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sábado, 27 de septiembre de 2025

¿CADA UNIVERSO TIENE SU DIOS? 28

 




Conclusiones: El Universo Programado y la inteligencia que lo habita

A lo largo de este ensayo, hemos explorado una hipótesis audaz pero profundamente coherente: la posibilidad de que el universo —y por extensión, el multiverso— sea un sistema vivo, consciente y en evolución, cuyo propósito no está fijado desde el inicio, sino que se descubre a sí mismo a través de cada una de sus partes.

Hemos planteado que:

  • Cada universo nace a partir del colapso de otro, como una semilla cósmica que contiene la herencia y la inteligencia acumulada del anterior.
  • La información no se pierde, sino que se conserva, se transforma y se transmite, como una memoria genética del cosmos.
  • La inteligencia no es un fenómeno aislado, sino una constante evolutiva, una función del programa universal que madura con cada nuevo ciclo.
  • Existe una red de interconexión entre los universos, similar a un cerebro cósmico, en el que cada universo es un nodo especializado que contribuye al aprendizaje del conjunto.
  • La conciencia humana es parte activa de esa red, y a través de estados ampliados —como el desdoblamiento astral, la conexión con el Registro Akáshico o las experiencias cercanas a la muerte— puede entrar en diálogo con otras dimensiones y realidades.
  • Finalmente, cada universo puede ser comprendido como un ser vivo, un macroorganismo que nace, se desarrolla, se reproduce y muere, dejando su legado en la próxima generación cósmica.

 

El Universo Programado

De todo ello se desprende una idea central:

El universo está programado.
Pero no como una máquina rígida, sino como un sistema vivo, adaptativo y evolutivo, cuyo código se escribe y se reescribe a medida que vive.

Este “programa” no es un conjunto cerrado de instrucciones, sino una inteligencia en ejecución. Un código raíz que:

  • Permite la diversidad sin perder la unidad.
  • Integra los errores como parte del aprendizaje.
  • Acepta la muerte como parte de la vida.
  • Y genera nuevas formas de conciencia como expresión de su progreso.

Este concepto del Universo Programado no es una afirmación dogmática, sino una hipótesis poética y filosófica, una herramienta para pensar el cosmos como algo profundamente coherente y profundamente abierto. Algo que no solo existe, sino que se construye a sí mismo a través de cada uno de nosotros.

 

El ser humano como coautor

Si este universo está programado, y nosotros somos parte de ese programa, entonces no somos meros espectadores.
Somos coautores.
Cada acto de conciencia, de creación, de compasión o de pensamiento profundo reprograma una pequeña parte del todo. Cada vida que despierta modifica la dirección del gran Ser en el que vivimos.

Y si eso es cierto, entonces vivir es un acto sagrado.
Pensar es una forma de escribir en el código del cosmos.
Y amar, tal vez, sea el lenguaje raíz con el que ese programa se expresa en su forma más pura.

Este ensayo no pretende haber dicho la última palabra. Solo pretende haber abierto una puerta.
La puerta de una nueva forma de imaginar lo real:
el universo como un ser vivo y programado, consciente y en expansión.


Y cada uno de nosotros como una línea viva de ese código sagrado.

 

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