La felicidad no es vivir una vida maravillosa, toda de color de rosa, donde se cumplen todos nuestros sueños por muy peregrinos que sean, todo nos sale bien, todo el mundo está de acuerdo con nosotros y nos quiere, etc. etc. sabemos claramente que esa no es la vida real.
La felicidad es un estado el cual no depende de lo que sucede fuera de nosotros sino de lo que sucede dentro. La realidad no es la misma para todos pues cada cual la percibimos de una manera diferente que depende de nuestra formación, educación, conceptos, valores, creencias, etc. y con este bagaje, damos una respuesta mental al mundo que percibimos. Si nuestra respuesta es de comprensión, empatía, respeto, ayuda, tolerancia, colaboración…en una palabra, si comprendemos y amamos lo que nos rodea, aunque algunas cosas no nos gusten pero hacemos lo posible por cambiar lo que podamos, empezando por nosotros mismos, aceptamos a los demás aunque no sean perfectos ni como nos gustaría que fueran, estamos dispuestos a escuchar; a nivel personal trabajamos por nuestros objetivos con trabajo y esfuerzo considerando que lo importante no es el final sino el camino…estaremos en la senda adecuada de alcanzar ese estado que llamamos felicidad.
En cambio si estamos en contra de todo el mundo, no aceptamos a los demás como son, no estamos dispuestos a ayudar a nadie, somos intolerantes, queremos imponer nuestro criterio, nos cabreamos cuando no conseguimos lo que queremos, somos egoístas, nos creemos los mejores del mundo, despreciamos a los demás…nunca sabremos que es la felicidad.
No sé como lo veis vosotros pero así lo veo yo.
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