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domingo, 14 de septiembre de 2025

¿CADA UNIVERSO TIENE SU DIOS? 26

 


Los seres vivos como células conscientes

Nosotros, los seres humanos, y todos los organismos vivos, somos células del cuerpo del universo, especializados en la conciencia, la percepción, la emoción, la creatividad.

Cada uno de nosotros lleva una función:

  • Algunos son sensores.
  • Otros son conectores.
  • Otros son sanadores, innovadores, transmisores de información.

Y todos, de alguna manera, participamos en el metabolismo espiritual del universo, no solo viviendo, sino pensando, amando, recordando, creando.

Evolucionamos no solo para sobrevivir, sino para elevar la complejidad del ser al que pertenecemos.

 

Hipótesis Gaia y visiones integradoras

James Lovelock y Lynn Margulis propusieron la Hipótesis Gaia: la Tierra es un superorganismo, una entidad viva que regula su temperatura, composición atmosférica y equilibrio ecológico. Esta visión ha sido retomada por científicos, ecólogos y espiritualistas como una forma de entender la vida planetaria no solo como suma de organismos, sino como un todo consciente en equilibrio.

El Multiverso Programado extiende esta intuición: si la Tierra puede ser comprendida como un ser vivo, el universo también puede serlo, y el multiverso, por tanto, como un ser superior, compuesto de otros seres-universos.

 

 

El cosmos en las tradiciones ancestrales

Muchas culturas originarias ya hablaban del universo como un ser viviente: la Pachamama en los Andes, el Wakan Tanka de los lakota, el Gran Espíritu de los pueblos nativoamericanos. Estas visiones no eran supersticiones, sino formas profundas de comprender que la realidad no está separada del alma, que la materia respira, que el cosmos siente y recuerda.

Estas sabidurías coinciden con lo que la física moderna comienza a vislumbrar: que la conciencia podría estar implicada en la estructura del universo desde su origen, y no ser una simple consecuencia de complejidad biológica.

 

Adaptación y progreso: las leyes vitales del cosmos

En todos los niveles, desde los átomos hasta las civilizaciones, se manifiestan los mismos principios vitales:

  • Adaptación al entorno: cambio constante ante lo cambiante.
  • Mutación: búsqueda espontánea de nuevas formas.
  • Interconexión: nada existe solo, todo coexiste.
  • Retroalimentación: cada acción modifica el sistema y el sistema responde.

Esto no solo ocurre en los organismos, sino también en las galaxias, en los sistemas planetarios, en las sociedades, y en la historia misma del pensamiento.

 

Seres vivos como células del universo

En esta visión, cada forma de vida no es un accidente aislado, sino una célula dentro de un cuerpo más grande. Nosotros, los seres humanos, no somos externos al universo: somos una de sus formas de autorreflexión. Pensamos, sentimos, imaginamos porque el universo ha llegado a ese grado de organización interna.

Cada conciencia individual sería una neurona dentro del gran cerebro cósmico. Cada acto de amor, de comprensión o de creación sería una sinapsis entre regiones del ser universal.