sábado, 22 de octubre de 2022

UNA NAVE ESPACIAL LLAMADA TIERRA Capitulo XLII Síndone 9





Este es el último capitulo de la Síndone

El Sudario fotografiado en alta resolución

A petición del Vaticano, la empresa HAL9000, experta en fotografía digital de alta resolución, digitalizó la imagen del Sudario el 22 de enero de 2008.Por medio de la fotocomposición de 1600 fotografías, se generó una imagen gigantesca de 12,8 gigapíxeles que, según los técnicos que la revisaron, permitiría un análisis a simple vista excepcionalmente detallado de la misma, como si se estuviese mirando a través de un microscopio.

Ante la posibilidad de ocurrencia de una alteración físico-química debida a la exposición a la luz, se garantizó la integridad del sudario mediante el uso de sistemas de protección probados y aprobados por el Laboratorio de Fotometría del Instituto Central de Roma para la restauración, sistemas que ya habían sido adoptadas en el relevamiento de La última cena, obra de Leonardo da Vinci.

Como el proceso de toma de los cientos de imágenes resultó complejo, con la participación de personas y equipamiento de alto perfil tecnológico, la BBC se encargó de registrarlo. La primera fase de procesamiento permitió la creación de una reproducción detallada a tamaño original y una reproducción a escala de 12 metros de longitud, que se expusieron en la Catedral de Novara (Duomo di Novara) y en la plaza ubicada enfrente como símbolo del proyecto cultural Passio 2008.

El Sudario de Turín y los evangelios

En alguna ocasión los evangelios han sido aducidos como argumento contra la autenticidad del lienzo. Eso ocurre ya en el primer documento conocido que se opone a la autenticidad, la carta que el obispo d’Arcis dirige al papa Clemente VII. En ella, entre otras consideraciones, advierte que, de haber sido conservada la mortaja de Cristo, los evangelistas no hubieran dudado en consignarlo en sus relatos. Para encontrar una referencia directa a la conservación del sudario por los discípulos –aunque sin imagen‒,Thomas de Wesselow se remite a la leyenda georgiana de Santa Ninó (siglo V) y mantiene la hipótesis de que las apariciones de Jesús serían en realidad visiones extáticas del sudario.

Un problema diferente es el de la incompatibilidad entre los evangelios sinópticos y el de Juan. Los primeros hablan de la mortaja de Jesús como una sábana y el último se refiere a un pañuelo para tapar el rostro y unas vendas o lienzos que ataban o ligaban el cuerpo (Juan 19:40 y 20:5-7). Aparte de los problemas de armonización, que es un tema ampliamente discutido en la exégesis cristiana, el Evangelio de Juan resultaría incompatible con el sudario de Turín. Desde el campo sindonológico se ha propuesto diversas soluciones. André Feuillet considera el término othonia que usa Juan como un diminutivo poético o familiar. Sin embargo, otros exégetas insisten en que el plural continuaría haciendo imposible la compatibilización. Édouard Delebecque, ateniéndose al significado de ἔδησαν (atar) en Juan 19:40 y el plural de othonia, concluye que solo se puede entender el pasaje como hablando de vendas que ligaban el cuerpo. Prácticamente todas las versiones bíblicas traducen como vendas o lienzos.

Por tanto si los mismos evangelios canónicos hablan de vendas para el cuerpo está claro que no era una sábana, luego el sudario de Turín es una falsificación.

Análisis artístico
Hay muchas similitudes entre la imagen de la sábana y las representaciones pictóricas tradicionales de Jesús. Aquí se muestra el mosaico de Cristo Pantocrátor de la iglesia de Daphni, en Atenas.

La imagen del lienzo de Turín presenta rasgos del arte bizantino y gótico que han sido reconocidos por diversos autores. Paul Vignon señaló más de una docena de coincidencias en el rostro, que incluyen detalles que, según él, se podían ver en la mayoría de las representaciones bizantinas de Cristo. Dan Scavone señala como la imagen de Turín es similar a las lamentaciones y epitaphioi del siglo XII. Basándose en estas semejanzas, mantienen estos autores que el arte bizantino habría formado sus cánones de representación del rostro humano en la imitación del lienzo de Turín. Esto sería una prueba de su existencia anterior al siglo VI.

Así cabe la posibilidad de que anteriormente al siglo XII existiera un lienzo con esa imagen y que se copió en el medievo o más tarde.

Noemi Gabrielli, experta que examinó la tela en 1973, la consideraba una obra de un artesano renacentista. Ella creyó observar en la imagen técnicas similares al sfumato de Leonardo Da Vinci, sin llegar a atribuirle la tela personalmente. Sobre esta base lanzó la hipótesis de que la tela original pudiera haber sido sustituida a finales del siglo XV, idea que fue recogida por Lynn Picknett y Clive Prince para atribuir la imagen al propio Leonardo, del que sería un autorretrato.

Otros autores, como Denis Dutton, o Gregory S. Paul, encuentran la relación más bien con el gótico que con el arte bizantino. Para estos autores, la posibilidad de que el arte haya imitado una figura desconocida en la Antigüedad es prácticamente nula. Más bien consideran las semejanzas como una prueba contraria a la autenticidad, siendo el artista que hizo el sudario el que siguió modelos artísticos de su época. William S. A. Dale, experto de la National Gallery of Otawa, señala el extraordinario parecido del lienzo de Turín con el Epitaphios serbio de Milutin Uros (1300 aprox.), lo que, a su juicio fecharía el primero a partir de finales del siglo XIII.

Ciertas desproporciones anatómicas, que no son compatibles con una representación realista de un cuerpo humano, han sido señaladas como prueba de que la imagen de Turín es una obra iconográficamente asimilable al arte bizantino o bizantinizante. Por ejemplo, la longitud desmesurada de los dedos.

Análisis de perspectiva óptica

Una objeción más a la sábana gira en torno al llamado asunto de la proyección de Mercator. La sábana muestra una imagen tridimensional proyectada sobre una superficie bidimensional plana, como las pinturas y fotografías. Una auténtica sábana mortuoria, en cambio, tendría una disposición casi cilíndrica sobre la superficie tridimensional de la cara, o aún más irregular, si cabe. La imagen resultante presentaría una distorsión lateral antinatural, con un brutal ensanchamiento a los lados, en vez de la típica imagen fotográfica que cualquier observador esperaría; y menos aún una imagen tan excesivamente alargada como la de la tela. Además, si el lienzo hubiera reposado sobre el cuerpo, las zonas de contacto se habrían marcado de otra manera que las que estuvieran separadas de la tela. Para evitar estas objeciones y otras relacionadas, Gilbert Lavoie formuló la hipótesis de que la tela estaba flotando en el aire en posición horizontal cuando se imprimió la imagen. Esta hipótesis, como el mismo Lavoie reconoce, no tendría explicación natural.

Es decir, que como la hipótesis de que se produjera la imagen de forma milagrosa por una radiación de una energía desconocida queda descalificada por la posición natural de la sábana pegada al cuerpo, añadimos otro milagro, una fuerza misteriosa pone la parte superior de la sábana totalmente plana para que se imprima la imagen tal como la vemos. En fin, yo entiendo que la fe es ciega ¿pero tanto?

La Sábana Santa, Catedral de Turín

La Iglesia católica no se ha pronunciado nunca de manera oficial sobre la autenticidad del sudario. En 1998, el papa Juan Pablo II declaró:

Dado que no es una cuestión de fe, la Iglesia no tiene competencia específica para pronunciarse sobre esas cuestiones. Ella confía a los científicos la tarea de continuar investigando, de manera que se puedan encontrar respuestas satisfactorias a las preguntas relacionadas con esta sábana, la cual, según la tradición, envolvió el cuerpo de nuestro Redentor después de haber sido bajado de la cruz. La Iglesia insta a que la Sábana Santa se estudie sin posiciones preestablecidas que den por descontado resultados que no son tales; ella los invita a actuar con libertad interior y respeto atento, tanto para la metodología científica como para la sensibilidad de los creyentes.

Gian Maria Zaccone, director científico del Museo de la Síndone, distingue varias etapas en el culto del sudario, que pueden corresponder grosso modo con la actitud de la Iglesia: la búsqueda de un rostro para el Cristo; la presencia tolerada del sudario; la acogida del sudario dentro de la liturgia y la devoción católica (que incluiría la instauración de un día de la Sábana Santa con su culto especial en 1506); apertura a los estudios científicos.

Dentro de la Iglesia católica existen opiniones contrarias y favorables a la autenticidad, como fue evidente en la polémica en torno al descubrimiento y publicación del llamado Memorándum d'Arcis. En aquella ocasión, incluso instituciones religiosas, como la Sagrada Congregación de Indulgencias y Sagradas Reliquias, se pronunciaron en contra de la autenticidad o declararon que esa posición no era punible (Santo Oficio).

Pues esto es lo que hay con opiniones encontradas de los supuestos expertos. Ahora después de todo esto cada cual que haga sus análisis y que se quede con el resultado que quiera. Yo pongo la información pero las conclusiones son vuestras.

Soy consciente de que algunos dirán “podrías haber dicho desde el principio que es una pintura y no habrías necesitado escribir tanto” pero los que si leéis y sabéis cosas me habríais preguntado ¿y por qué no nos hablas de esto y de lo otro? Yo estoy a favor de los que leen.

Pronto publicaré un estudio sobre la vida de Jesucristo, la que nos han contado y la que no.

Gracias por seguir mis escritos.

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