Entidades y viajes transdimensionales
En los relatos de quienes han vivido experiencias cercanas a la muerte, o
han experimentado salidas del cuerpo, se repiten patrones sorprendentes: encuentros
con entidades luminosas, visitas a paisajes no terrestres, percepción de
información universal.
En este contexto, las entidades no necesariamente pertenecen a este
universo, sino que podrían ser manifestaciones conscientes de otros
planos o dimensiones conectadas. Y el cuerpo astral, o la conciencia
desprendida, actuaría como un "módulo viajero", capaz de navegar por
la red multiversal.
Esta posibilidad sugiere que la mente humana no está confinada a un
solo universo, y que algunos individuos, en ciertas condiciones,
pueden operar como exploradores activos de esta red cósmica.
Conciencias viajeras: el astral y el cruce entre
dimensiones
Entre
quienes han explorado el límite de la conciencia ordinaria, existen relatos
coincidentes de experiencias conocidas como viajes astrales o proyecciones
de conciencia. Se describe como un desprendimiento del cuerpo físico, donde
la conciencia, en una forma sutil —a menudo llamada “cuerpo astral”—, es capaz
de desplazarse, percibir realidades distintas, y acceder a planos que no
pertenecen al espacio-tiempo ordinario.
En el
contexto del Multiverso Inteligente Evolutivo, estas experiencias podrían tener
una interpretación ampliada:
Lo que estas
personas están experimentando no es fantasía ni mera alucinación, sino el
contacto directo con otros niveles del entramado multiversal.
Durante el
desprendimiento astral, ciertos individuos relatan haber visitado:
- Lugares que no existen en este
universo físico, pero
que poseen coherencia estructural, belleza e incluso arquitectura
compleja.
- Entidades conscientes que no tienen forma humana,
pero muestran inteligencia, voluntad, comunicación.
- Espacios de información pura, donde lo visual, lo sonoro y
lo simbólico se funden, como si estuvieran navegando una interfaz viviente
del Registro Akáshico.
Desde esta
visión, el cuerpo astral sería una interfaz entre la conciencia individual y
la red multiversal, una especie de vehículo sutil capaz de desplazarse no
sólo a través del espacio, sino entre planos y niveles de existencia.
Y no sería
descabellado pensar que, durante estos viajes, la conciencia humana esté
entrando en contacto con otras formas de inteligencia, tal vez entidades
que habitan otras dimensiones, otros universos, o que existen en la
intersección misma entre los mundos.
Algunos
místicos los han llamado “guías”, otros los ven como “seres de luz” o incluso
“civilizaciones de conciencia”. ¿Qué son en realidad?
Quizá sean:
- Nodos antiguos de la red, fragmentos conscientes de
universos anteriores que no desaparecieron, sino que perduran en capas
sutiles.
- Expresiones especializadas de
la inteligencia cósmica, que no tienen cuerpo ni tiempo, pero que
cumplen funciones dentro del programa evolutivo.
- O tal vez otras almas
viajeras como la nuestra, en tránsito, compartiendo caminos que se
cruzan.
Lo
importante es que estas experiencias, más allá de su diversidad, apuntan a una
misma verdad:
La
conciencia puede cruzar umbrales.
Puede salir de su marco local.
Puede dialogar con otras realidades, y con ellas, aprender, transformar y
traer de vuelta información esencial.
Y así, el
ser humano no es solo un testigo del multiverso, sino un explorador activo,
un viajero del programa mayor, alguien que puede tocar el misterio y volver
con señales para los demás.