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viernes, 8 de agosto de 2025

¿CADA UNIVERSO TIENE SU DIOS? 18

 



Los humanos y la conexión con la red: el eco del Akasha

Si existe una red cósmica que une los universos como partes de una mente mayor, no sería absurdo pensar que seres conscientes dentro de un universo —como los humanos— puedan captar destellos de esa red. De hecho, muchas tradiciones espirituales, filosóficas y esotéricas han afirmado, desde hace milenios, que esa conexión no solo es posible, sino que ha ocurrido y ocurre a través de lo que han llamado: el Registro Akáshico.

Según esta visión, todo lo que ha sucedido —cada pensamiento, emoción, acto, descubrimiento o transformación en el universo— queda registrado en una especie de campo etérico, más allá del espacio físico. Este campo es como una memoria universal, un archivo vivo del ser, al que ciertos individuos especialmente sensibles pueden acceder, ya sea a través de la meditación, los sueños, estados alterados de conciencia o una intuición aguda.

Desde la perspectiva del Multiverso Inteligente Evolutivo, podríamos reinterpretar esta idea sin necesidad de recurrir a una noción puramente mística. El Registro Akáshico podría ser una interfaz natural de la red cósmica de información, un canal que conecta a las conciencias individuales con la memoria estructural del universo y del multiverso.

Algunos seres humanos, según distintas tradiciones, pueden acceder a un campo de información más allá de su experiencia directa. Es lo que la tradición vedántica llama Registro Akáshico. En estados ampliados de conciencia, meditación profunda o desdoblamiento astral, se afirma que la mente humana puede entrar en contacto con información almacenada en otros planos o incluso otros universos.

Desde la perspectiva del Multiverso Programado, este registro puede entenderse como una interfaz sensible de la red cósmica, donde las conciencias individuales acceden a datos compartidos por toda la estructura multiversal. La intuición, la inspiración profunda, ciertos sueños o visiones, podrían ser formas de acceso parcial o momentáneo a esta base de datos mayor.

Así como una neurona puede comunicarse con otras en el cerebro, aunque estén distantes físicamente, la conciencia humana podría, en ciertos estados, resonar con otros nodos de la red universal, accediendo a patrones de información que no provienen de la experiencia individual o inmediata.

Esto explicaría:

  • Las visiones que trascienden culturas y épocas.
  • La aparición de ideas o símbolos similares en civilizaciones sin contacto aparente.
  • La sensación de “recordar” algo que no se ha vivido, como si la conciencia individual se asomara a una memoria más grande, anterior y compartida.

No todos acceden igual

Como ocurre con cualquier sistema complejo, no todos los nodos tienen el mismo nivel de acceso o sensibilidad. Algunos humanos parecen estar más sintonizados con esta red: visionarios, místicos, artistas, científicos intuitivos, incluso niños con percepción extrasensorial.

No se trata de dones mágicos, sino quizás de estructuras cerebrales y mentales que operan en frecuencias inusuales, capaces de captar lo que normalmente queda fuera del rango de percepción ordinario. En este marco, la mente humana no solo sería receptora, sino también transmisora, capaz de enriquecer el Registro Akáshico con nuevas experiencias, reflexiones, emociones.

Cada ser consciente, entonces, es también un nodo activo de la red multiversal, un canal que recibe y aporta. Y en ese flujo de información, la inteligencia cósmica evoluciona, se afina, se vuelve más rica y más profunda.

La conexión humana con el Akasha no es una fantasía espiritual, sino una hipótesis coherente con la idea de una red cósmica inteligente. En ella, lo divino y lo humano no están separados: se encuentran, se escuchan, y se construyen mutuamente.

 

 

 

martes, 5 de agosto de 2025

¿CADA UNIVERSO TIENE SU DIOS? 17

 


La intuición como eco de otras realidades

A veces, los seres humanos experimentan intuiciones, sueños, visiones, ideas que parecen no haber nacido de su historia personal ni del entorno inmediato.
¿Qué pasaría si algunas de esas ideas fueran resonancias procedentes de otros universos, de otras líneas de existencia que laten en la misma red?

Quizá la creatividad humana, la inspiración artística, incluso ciertas formas de sabiduría espiritual, sean interferencias sutiles de esa gran red de universos interconectados.                                                         
Como si nuestra mente, sintonizada a cierta frecuencia, pudiera captar ecos del aprendizaje acumulado en otros mundos.

No sería locura, ni alucinación, sino una forma avanzada de comunicación no local, que aún no comprendemos del todo, pero que podríamos estar empezando a intuir.

En esta red, la conciencia se distribuye, se expande, no se limita a un lugar ni a una forma de vida. Todo está conectado. Cada universo contribuye con su voz única a la gran sinfonía cósmica.


Y así, el multiverso no es una colección de mundos inconexos, sino un único ser en múltiples manifestaciones, dialogando consigo mismo en un lenguaje más allá del espacio y del tiempo.