Sabido es que en la actualidad, y cada vez en mayor medida, el
número de nacimientos humanos, en Europa, va disminuyendo paulatinamente. Lo
curioso es que casi en la misma proporción van aumentando las adopciones de
animales domésticos, especialmente perros y gatos.
Simultáneamente a esta situación, resulta que los jóvenes se
emancipan de sus padres cada vez más tarde. Raro es aquel que se emancipa con
veintipocos años, la mayoría a partir de los treinta.
Aunque últimamente se haya subido varias veces el SMI, la
realidad es que cada vez es más difícil acceder a la vivienda, y no es porque
no haya viviendas suficientes, que también, sino que el problema es el costo de la misma, sea en propiedad, sea en alquiler.
Por tanto, resulta imposible emanciparse, pues para pagar
vivienda deben juntarse varios salarios, y aun así, solo se podrá pagar una vivienda
pequeña.
Esto hace que en el caso de que una pareja gane lo
suficiente para pagar una vivienda, le imposibilita de manera absoluta tener
hijos, pues no puede pagarlos.
Los políticos se agarran a esta situación para justificar
que se acoja toda la emigración que llega, pues de esta manera se asegura mano
de obra para diversas actividades económicas que permiten así que la economía
vaya bien. Y luego está la justificación de que quienes nos visitan son gente
que busca mejorar sus vidas legítimamente.
El capital está de acuerdo con esto, pues eso le permite a
muchos, contratar a gente por mucho menos que el salario mínimo interprofesional
y además les hacen trabajar jornadas interminables, así que los poderosos no
protestan.
Así resulta que acoger emigrantes es un gran acto, pues
todos salimos beneficiados. Lo curioso es que precisamente aquellos que
despotrican de los emigrantes, la ultraderecha, también salen beneficiados,
pues ven aumentados sus seguidores políticos que son intoxicados con la idea de
que si ellos viven mal es por culpa de los emigrantes que son los que les
quitan el trabajo y el buen salario. No vaya a pensar nadie que la culpa es de
los empresarios.
Mis conceptos personales desarrollados en paralelo con mi teoría
del Universo Programado, me hacen amar al Universo con todo su contenido, sean
amebas, insectos, peces, animales diversos y hasta a los seres humanos, sin
distinción de razas, colores de la piel, nacionalidad, lengua o religión. Por
tanto nada tengo en contra, a priori, de los emigrantes que llegan a mi país.
Si echo de menos una regulación inteligente y justa que
distribuya de manera adecuada a los emigrantes que llegan, para evitar efectos
adversos en la economía y en la convivencia.
Quienes me conocen, un poco al menos, saben perfectamente
que para mi todas las religiones son falsas, pues están basadas en mitos y no
han sido capaces de actualizarse, pero entiendo que son el pilar de mucha gente
que sin ella no sabría que hacer ni por donde ir. Entre todas las religiones
hay unas que solo mediatizan a nivel mental, pero en realidad cada cual es
libre de aceptarla o no, de cumplir con determinadas normas o no, y no sucede
nada por ello, pues socialmente también se aceptan todas las posiciones. En cambio
hay otras religiones que absorben por completo la vida del seguidor de la
misma, de manera que le obligan a cumplir con un montón de preceptos e incluso,
socialmente, son totalmente intolerantes con otras posiciones que no sean las
marcadas por ellas.
En Europa proliferan las tolerantes, mayoritariamente son derivadas
del cristianismo.
En el Sur, en África, mayoritariamente impera la religión
musulmana que funciona de manera semejante al catolicismo medieval.
Si en el futuro, a medio y largo plazo, no hay cambios
políticos en el tratamiento económico, en lo referente al poder adquisitivo,
los europeos no tendremos descendencia y nos acercaremos a un crecimiento cero
en los natalicios. Si, simultáneamente, tampoco hay cambios en la regulación de
la emigración, es claro que llegará un momento en que la población foránea será
superior a la autóctona. Aunque, en el futuro, la gran mayoría hayan nacido en
Europa, lo cierto es que su origen no será europeo, por tanto tampoco lo serán
sus creencias y costumbres.
Al ser nacidos en Europa, serán ciudadanos europeos de hecho
y de derecho, por lo tanto irán formando parte de las administraciones del
estado y también de la política. El día que sean mayoría en los parlamentos,
serán los descendientes de los emigrantes de hoy quienes gobernarán en las
naciones de Europa, imponiendo sus costumbres, creencias y religiones, de
manera que los europeos de linaje antiguo tendremos que acatar todo lo que los
nuevos gobernantes nos impongan, cambiando por completo el panorama actual.
Yo para entonces estaré en otra dimensión, por tanto no me
afectará lo más mínimo, pero si a mis biznietos y eso me duele.
Es verdad que no estoy de acuerdo con el sistema actual,
donde la libertad es una falsedad aceptada por una mayoría, que no es
consciente de la Matrix en la que vive, creada digitalmente, pero el futuro que
preveo sería un mundo anterior, analógico, que tendrán que vivir los europeos
digitales, el cual será muy difícil de aceptar.
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