sábado, 22 de octubre de 2022

LA OTRA HISTORIA DE CRISTO capítulo III



Los zelotes son la expresión más violenta que dio la cultura hebrea y los más poderosos militarmente hablando. Tanto que en la Biblia figuran con claves, pues cuando alguien es zelote tratan de no decirlo. ¿Por qué? Eso se entiende muy bien al ver que cuando se escribió la Biblia, los romanos cazaban zelotes porque eran los únicos que tenían un poder como para amenazar a la mismísima Roma.

No había que decir que tal era zelote, y eso hizo que los nombraran con palabras que tuvieran que ver con ellos, sin explicitar que se trataba de zelotes. Así, con el tiempo se generó un término que es casi sinónimo de zelote, que aludía al arma característica y favorita que utilizaban: la Sica.

Por eso se los nombraba con un nombre que es conocido, pero como otro sonido de esa danza de nombres vacíos que la gente suele tener en la cabeza: los Sicarios.

La hoz, el arma con la que se siega el trigo. Bueno, esa era el arma favorita de los zelotes. Como brazo armado de los esenios, los zelotes lograron ser realmente temidos por los romanos. Los romanos no le tenían miedo a muchas cosas; a los zelotes les tenían terror, pues el zelote estaba entrenado y adoctrinado para ignorar el dolor propio y ajeno.

Los zelotes trataban, a los enemigos, de capturarlos moribundos o vivos, para entonces atarles las manos y las piernas a la espalda y literalmente colgarlos panza abajo. Y en esa posición, con la persona viva los Sicarios le rajaban el cuerpo de lado a lado, les abrían el cuerpo, las vísceras caían y entonces le soltaban perros hambrientos. Por eso los romanos les tenían terror.

Por lo celosos –no el sentido idílico, sino en el sentido de fanáticos- que eran, también se los conoce como los Cefas: Celoso de la ley. En la Biblia hay un sicario muy nombrado, porque “Sicario” también se nombraba con una palabra muy parecida: “Iscariote”


Tal como vemos Cristo tenía Zelotes, Sicarios, y Cefas fanáticos entre sus más íntimos. Y por ello a esos hombres no les iban a andar diciendo que pongan la otra mejilla, para escuchar que el mismísimo Cristo también era nombrado como Zelote.
Esto nos lleva a otro de los nombres con los cuales se los menciona en la Biblia, como “Lestai”, que significa literalmente “Bandolero”, “Salteador”.
Pues bien ¿quiénes eran Lestai en la Biblia? Nada menos que, por ejemplo, Dimas y Cistas -o Gestas-. Los que estaban a la derecha y a la izquierda de Cristo en la Cruz, entre zelotes, entre sicarios.
¿Pero lo de Cristo no era una cuestión espiritual?
Para los judíos espiritualidad y política no tenían diferencia: Lestai, Zelote, Sicario, Iscariote y Cefas, son lo mismo. Es muy importante este nombre “Cefas” en la Biblia que nos dará otra grandísima sorpresa, como nos la dio el Iscariote. De hecho si miras en La Última Cena –de Leonardo Da Vinci a tu izquierda, a la derecha de Cristo, cuando miras la pintura, verás que hay una Sica sobre la mesa. El dato es concluyente, si con total naturalidad hay una Sica sobre la mesa que compartían eso era un grupo de Sicarios.


Hablemos de los Nazoreos, o mal llamados Nazarenos, aunque el cartel en la Cruz: INRI Iesucristus Nazarenus Rei Iudius, Jesús de Nazareth Rey de los Judíos.
El motivo por el que lo ponen en la Cruz tenía que estar exhibido por ley romana. Y el motivo por el que lo crucificaron, está directa, explícita y abiertamente incriminado en ser Nazoreo porque los Nazoreos o Nazarenos eran, junto con los zelotes, los que decían: no se puede tener de rey al César. Y eso, para los romanos, los constituía en terroristas.
Pero para los hebreos, los Nazoreos eran personas muy respetadas. Tanto, que se identificaban de un modo muy fácil para que se los reconozca: nunca se cortaban el pelo, y se lo peinaban con raya al medio.
Los Nazoreos eran descendientes de Sansón. Los Nazoreos decían que tenían tanta fe en Dios que no iban a cortarse el pelo hasta que llegara a buscarlos -lo cual muestra que los hebreos suponían la llegada como una cuestión inminente ya desde los tiempos de Sansón. El pelo era el símbolo de su fe, por eso el pelo de Sansón era su fortaleza: cortarse el pelo era sinónimo renunciar a la fe en Dios.
Por supuesto, el mismísimo Cristo en todas las pinturas está caracterizado como Nazoreo con su cabello largo y raya en el medio.
Pero los Nazoreos no bebían vino y Cristo sí. Y usaba túnica blanca como esenio. Pura integración de sectas que entre sí estaban enfrentadas, tomando de cada una lo que le servía para su misión.
Nos quedan los Samaritanos. Con los Samaritanos sucede todo lo contrario que con los Fariseos: éstos tienen muy buena prensa y estaban entre los más odiados por todos y todo porque a Jesús se le ocurre meter un samaritano como bueno en una parábola: “La Parábola del Buen Samaritano” y todos creen que entonces todos los samaritanos son buenos, pero de ningún modo Cristo estaba defendiendo a los samaritanos. Esa parábola era en respuesta a una trampa que los doctores de la ley y como los hebreos odiaban a los samaritanos, les devuelve la gentileza y maestramente invierte la situación para que ellos tengan que responder que el bueno de la parábola era el samaritano, hasta tal punto Cristo no defiende a los samaritanos que a sus discípulos directamente les prohíbe ir a verlos: “no vayas a casa de gentiles ni de samaritanos”
En la Biblia, a Pilatos lo hacen quedar como pobre hombre que en realidad no quería condenar a Cristo, pero que se lava las manos y se resigna ante los malísimos judíos que eligieron salvar a Barrabás en vez de a Cristo. Cuando hablamos de Pilatos, estamos hablando de la plana mayor de Roma, estamos hablando de lo más sanguinario de un ejército extremadamente sanguinario, como el romano. Bien, Pilatos les había dicho a los samaritanos -hay dos versiones una que los engañó y otra que les pagó- que llamen a los hebreos, con los que ustedes están enfrentados, y díganles que en el Monte Garizim, que ustedes dicen que es el verdadero, se encontraron las Tablas de la Ley, que los romanos las encontraron con sus expediciones en el ejército.
Los hebreos van en masa, en pleno fervor religioso y en cuanto estaban todos en el Monte, los romanos cierran filas detrás de ellos y los masacran. Mujeres, niños, viejos, que lo único que hacían era ir por fe religiosa. De ahí en más, los samaritanos quedaron como lo peor para cualquier hebreo. Tanto, como para que el mismísimo Cristo les diga que los eviten, junto a los gentiles. Pero para los hebreos, la cuestión era: los hebreos y la “gente” por tanto a los que no son ellos les llaman gentiles.
Meshia se traduce como “Ungido”. Se trata de la Unción con aceite, que designa, que señala, que se es Elegido por Dios. Y ¿por qué hablamos de “Mesías” y no de “Mesía”?
Se habla de “Mesías”, porque el Mesías tenía que ser doble. La gente se creía que había un Mesías y que se espera un Mesías. Pero un “Mesía” era anunciado por otro “Mesía”.
El Mesías Aarónico, de la tribu de Aarón, el Sacerdote por excelencia de los hebreos, tenía que decir: “Ese que viene ahí; ese es el Mesías que esperamos”. El “Mesía” Aarónico, tenía que anunciar al “Mesía” Davídico -que era el que iba a tener el poder militar y político. Por eso, el Mesías es automáticamente un concepto plural.
El Sacerdocio, antiguamente, era ejercido por los Levitas. Hasta su desaparición, unos seis siglos antes de Cristo, “Sacerdote” y “Levita” eran sinónimos. Luego recae en Aarón, descendiente de Leví, y Aarón fue entonces consagrado como el primer Sumo Sacerdote. El Guerrero y Político, tiene como representantes por excelencia a David y Salomón, que reinaron sobre los hebreos unificados.
En la época de Cristo, el Mesías Aarónico por excelencia, era Juan “El Bautista”. Entonces, es el que tenía que hacer el anuncio. Si no lo anunciaba el “Mesía” Juan, el “Mesía” Davídico no era el “Mesías” el que implicaba que ambos estaban unidos. La rama aarónica y la rama davídica eran las dos sangres más importantes -ambas provenientes de las 12 Tribus de Egipto-. Entonces, había que esperar un Mesías que venía de David pero que tenía que ser anunciado por el Sacerdote que venía de Aarón.
En el 60 después de Cristo, todavía estaban esperando al Mesías. Los zelotes, entonces, se cansan y arman su revolución más sangrienta. Con la ilusión de “terminar con la espera”, “el gran progreso” fue justificarse el más terrible combate hacia fuera.
Ya había habido una tremenda revuelta, en el 6 después de Cristo. Absolutamente tremenda, donde muere uno de los personajes centrales de la Biblia pero menos conocido. Pero en el 60 después de Cristo, los zelotes dicen basta. Basta del pueblo sometido a Roma. Los hebreos no podemos tener más sometimiento a Roma, vamos a hacer la sublevación más poderosa de la que tuvo historia el pueblo hebreo.
La Historia de Masada. La fortaleza de Masada. Los detalles están en Flavio Josefo.
Plinio el Viejo, Julio Africano, lo nombran poco a Jesús o directamente nada. Y Flavio Josefo, cuando lo nombra, es porque está hablando de otro que es contemporáneo de Cristo. Y estamos hablando de doce tomos de “Antigüedades Judaicas” más dos tomos de “Las Guerras Judías”, en catorce tomos no lo nombra prácticamente nunca. La conclusión, es inevitable: tan importante en su época no fue.



Como conclusión importante hasta ahora tenemos: primero que Cristo existió pero se lo nombra poco en la historia porque no se le consideró importante, tal vez porque no organizó ni participó en la guerra contra los romanos, y en segundo lugar que pertenecía a la secta de los zelotes por mucho que pueda extrañar, aunque no adoptó todas sus exigencias.

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