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miércoles, 3 de diciembre de 2025

LA PINTURA DE KARFER EGUIA

 



Hablar de la pintura de Karfer es hablar de arquitectura y de urbanismo principalmente. No obstante, tiene otras vertientes como su experimentación con la abstracción, el simbolismo y el lirismo imaginativo de gran fantasía.






 Karfer es un artista que ha viajado mucho por Europa y conoce grandes ciudades, por tanto, tiene muchos recuerdos y añoranzas, lo que, en mi opinión, le lleva a recrear en sus cuadros esas grandes ciudades que añora, es una forma de viajar a ellas sin moverse de su casa para luego mostrarlas al mundo.






Representar las calles de una ciudad, sus puentes y grandes monumentos arquitectónicos, solo puede llevarse a cabo con rigor, si se conoce en profundidad la perspectiva lineal, tal como la conoce y usa un arquitecto o un delineante proyectista en arquitectura y justo esa capacidad y conocimiento es el que utiliza Karfer para resolver el dibujo base sobre el cual desarrolla su obra al óleo. Evidentemente esto se complementa con el uso de la perspectiva aérea que produce esa sensación de atmósfera y lejanía como podemos ver en sus obras.

Así mismo juega con la luz que irradia el Sol desde diversas direcciones, incluso de frente, a contraluz.






Cabe destacar como están resueltos los suelos de determinadas calles, incluso mojados por la lluvia, la superficie de las aguas fluviales, con sus reflejos correspondientes y como la definición perfecta que vemos cerca se pierde en la lejanía.






Experimenta con formas simples como bolas o simplificando aún más con manchas resueltas con espátula, con pequeñas tablas y hormas de zapatos…y hasta da vida a los árboles que dialogan con una niña, estructurándolos como seres mágicos.

El artista posee esa capacidad de extraer de su imaginación y de sus recuerdos, imágenes que, aunque plasmadas en dos dimensiones, nos produce la ilusión de una realidad tal que nos invita a introducirnos en el interior de sus obras.

 

lunes, 1 de diciembre de 2025

LA PINTURA DE ANTONIO FERNÁNDEZ SÁNCHEZ

 


 

En la pintura de Antonio Fernández podemos contemplar mares calmos y mares bravos, alguna embarcación luchando contra las olas, campos, lagos y estanques apacibles, campos llenos de nieve y trineos tirados por perros, montes atravesados por ríos y por trenes, rincones hogareños llenos de flores, ciudades  y campos vistos desde globos aerostáticos, plazas bulliciosas que son el corazón de la ciudad…




La luz suave o   intensa, según el estado del cielo, nos permite disfrutar de los armoniosos colores que reflejan los elementos representados dentro de un realismo neoimpresionista, resuelto a base de trazos cortos sobre una base de color más uniforme. Los variados matices cromáticos nos permiten disfrutar de una variada riqueza visual.




El manejo adecuado de la perspectiva lineal y aérea nos crea la ilusión de que podemos adentrarnos en el cuadro y pasear por los campos o montar en uno de los globos aerostáticos que majestuosamente sobrevuelan o navegar en los barcos que cruzan las aguas marinas, percibiendo la atmósfera densa de la lejanía.





Los árboles parecen mostrarnos sus múltiples hojas con sus variados matices y formas, aunque en realidad solo son pequeños toques de pincel dados con gran maestría.




También destacamos el gran espejo que semeja un río de lente discurrir que refleja un hermoso cielo con sus nubes y su luz con sus variados colores y matices lumínicos.






Viendo las pinturas de Fernández Sánchez uno llega a comprender que todo lo que existe está compuesto de átomos variados y de vibración en diferentes frecuencias.

domingo, 30 de noviembre de 2025

LA PINTURA DE PILAR CORTÉS




Contemplando la obra de Pilar Cortés uno se siente especialmente paseando por esos pueblos sencillos, antiguos y su campos bucólicos, donde todo es piedra y madera: las casas, las calles, los monumentos, los suelos… En las casas hay peras, manzanas, sillas, cántaros, macetas, enredaderas y ,en alguna obra, el contraste de la gran ciudad con sus rascacielos, con unas sencillas amapolas.



También hay paisajes con montes y vacas, arboledas y mares. Pero sobre todo lo que vemos es autenticidad, vibración del alma.



Las obras suelen ser de pequeño tamaño, la pincelada suelta, superpuesta y corta, salvo en los cielos que suele ser más amplia, habitualmente con óleo.


La luz suele ser suave, sin estridencias, delicada, íntima. Esa es la sensación que producen las obras de Pilar Cortés: intimidad.

















Es natural que el dibujo sea preciso para servir de armazón a la autenticidad de su pintura. Con una verdad en las formas y una perspectiva lineal y aérea adecuadas.
Hay un parque nevado con sus árboles desnudos, y es tanto el frío que hasta el cielo está helado y la gente ha huido, aunque no hubo mucha, pues se ven solo algunas pisadas.








Las frutas se hacen deseables por su autenticidad. Por ello certifico que esto es REALISMO AUTÉNTICO o si queréis AUTÉNTICO REALISMO.