Seguidores

sábado, 25 de octubre de 2025

LA IGLESIA Y EL LENGUAJE 2




Seguimos con otras palabras y sus nuevos significados desde que la Iglesia los modificó, cambiando totalmente el sentido de las  mismas. Daos cuenta como las palabras cambian la forma de ver el mundo

 

 1. Espíritu

  • Origen: del latín spiritus, “aliento”, “soplo”, “respiración”, del verbo spirare (“respirar”).
  • En griego: pneuma (πνεῦμα), mismo significado.
  • Sentido original: el aliento vital, la energía que da vida.
  • Reinterpretación: entidad inmaterial, divina o angelical, contrapuesta al cuerpo. Así surge el “Espíritu Santo”.

 

2. Alma

  • Origen: del latín anima, “aire”, “viento”, “principio vital”.
  • Sentido original: la fuerza que anima a un ser vivo.
  • Reinterpretación: sustancia inmortal e individual creada por Dios.
  • El alma se separa del cuerpo, lo cual es una idea ajena al pensamiento hebreo original (donde nefesh significaba “ser vivo”, no “espíritu inmortal”).

 

3. Gloria

  • Origen: del latín gloria, “fama”, “reputación”, “honor”.
  • Sentido original: reconocimiento público o prestigio.
  • Reinterpretación: esplendor divino o estado celestial de perfección.

 

4. Gracia

  • Origen: del latín gratia, “favor”, “benevolencia”, “agrado”.
  • Sentido original: encanto, don gratuito o cortesía.
  • Reinterpretación: favor divino que salva al alma. Se vuelve un concepto teológico central (la “gracia de Dios”).

 

5. Justicia

  • Origen: del latín iustitia, de ius, “derecho”, “ley”.
  • Sentido original: conformidad con la ley o con la equidad.
  • Reinterpretación: atributo divino o estado moral de santidad (“ser justos ante Dios”).

 

6. Bautismo

  • Origen: del griego baptizein (βαπτίζειν), “sumergir”, “mojar”.
  • Sentido original: inmersión física en agua.
  • Reinterpretación: rito espiritual de purificación y admisión a la comunidad cristiana.

 

7. Revelación

  • Origen: del latín revelare, “quitar el velo”, “descubrir”.
  • Sentido original: mostrar algo oculto.
  • Reinterpretación: manifestación directa de la verdad divina.
  • El término Apocalipsis (de apokálypsis, “revelación”) también cambió de sentido: pasó de significar “revelación” a “fin del mundo”.

 

8. Salvación

  • Origen: del latín salvatio, de salvare, “preservar”, “mantener sano”.
  • Sentido original: salud, bienestar físico o liberación de peligro.
  • Reinterpretación: liberación espiritual del pecado y la condena eterna.

 

9. Redención

  • Origen: del latín redemptio, “rescatar”, “comprar de nuevo”.
  • Sentido original: liberar pagando un precio (por ejemplo, un esclavo).
  • Reinterpretación: sacrificio de Cristo como pago por los pecados de la humanidad.

 

10. Profeta

  • Origen: del griego prophḗtēs (προφήτης), “el que habla en nombre de otro”, de pro- (“delante”) y phēmi (“hablar”).
  • Sentido original: portavoz o intérprete.
  • Reinterpretación: persona inspirada por Dios que anuncia verdades reveladas o eventos futuros.

 

11. Paraíso

  • Origen: del persa antiguo pairidaeza, “jardín amurallado”.
  • Pasó al griego como parádeisos (παράδεισος).
  • Sentido original: jardín cerrado, espacio de descanso y abundancia.
  • Reinterpretación: morada celestial de los justos.

 

 

12. Eternidad

  • Origen: del latín aeternitas, de aevum, “tiempo, época, duración”.
  • Sentido original: larga duración o edad indefinida.
  • Reinterpretación: existencia sin comienzo ni fin; atributo exclusivo de Dios o del alma salvada.

 

13. Sagrado / Santo

  • Sagrado: del latín sacer, “separado”, “consagrado a los dioses”.
  • Santo: del latín sanctus, participio de sancire, “declarar inviolable”.
  • Sentido original: algo apartado del uso común o protegido por tabú.
  • Reinterpretación: pureza moral, divinidad o perfección espiritual.

 

14. Sacramento

  • Origen: del latín sacramentum, “juramento”, “compromiso”.
  • En el ejército romano era el juramento de lealtad al emperador.
  • Reinterpretación: rito sagrado que confiere la gracia divina (bautismo, comunión, etc.).

 

15. Reino

  • Origen: del latín regnum, “gobierno, soberanía”.
  • Sentido original: dominio político o territorial.
  • Reinterpretación: “Reino de Dios”: realidad espiritual, orden moral divino.

 

Conclusión general:
A través de los siglos, la Iglesia fue sacralizando palabras comunes —de la vida política, jurídica, médica o filosófica— para construir su propio lenguaje teológico.
Esa “reprogramación del lenguaje” es muy reveladora: al cambiar el significado de las palabras, cambió también la forma en que las personas comprendían la realidad, la culpa, la autoridad y lo divino.

Así vemos, acorde con mi teoría del UNIVERSO PROGRAMADO, como un grupo de hombres reprograma el lenguaje y esto se transmite al programa universal, de forma que a partir de aquí, la zona de humanos, donde ejercen su influencia, ya no entenderán las cosas como antes, sino que se interpretarán de acuerdo con el nuevo lenguaje. Este es el gran poder de las palabras sobre la mente humana.

 

viernes, 24 de octubre de 2025

LA IGLESIA Y EL LENGUAJE 1

 


Debo decir que con unos 10 años ingresé como monaguillo, en la iglesia del pueblo donde vivía, y que dado el cura párroco que la dirigía, yo era un ferviente católico y para mi el cura era como mi segundo padre.

Mi interés por las religiones me viene de aquel momento en que, con 15 años, ingresé en un colegio que dirigían los curas salesianos. Estos sacerdotes, además de enseñarnos el catecismo, eran los que controlaban la disciplina de los alumnos. Observé como nos humillaban porque éramos pobres, por eso estábamos ahí, porque nuestros padres no tenían dinero para llevarnos a un colegio privado. Esto nos lo recordaban todos los días y esta era una forma de meternos miedo, para que obedeciéramos sin rechistar, pues de hacerlo, nos podrían expulsar y así arruinar nuestra vida.

Yo no podía entender que los intermediarios entre Dios y los hombres nos trataran así. No me parecía que cuadrase lo que estudiábamos en el catecismo respecto a Dios, como un ser bondadoso y comprensivo, con esta gente que hacía todo lo contrario, por ello, cuando me puse a trabajar y tuve dinero, adquirí libros que hablasen de otras religiones. Posteriormente me puse a estudiar la Biblia, y así este interés me ha acompañado toda la vida, buscando lo que había de verdad en las religiones y lo que había de falsedad.

Estudiando la Biblia, observé que algunas cosas no cuadraban y esto me llevó a buscar otras opiniones sobre civilizaciones antiguas, otros dioses y otros nombres. Así me enteré que siempre que aparece la palabra Dios en la Biblia, en realidad, en el original en arameo la palabra era Elohim y que no era singular sino plural, por tanto, en lugar de dios debería decir dioses. Naturalmente, un libro que es interpretado como monoteísta, es decir, que propugna que solo hay un Dios Creador del Universo, no podía hablar de dioses. Luego me entero de que Elohim en realidad significaba “seres superiores “ o “seres poderosos”. Ahí comencé a preguntarme cuantas otras palabras utilizadas por los curas, tendrían significados diferentes de los que se les atribuye actualmente. Lo que os presento seguidamente es el resultado de esta búsqueda.

 

INFIERNO

  • Origen: del latín infernus, “lo inferior”, derivado de infra (“debajo”).
  • Sentido original: literalmente “lo que está abajo” o “los lugares inferiores”.
  • En la antigüedad clásica (inferi), se refería simplemente al mundo subterráneo o de los muertos, no necesariamente un lugar de castigo.
  • La Iglesia lo reinterpretó como el sitio del tormento eterno, equiparando el Hades o Sheol con un lugar moral de condena.

LITURGIA

  • Origen: del griego leitourgía (λειτουργία), compuesta de léitos (“del pueblo”) y érgon (“obra, servicio”).
  • Significado original: “servicio público”, “obra realizada para el pueblo”.
  • En Atenas era el término para servicios o deberes cívicos, como financiar un festival o un barco.
  • La Iglesia lo adaptó para designar el “servicio religioso” o la forma ritual del culto.

 

DOGMA

  • Origen: del griego dógma (δόγμα), “opinión”, “decreto”, “lo que parece bien”.
  • Deriva del verbo dokein (“parecer”, “opinar”).
  • Sentido original: una opinión o enseñanza aceptada, pero no necesariamente inmutable.
  • La Iglesia lo transformó en “verdad revelada e incuestionable”, es decir, un dogma de fe.

PECADO

  • Origen: del latín peccatum, de peccare, “errar”, “tropezar”, “faltar”.
  • Sentido original: cometer un error, desviarse del camino, equivocarse.
  • En hebreo, el equivalente jatá (חטא) significa literalmente “fallar el blanco”, como un arquero que yerra el tiro.
  • La Iglesia lo cargó de valor moral y teológico: ofensa a Dios.

EUCARISTÍA

  • Origen: del griego eucharistía (εὐχαριστία), “acción de gracias”, de eu- (“bien”) y charis (“gracia”).
  • Sentido original: agradecimiento, reconocimiento de un bien recibido.
  • En el cristianismo primitivo era una comida de acción de gracias, no un ritual sacramental formalizado.
  • Luego la Iglesia lo convirtió en el acto central del culto: la consagración del pan y el vino.

IGLESIA

  • Origen: del griego ekklesía (ἐκκλησία), de ek- (“fuera”) y kalein (“llamar”).
  • Significado original: “asamblea de los llamados”, es decir, reunión ciudadana o popular en la Grecia clásica.
  • El término designaba cualquier asamblea política o social.
  • El cristianismo lo tomó para referirse a la comunidad de creyentes, y más tarde al edificio o institución.

APÓSTOL

  • Origen: del griego apóstolos (ἀπόστολος), “enviado”, “mensajero”.
  • De apo- (“desde”) y stellein (“enviar”).
  • Sentido original: quien es enviado con una misión.
  • La Iglesia lo usó para designar a los doce discípulos principales de Jesús, y por extensión a quienes predican el Evangelio.

MISA

  • Origen: del latín missa, que viene de la fórmula de despedida del rito latino: Ite, missa est (“Idos, la asamblea está disuelta”).
  • Missa está relacionada con mittere, “enviar”.
  • Sentido original: “envío”, “despedida”.
  • Con el tiempo, el nombre de la despedida se aplicó a toda la celebración eucarística.
  • Curiosamente, la palabra que significaba “fin del acto” pasó a nombrar el acto entero.

Conclusión:
 La Iglesia católica (y otras tradiciones religiosas) resemantizó palabras que en su origen eran cívicas, filosóficas o simplemente descriptivas, otorgándoles un valor teológico, moral o institucional.

Así, lo que antes era servicio público (leitourgía), opinión (dógma) o error (peccatum), se volvió materia sagrada o pecado.

Así, cambiando el lenguaje, nos han programado para que el mundo que nos rodea no lo veamos de una forma natural sino a través del filtro y significados que les ha interesado a ellos para manipularnos.

 

martes, 21 de octubre de 2025

La humillación como instrumento de poder

 



La humillación se define como la acción y el efecto de herir el amor propio o la dignidad de una persona, ya sea mediante palabras o actos, para degradarla públicamente o en privado. Es un ejercicio de poder que puede causar una profunda emoción de vergüenza, desprecio o indignidad en la víctima. La humillación es perjudicial y puede manifestarse de diversas formas, desde el acoso y las burlas hasta actos de violencia, y puede tener efectos psicológicos y emocionales significativos en la víctima.

No obstante, desde los primeros textos religiosos conocidos, la humillación ocupa un lugar central en la relación entre lo divino y lo humano. En la Biblia, el Corán o los Vedas encontramos reiteradas exhortaciones a “humillarse ante Dios”, “reconocer la propia insignificancia” o “someter el yo” a una autoridad trascendente. Este gesto, presentado como virtud espiritual, ha moldeado durante milenios la manera en que los seres humanos conciben su propio valor, su libertad y su lugar en el cosmos.

1. El origen histórico de la sumisión religiosa

En las sociedades antiguas, la frontera entre dioses y gobernantes era difusa. Los faraones egipcios, los reyes sumerios o los emperadores mesopotámicos se proclamaban descendientes de los dioses o sus representantes directos. Los textos sagrados de esas civilizaciones —incluyendo algunos que más tarde influirían en la Biblia— describen a los dioses como seres poderosos, coléricos y jerárquicos, que exigen obediencia y castigan la desobediencia con severidad.

Si consideramos la posibilidad de que tales “dioses” fueran, en realidad, seres con una tecnología o conocimiento muy superior (como sostienen algunas interpretaciones alternativas de la historia), el panorama cambia: el acto de “humillarse” habría surgido no de una necesidad espiritual, sino de una relación de dominación. En este contexto, el sometimiento del ser humano no era más que una estrategia de control.

Con el paso de los siglos, las religiones institucionalizadas heredaron ese modelo de poder vertical. La autoridad divina se tradujo en autoridad clerical. Así, las estructuras religiosas —y luego las políticas— se basaron en la idea de que el ser humano debía rendir su voluntad ante una instancia superior, ya fuera Dios, el rey o el Estado.

2. La psicología de la humillación

Desde la psicología, la humillación es una experiencia emocional de pérdida de estatus, dignidad o autonomía. El psicólogo Evelin Lindner, especialista en el tema, la define como “la emoción que surge cuando una persona es forzada a una posición inferior que percibe como injusta”. En otras palabras, humillar es despojar al otro de su poder interno.

La religión, al presentar la humillación como virtud, introduce una ambigüedad psicológica: transforma un mecanismo de sometimiento en un ideal moral. La persona “humilde” —que en su sentido original simplemente significaba “de la tierra”, del latín humus— pasa a ser aquella que se resigna, que no cuestiona, que acepta su inferioridad ante el poder divino o institucional.

Este mecanismo genera lo que Erich Fromm llamó en El miedo a la libertad una sumisión voluntaria: el individuo renuncia a su autonomía a cambio de seguridad y pertenencia. En términos modernos, podríamos decir que la humillación internalizada se convierte en una herramienta de control psicológico masivo.

3. La perpetuación del modelo: del templo al sistema

Las élites religiosas y políticas han comprendido históricamente que un pueblo que se considera indigno o pecador es más fácil de gobernar. La culpa, la obediencia y el miedo a la desobediencia se convierten en resortes del poder. Por eso, incluso en sociedades aparentemente secularizadas, persisten estructuras simbólicas que repiten el patrón: jerarquías rígidas, culto a la autoridad, castigos por la disidencia.

El mensaje sigue siendo el mismo: “humíllate ante el sistema”. Ya no ante los dioses del desierto, sino ante las corporaciones, los gobiernos, o las instituciones que monopolizan el conocimiento y los recursos. En este sentido, la religión antigua fue el prototipo psicológico de las formas modernas de dominación.

4. Recuperar la dignidad como acto espiritual

Paradójicamente, las mismas tradiciones que enseñaron la humillación también contienen semillas de liberación interior. En los místicos, los gnósticos o los reformadores espirituales encontramos una reinterpretación radical: humillarse ante Dios no significa degradarse, sino trascender el ego y reconectar con la conciencia universal.

Sin embargo, esta lectura fue marginada por las jerarquías religiosas, porque un ser humano consciente de su propio poder espiritual ya no es manipulable. Recuperar esa dignidad —la conciencia de que somos parte creadora del universo, no siervos— puede considerarse hoy un acto de emancipación tanto psicológica como espiritual.

Esta es una demostración más de como las élites nos han programado y nos siguen programando. Por ello es necesario que aumentemos nuestra consciencia y así nos podremos desprogramar.


Conclusión

La humillación, en su versión institucionalizada, ha sido uno de los mecanismos más eficaces de control humano. Nació en un contexto histórico donde el poder se revestía de divinidad, y se perpetuó a través de la religión, la política y la cultura. Comprender este proceso —desde la historia y la psicología— es un primer paso para desactivar su efecto: dejar de confundir sumisión con virtud, y reconocer que la verdadera humildad no es servidumbre, sino conciencia lúcida de nuestra propia grandeza compartida.

Por todo esto es muy importante controlar y erradicar el tema del Bullying o acoso que se produce en los colegios entre jóvenes.


domingo, 19 de octubre de 2025

SANTIAGO APÓSTOL

 




La historia de Santiago Apóstol y su relación con España está rodeada de tradiciones, debates históricos y cuestiones teológicas. Si a Santiago lo decapitaron en el año 44 en Jerusalén, debería haber también información del presunto viaje a España antes de este suceso, pero no hay nada. He buscado información al respecto y aquí os relato lo que he encontrado.



1. ¿Viajó Santiago Apóstol a España?


La tradición cristiana sostiene que Santiago el Mayor, uno de los doce apóstoles de Jesucristo, viajó a Hispania (lo que hoy es España) para predicar el Evangelio. Sin embargo, esta afirmación no cuenta con evidencia histórica sólida.

Fuentes históricas:
El Nuevo Testamento: No menciona explícitamente que Santiago viajara fuera de Judea o Galilea. Según los Hechos de los Apóstoles (Hechos 12:1-2), Santiago fue decapitado por orden de Herodes Agripa I en Jerusalén hacia el año 44 d.C.
Primeras menciones de Santiago en España:
La idea de la evangelización de España por Santiago aparece por primera vez en documentos mucho más tardíos, como el Breviario de los Apóstoles (siglo VI), pero sin detalles concretos.
En el siglo IX, surge la tradición de que el cuerpo de Santiago fue trasladado milagrosamente a Galicia, consolidándose como parte de la cristiandad medieval.

Los estudiosos modernos, basados en la falta de evidencia en fuentes del primer siglo, consideran improbable que Santiago haya viajado a Hispania.

2. La aparición de la Virgen María a Santiago

La tradición dice que mientras Santiago predicaba en Zaragoza, la Virgen María se le apareció sobre un pilar (la Virgen del Pilar). Esto habría ocurrido en vida de María, lo que sitúa el evento antes de su Asunción, probablemente hacia el año 40 d.C.

Fuentes históricas:
Leyenda del Pilar: No hay documentación contemporánea que confirme esta aparición. La primera referencia escrita conocida se encuentra en textos del siglo XIII, mucho después de los eventos supuestos.
Contexto histórico: La historia parece haber surgido como una manera de vincular la figura de Santiago con el desarrollo del cristianismo en España y dar legitimidad a los lugares de culto asociados a él.

3. ¿Cómo fue decapitado en Galilea y su cuerpo trasladado a Galicia?

La tradición medieval sostiene que, después de la muerte de Santiago en Jerusalén, sus discípulos trasladaron su cuerpo milagrosamente a Galicia, donde fue enterrado.

Entiéndase la dificultad de trasladar un cadáver en aquella época desde Jerusalén a Galicia que diversas fuentes especulan entre varias semanas e incluso meses, con el problema de la descomposición del cadáver, aunque para la Iglesia las cadáveres de los santos son incorruptos.

Fuentes y problemas:
Acta de traslado: Los primeros relatos sobre el traslado del cuerpo de Santiago a Galicia surgen en el siglo IX, cuando se descubre la tumba en Compostela.
Crítica histórica:
No existen fuentes contemporáneas que respalden el traslado del cuerpo.
Los restos encontrados en Santiago de Compostela fueron identificados como los de Santiago basándose en tradiciones locales, pero no hay pruebas arqueológicas que confirmen que sean realmente suyos.
Algunos estudiosos han sugerido que los restos pertenecen a un obispo de Prisciliano (siglo IV), ya que su figura también generó devoción en Galicia.

4. ¿El cuerpo encontrado en Compostela es de Santiago?

La autenticidad de la tumba de Santiago en Santiago de Compostela ha sido cuestionada:

Argumentos a favor:
Desde el siglo IX, Compostela se convirtió en un importante centro de peregrinación y devoción, lo que refuerza la tradición de que allí se encuentran los restos del apóstol.
La Iglesia Católica ha apoyado la autenticidad de la tumba, aunque sin pruebas concluyentes.

Argumentos en contra:
No hay evidencias arqueológicas ni documentales previas al siglo IX que respalden esta afirmación.
Algunos investigadores sugieren que la identificación de la tumba fue una estrategia política y religiosa del rey Alfonso II de Asturias para consolidar el poder cristiano en el norte de la península ibérica frente al dominio musulmán.

Conclusión

La tradición de Santiago en España es más una cuestión de fe y devoción que de certeza histórica. La falta de evidencia contemporánea sobre el viaje de Santiago a Hispania, la aparición de la Virgen y el traslado de su cuerpo a Galicia ha llevado a muchos historiadores a interpretar estos relatos como construcciones legendarias de origen medieval. Sin embargo, estas tradiciones han tenido un impacto cultural y religioso profundo en España, convirtiendo a Santiago en el patrón del país y a Compostela en uno de los destinos de peregrinación más importantes del mundo.