La red de información universal
En la física cuántica se plantea la posibilidad de correlaciones no locales.
Dos partículas entrelazadas pueden influirse de forma instantánea, más allá del
espacio. Esta propiedad sugiere que existe un nivel profundo de
conexión estructural entre los elementos del universo.
Extrapolando esta idea al multiverso, podríamos hablar de una red informacional
que conecta todos los universos, como una malla de datos, vibraciones
o memorias que permite que el aprendizaje de uno sea transmitido al conjunto.
El neurocientífico Karl Pribram y el físico David Bohm propusieron que el
universo podría tener una estructura holográfica, donde cada parte
contiene la información del todo. Esta idea refuerza la posibilidad de
una red cósmica donde cada universo resuena con los demás,
compartiendo sus avances, errores y descubrimientos.
El campo unificador: más allá del tiempo y el espacio
Para que
exista una red así, debe haber algo que trascienda los límites de cada
universo. Algo que no esté contenido dentro de uno solo, sino que actúe como
fondo común, como campo unificador.
Podríamos
llamarlo:
- El Éter Informacional,
una matriz de datos sutiles que interconecta todos los universos.
- La Noosfera Multiversal,
una especie de mente compartida que emerge de todas las conciencias
individuales.
- El Tejido de la Conciencia,
una red de correlación estructural donde cada nodo (universo) alimenta al
todo.
Sea cual sea
su naturaleza, esta red permite que lo aprendido en un universo no se quede
atrapado allí, sino que alimente al conjunto, como si cada universo
enviara un paquete de actualización al programa central. Es una red de
retroalimentación evolutiva, donde cada experiencia suma, corrige o expande
la inteligencia cósmica.
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