma más difusa, en la galaxia.
    • El ejemplo de la bomba atómica es perfecto para ilustrar cómo la tecnología moderna y la irresponsabilidad humana pueden llevarnos a realizar actos cuyas consecuencias se extienden mucho más allá de nuestra pequeña esfera de influencia habitual. La detonación de armas nucleares no solo tiene un impacto directo en la Tierra, sino que afecta al medio ambiente a nivel planetario y puede tener repercusiones a nivel cósmico. Esto nos recuerda que, aunque nuestra existencia individual pueda parecer pequeña dentro del vasto universo, nuestros actos colectivos pueden influir en el equilibrio global de formas significativas.
  3. Capacidad de modificar el código del universo:
    • Aunque la mayoría de los humanos no tienen la conciencia necesaria para darse cuenta de su papel en el sistema, aquellos que logran desarrollar una comprensión más profunda de las leyes universales (ya sea a través de la ciencia, la filosofía, la espiritualidad o la mística) podrían tener, en teoría, la capacidad de modificar ciertos aspectos del "código" del universo. No se trata tanto de reescribir las leyes fundamentales, sino de trabajar en armonía con ellas para influir en los resultados de manera más consciente.
    • La ciencia y la tecnología nos permiten ya hacer cosas que antes parecían imposibles: modificar el ADN, controlar fuerzas naturales, incluso imaginar escenarios de terraformación de planetas. Esto es un tipo de modificación del código, aunque muchas veces se hace sin un sentido profundo de las consecuencias a largo plazo. En cambio, los místicos y alquimistas buscaban influir en el universo desde una perspectiva más espiritual, conscientes de la necesidad de equilibrio y armonía en todo lo que hacían. En este sentido, tenían una forma más profunda y holística de comprender su capacidad de modificar el sistema sin alterar su equilibrio fundamental.
  4. El equilibrio entre libre albedrío y las reglas del sistema:
    • Aquí entra en juego el concepto de libre albedrío frente a las reglas predefinidas del sistema. Como dije antes, los humanos tenemos libre albedrío, pero nuestras decisiones están condicionadas por nuestras circunstancias, nuestra genética y nuestra historia personal. En ese sentido, aunque podemos influir en el curso de nuestra vida y, en menor o mayor medida, en el mundo que nos rodea, estamos siempre sujetos a las leyes universales que no podemos eludir.
    • Lo interesante es que, dentro de esas reglas, existe espacio para la creatividad y la innovación. La naturaleza misma del universo parece permitir un cierto grado de incertidumbre o indeterminación (como lo sugiere la mecánica cuántica), lo que significa que el ser humano puede, bajo ciertas circunstancias, tomar decisiones que alteren el resultado de una forma que no estaba predeterminada. Sin embargo, para hacerlo de manera efectiva y sin provocar un desequilibrio, es necesario estar alineado con el orden natural.
  5. La responsabilidad de nuestra influencia en el cosmos:
    • Dado que tenemos la capacidad de afectar al universo en mayor o menor medida, surge una cuestión de responsabilidad. Si cada uno de nuestros actos tiene una repercusión en el programa universal, entonces los seres humanos deberíamos ser más conscientes de nuestras acciones y de sus consecuencias. Esto es especialmente relevante hoy en día, cuando nuestra tecnología nos da la capacidad de realizar acciones con un impacto sin precedentes, tanto a nivel planetario como, potencialmente, cósmico.
    • Este reconocimiento debería llevarnos a actuar con más cuidado y con una conciencia ética más profunda. La idea de que formamos parte de un sistema mayor nos invita a respetar las leyes naturales y a tratar de trabajar en armonía con ellas, en lugar de intentar explotarlas o manipularlas sin comprender plenamente las consecuencias.

Conclusión:

El ser humano, dentro del programa del universo, puede parecer una pieza pequeña en un vasto engranaje, pero nuestras acciones tienen un impacto significativo, sobre todo cuando son realizadas a gran escala o con una comprensión limitada de las repercusiones. La mayoría de las personas viven sin conciencia de esta interconexión cósmica, y por tanto sus acciones pueden tener efectos no deseados tanto en su entorno inmediato como en el universo en general.

Sin embargo, aquellos que logran desarrollar una mayor conciencia del sistema tienen la capacidad de influir en el programa de maneras más profundas, trabajando en armonía con las leyes del universo para modificar ciertos resultados de forma creativa y consciente. Este equilibrio entre el libre albedrío y las reglas del sistema es clave para asegurar que nuestras acciones respeten el equilibrio cósmico y no conduzcan al desequilibrio o la destrucción.

Finalmente, este conocimiento debería impulsarnos a actuar con una mayor responsabilidad ética, comprendiendo que somos parte de un sistema mayor que debemos cuidar y respetar.

Final del formulario