Empezaré diciendo que esta historia no es mía, pues ni yo he centrado mi vida en conocer la verdadera historia de Cristo, ni he pretendido nunca conseguirlo aunque me lo haya preguntado muchas veces. Pero como hay gente para todo, un argentino llamado José Luís Parise, ha dedicado más de 30 años de su vida a averiguar esta historia viajando por todo el mundo y buscando todos los escritos que se hubieran realizado sobre este singular personaje utilizado por la Iglesia Católica y otras iglesias derivadas de ella, para vivir a costa de los seguidores y hacerlos sus esclavos con el lavado de cerebro correspondiente.
Basándome en el libro LA HISTORIA OCULTA DE CRISTO escrito por este hombre luchador y viajero iré narrando y comentando lo que él transmitía en sus múltiples cursos o seminarios que ha ido ejecutando por América y Europa.
Empieza diciendo que “a un humano no se nos puede proponer el modelo de alguien que nace y se escucha la voz en los cielos <<este es mi hijo en el que tengo mi complacencia>> y una madre virgen lo parió y además se murió en la Cruz y lo pueden matar que total resucita y camina sobre el agua y levanta muertos de la tumba... yo como humano no puedo hacer ninguna de esas cosas, no me sirve ese modelo”
Y tengo que decir que tiene toda la razón, que es un modelo muy inadecuado, pues un hombre jamás podrá imitar, ni siquiera acercarse, a la forma de vivir y actuar de un ser, al que encima se le considera Hijo de Dios Padre, es decir Dios mismo en su segunda persona, pues por mucho que uno se esfuerce nunca llegará. Es como la cuadratura del círculo, después de querernos convencer de que Dios Creador nos ha hecho a su imagen y semejanza, al final resulta que es el mismo dios el que se hace a nuestra imagen y semejanza. ¡Genial!
Después nos aclara que los llamados cuatro evangelios son algunos más, en realidad más de trescientos y entonces comenzamos a vislumbrar que aquí hay gato encerrado cuando solo se nos habla de cuatro. Por tanto cabe preguntarse cual fue la razón de ocultarnos la existencia del resto de los evangelios y la respuesta podría ser que sencillamente si los fieles seguidores del cristianismo hubieran conocido esos otros evangelios hubiéramos aprendido las Claves de la Vida y entonces ya no necesitaríamos mediadores entre nosotros y lo Divino.
En el Antiguo Testamento se dice:
Libro de Daniel 9,24 -27:
“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”
Esta era la supuesta profecía sobre el triunfo del Mesías sobre la esclavitud de los judíos por los romanos.
La medida del tiempo o mejor su interpretación era muy variable pues podían ser, tanto grupos de días, como de meses, o de años por tanto desde 49 semanas de 7 días, apenas un poco menos de un año, hasta 70 grupos de 7 años, es decir 490 años.
El autor nos dice que “los judíos ya estaban muy bien siendo esclavos de los Romanos. Cada vez les molestaba menos honrar al César, como ya venía ocurriendo desde la época en que Egipto los tenía bajo yugo, cuando Moisés sube a la montaña, baja con sus 10 Mandamientos y comprueba que estaban adorando otra vez al becerro de oro.
Los judíos estaban muy molestos de que Yahvé al final siempre estuviera enojado. Y en la época romana, más de 10 siglos después, Dios seguía enojado y que nunca los liberara, que al final hicieran lo que hicieran, siempre estaba mal, aun cuando había habido, históricamente, un Siervo Justo Sufriente como Samuel.
Samuel era el último juez de las tribus Hebreas. Cuando las doce tribus Hebreas se dividieron, se produce un problema que es quién decidía sobre el pueblo Hebreo. Dios les revela que el que tenía que decidir eso era el juez de las doce tribus, y el juez de las doce tribus se llamaba Samuel. Los hebreos lo respetaban muchísimo. Pero había un serio problema: las otras culturas no lo respetaban, porque Samuel era un juez, no era un rey.
Entonces los hebreos se rebelan contra Dios y le dicen “danos un rey, como tienen todas las demás, no queremos un juez, nada más”. Yahvé le dice a Samuel “dales el gusto, ya se van a arrepentir”, todo esto es antiguo testamento. ¿Quieren un rey? Está bien, al primero que entre por la puerta de la ciudad, úngelo rey. Y el primero que entra, es Saúl. Al principio es un buen rey. El personaje entró, Samuel lo unge, y ahora de pronto era el rey de los hebreos. Obviamente no entendía nada, pero a poco a poco empieza a hacer un buen reinado, al principio, hasta que tiene que pelear contra los filisteos.
Cuando tiene que pelear contra los filisteos tiene que esperar hasta que llegue Samuel, para que Samuel haga el Ritual Sacerdotal antes del combate. Pero ahí empezaron los problemas, pues Saúl no cumplió su palabra. Se debe hacer primero el ritual y después el combate. Pero Samuel tardó más de lo que a Saúl le hubiera gustado, y Saúl hizo el combate sin cumplir con el Ritual y obviamente no le fue nada bien.
Ahí empieza Samuel a sufrir mucho. Samuel sufría porque vio que el pueblo estaba en manos de alguien que no cumplía su palabra. Paso siguiente, el rey Saúl.
Dice: “Está bien me equivoqué, no lo hago más”pero no había el más mínimo arrepentimiento, la vez siguiente se equivoca peor. La vez siguiente cuando tiene que hacer un nuevo ritual, Samuel le dice a Saúl: “He tenido un sueño profético. Debes matar a todos sus animales, antes de entrar en combate”.
Aunque había motivos sólidos para matar a los animales, Saúl mató los animales hasta donde quiso y otra vez no hizo lo que dijo. Cuando llega Samuel y ve eso, Samuel le dice “te desunjo, no eres más el rey”. Entonces Saúl lo toma de la túnica “no, no me hagas eso”y le rompe la túnica. De ahí viene el dicho “rasgar las vestiduras”. Cuando le rasga las vestiduras, Samuel le dice como tú me has roto a mí las vestiduras Yahvé te rompe a ti el reinado.
Conclusión inevitable: cuanto más justo era Samuel, más mal le estaba yendo a Israel. Ahí se inicia el argumento que, como vimos, se extenderá hasta los días de Cristo acerca de que el mismo pueblo que padece, es el responsable de su propio padecimiento: Dios les había dado un Juez, muy justo; pero se apartaron de la voluntad de Dios pidiendo un rey para ser como los demás y ese rey, precisamente, fue su perdición.
Luego viene el enfrentamiento entre hebreos y filisteos siendo el ejército de estos últimos mucho más poderoso y la leyenda de David y Goliat.
Así David en lugar de ir a lo denso a los combates, a los golpes, a la espada, él recurrió a algo más sutil, arrojar una piedra. Y la piedra derriba a Goliat.
A partir de ahí, David, aunque Saúl no había sido destituido formalmente, pasa a ser el verdadero y gran rey de los judíos. Y el hijo de David, será otro personaje clave –aunque ya no tan determinante en la historia de Cristo- Salomón.
Ya tenemos armados los personajes claves del Antiguo Testamento más relacionados con Cristo, y de ser nombres vacíos pasaron a tener entidad propia.
“Shamuel” significa al mismo tiempo “Escuchado por Dios” y “Dios ha Escuchado”. Ese es Samuel, El Justo que busca a Dios, El que Escucha y es Escuchado.
¿Cuál es el significado de hebreo? Concreta y enigmáticamente“venidos del otro lado”, “los que vinieron del otro lado”.
¿Por qué del otro lado? Porque cuando los hebreos empiezan su peregrinación, 12 siglos antes, de Abraham, vienen “de otro lado” y es tan difícil como fundamental y súper clave entender cuál era ese “otro lado”, en principio –y sólo en principio- es del otro lado del Jordán, pues venían de mucho más al Este que del Jordán. “Hebreo” es el que forma parte de ese grupo.
De hecho, exactamente eso es lo que dice el Libro de Josué 24,2:
“Así dice Jehová, el Dios de Israel: “Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor, y servían a dioses extraños. 3 Yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río y lo traje por toda la tierra de Canaán”Pero lejos de esclarecerse y cerrarse, el tema ahí recién se abre, pues tal procedencia desde el Este del Jordán, remite a uno de los versículos más importantes de uno de los Libros más importantes de toda la Biblia.
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