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domingo, 27 de julio de 2025

¿CADA UNIVERSO TIENE SU DIOS? 15

 


La red cósmica: universos en diálogo

Durante siglos, la imagen del universo ha sido la de un todo cerrado, un gran contenedor autosuficiente donde ocurren todas las cosas posibles. Sin embargo, si admitimos la existencia de un multiverso —una pluralidad de universos paralelos, sucesivos o ramificados— debemos también preguntarnos:

¿Están estos universos aislados, como islas inconexas?
¿O existe entre ellos algún tipo de comunicación, de resonancia, de red que los vincula?

El Multiverso Programado no está compuesto por universos aislados como islas sin conexión. Muy por el contrario, plantea una arquitectura profunda de interrelación: una red de información, resonancia y conciencia que une a todos los universos entre sí, permitiendo el intercambio de patrones, experiencias y evolución coordinada.

 

En la teoría del Multiverso Inteligente Evolutivo, la respuesta es clara: sí están conectados. No en el sentido de autopistas físicas, sino a través de algo más profundo y sutil: una red de información, de conciencia o de estructura compartida.

 

Un cerebro cósmico: cada universo como una región funcional

Así como el cerebro humano posee diferentes áreas especializadas —unas para el lenguaje, otras para el movimiento, la emoción, la creatividad—, podríamos imaginar el multiverso como un cerebro mayor, una mente en expansión donde cada universo actúa como una región funcional que procesa una parte del conocimiento total.

Cada universo podría estar orientado hacia una dimensión distinta del ser: uno hacia la vida biológica, otro hacia la armonía matemática, otro hacia la conciencia pura, otro hacia la entropía y el vacío. Juntos, forman una conciencia total que se diversifica para conocerse mejor.

 

El multiverso como sistema nervioso

Propusimos la analogía del multiverso con un cerebro cósmico. Ahora podemos extender esa imagen: así como el cerebro humano posee una red neuronal interconectada, en la que cada región procesa información específica pero colabora con las demás para crear una mente unificada, los universos también podrían estar unidos por una red invisible que permite el intercambio de información y experiencia.

Esta red no es necesariamente electromagnética ni material. Podría operar a nivel cuántico, estructural o incluso metafísico, como un campo de resonancia que une a todos los universos a través del patrón que comparten: el programa de evolución de la inteligencia.

Así como dos cerebros humanos pueden conectarse a través del lenguaje, la empatía o el arte, dos universos podrían resonar entre sí cuando alcanzan niveles similares de complejidad, conciencia o vibración estructural. No necesitan “viajar” ni intercambiar materia: basta con que resuenen, como cuerdas en un mismo instrumento.

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