Los humanos y la conexión con la red: el eco del
Akasha
Si existe
una red cósmica que une los universos como partes de una mente mayor, no sería
absurdo pensar que seres conscientes dentro de un universo —como los
humanos— puedan captar destellos de esa red. De hecho, muchas tradiciones
espirituales, filosóficas y esotéricas han afirmado, desde hace milenios, que
esa conexión no solo es posible, sino que ha ocurrido y ocurre a través
de lo que han llamado: el Registro Akáshico.
Según esta
visión, todo lo que ha sucedido —cada pensamiento, emoción, acto,
descubrimiento o transformación en el universo— queda registrado en una
especie de campo etérico, más allá del espacio físico. Este campo es como una
memoria universal, un archivo vivo del ser, al que ciertos individuos
especialmente sensibles pueden acceder, ya sea a través de la meditación, los
sueños, estados alterados de conciencia o una intuición aguda.
Desde la
perspectiva del Multiverso Inteligente Evolutivo, podríamos
reinterpretar esta idea sin necesidad de recurrir a una noción puramente
mística. El Registro Akáshico podría ser una interfaz natural de la red
cósmica de información, un canal que conecta a las conciencias individuales
con la memoria estructural del universo y del multiverso.
Algunos seres humanos, según distintas tradiciones, pueden acceder a un
campo de información más allá de su experiencia directa. Es lo que la tradición
vedántica llama Registro Akáshico. En estados ampliados de conciencia,
meditación profunda o desdoblamiento astral, se afirma que la mente
humana puede entrar en contacto con información almacenada en otros planos o
incluso otros universos.
Desde la perspectiva del Multiverso Programado, este registro puede
entenderse como una interfaz sensible de la red cósmica, donde
las conciencias individuales acceden a datos compartidos por toda la estructura
multiversal. La intuición, la inspiración profunda, ciertos sueños o visiones,
podrían ser formas de acceso parcial o momentáneo a esta base de datos mayor.
Así como una
neurona puede comunicarse con otras en el cerebro, aunque estén distantes
físicamente, la conciencia humana podría, en ciertos estados, resonar con
otros nodos de la red universal, accediendo a patrones de información que
no provienen de la experiencia individual o inmediata.
Esto
explicaría:
- Las visiones que trascienden
culturas y épocas.
- La aparición de ideas o
símbolos similares en civilizaciones sin contacto aparente.
- La sensación de “recordar” algo
que no se ha vivido, como si la conciencia individual se asomara a una
memoria más grande, anterior y compartida.
No todos acceden igual
Como ocurre
con cualquier sistema complejo, no todos los nodos tienen el mismo nivel de
acceso o sensibilidad. Algunos humanos parecen estar más sintonizados con
esta red: visionarios, místicos, artistas, científicos intuitivos, incluso
niños con percepción extrasensorial.
No se trata
de dones mágicos, sino quizás de estructuras cerebrales y mentales que
operan en frecuencias inusuales, capaces de captar lo que normalmente queda
fuera del rango de percepción ordinario. En este marco, la mente humana no solo
sería receptora, sino también transmisora, capaz de enriquecer el
Registro Akáshico con nuevas experiencias, reflexiones, emociones.
Cada ser
consciente, entonces, es también un nodo activo de la red multiversal,
un canal que recibe y aporta. Y en ese flujo de información, la inteligencia
cósmica evoluciona, se afina, se vuelve más rica y más profunda.
La conexión
humana con el Akasha no es una fantasía espiritual, sino una hipótesis coherente con
la idea de una red cósmica inteligente. En ella, lo divino y lo humano no están
separados: se encuentran, se escuchan, y se construyen mutuamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario