Nacimiento, madurez, reproducción
Todo ser vivo nace, crece, madura, se reproduce y finalmente se transforma.
El universo también parece seguir este ciclo:
·
Nace en una gran explosión de
energía organizada (Big Bang).
·
Crece expandiéndose y
diversificándose.
·
Madura al generar estructuras
complejas, vida y conciencia.
·
Se reproduce a través de
agujeros negros que contienen el potencial para nuevos universos.
·
Muere al disiparse o colapsar,
legando su información al siguiente ciclo.
Este ciclo vital lo conecta con todos los organismos. La muerte no
es el fin, sino parte del proceso reproductivo y de actualización del sistema
mayor.
El universo
progresa en su capacidad de generar orden, conciencia y conexión, y eso lo convierte en un ser que
no solo vive, sino que aprende a vivir mejor.
Muerte, reproducción y herencia
Al igual que
los seres vivos, los universos también:
- Nacen (Big Bang).
- Crecen (expansión y
complejidad).
- Maduran (plenitud estructural).
- Colapsan (muerte y
transformación).
- Y se reproducen (generación de
nuevos universos a través de agujeros negros).
Con cada reproducción, el nuevo
universo hereda información del anterior, como un embrión cósmico que nace
con memoria genética y espiritual.
La vida del universo no es lineal: es cíclica, evolutiva y hereditaria.
El universo
está vivo porque lo que hace lo vivo es vivir, transformarse y recordar.
Y si cada
parte de él colabora, aprende y se adapta, entonces no es una máquina: es un
ser.
Nosotros,
como células conscientes dentro de ese ser, tenemos el privilegio y la
responsabilidad de participar activamente en su evolución. No estamos
aquí por azar.
Somos parte del cuerpo del cosmos y parte de su alma también.
Un universo que siente y recuerda
Si el universo está vivo, entonces también siente, de una manera que tal vez
no comprendamos aún. Tal vez la gravedad sea su lenguaje corporal, la
luz su forma de pensamiento, la vida su sistema nervioso.
Recordar, en este contexto, no es almacenar datos: es reconocer
patrones, aprender, evolucionar. Y cada ser consciente es una
herramienta que el universo utiliza para recordarse a sí mismo desde
una nueva perspectiva.
Somos su mirada
En el Multiverso Programado, el universo no es un escenario. Es el actor, el
director y el espectador. Y cada uno de nosotros, al vivir, al reflexionar, al
crear, somos su mirada temporal, su voz pasajera, su memoria encarnada.
El universo está vivo. Y nosotros somos el instante en que se da
cuenta de ello.
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