Ahora que celebramos las Navidades, nombre con el que conocemos a estas fiestas, es bueno saber que este nombre viene del latín nativitas, «nacimiento» y es una de las festividades más importantes del cristianismo.
Todo el mundo cristiano asume que Jesús nació en Belén el 25 de Diciembre del año 1, pero la realidad es otra bien diferente.
Se puede calcular la temporada en que nació Jesús haciendo una cuenta regresiva a partir de su muerte, que tuvo lugar en la primavera del año 33 de nuestra era, en la fecha de la Pascua: 14 de nisán (Juan 19:14-16). Jesús tenía unos 30 años cuando comenzó su ministerio, el cual duró tres años y medio. Eso significa que nació a principios de otoño del año 2 antes de nuestra era (Lucas 3:23). Aunque hay diferentes cálculos que fijan su nacimiento hacia el año 4 o 6 AC.
La realidad es que tampoco hay pruebas de que Jesús haya nacido un 25 de diciembre, ¿por qué se celebra la Navidad en esa fecha? La Enciclopedia de la Religión Católica dice que, al parecer, los líderes de la Iglesia deseaban “suplantar las festividades paganas por otras cristianas. En Roma los paganos consagraban el día 25 de diciembre a celebrar el nacimiento del ‘Sol invencible’” durante el solsticio de invierno.
Jesús nació probablemente en Galilea, unos trescientos kilómetros al norte de Jerusalén y de la propia ciudad natal de David. En numerosas ocasiones recibe el nombre de Iesous ho nazarenos, o bien ho Nazoraios, lo que, para algunos, significa que era natural de Nazaret, en Galilea, que se suele citar como patria de Jesús y su familia (“y llegó a Nazaret, donde se había criado”, Lucas 4.16, aunque nótese que no dice que naciese allí).
En la Roma imperial, existían dos celebraciones que coincidían con las últimas semanas del año. La primera, entre el 17 y el 23 de diciembre, eran las Saturnales (Saturnalia en latín), que se celebraban en honor a Saturno, dios protector de los sembrados, y festejaban el final de los trabajos en el campo hasta la siguiente primavera. Eran unos días de banquetes públicos, fiestas, adornos vegetales en las casas, intercambio de regalos y cierta permisividad moral, hasta el punto de que amos y esclavos llegaban a intercambiar sus papeles y obligaciones durante estas fechas. Las Saturnales eran unas fiestas que contaban con un gran arraigo popular, por lo que su supresión una vez convertido el Imperio al cristianismo se antojaba, como mínimo, complicada, pero si se introduce otra celebración y se hace la propaganda suficiente, al paso del tiempo, la segunda celebración sustituye a la primera.
La festividad coincidía con el solsticio de invierno, momento a partir del cual los días comenzaban a ser otra vez más largos, dando por terminado el período de “oscuridad” y abriendo el camino a un disfrute cada vez mayor del sol. No debe extrañar, por lo tanto, que se reservara un día al final de las Saturnales, en concreto el 25 de diciembre, para celebrar el nacimiento del Sol Invicto (Natalis Solis Invictis). Se puede leer en numerosos foros que el 25 de diciembre era también la fecha señalada para el nacimiento del dios solar persa Mitra.
Muchas otras fiestas se instituyeron por la misma causa, sustituir a fiestas ancestrales, como “La Virgen del 15 de Agosto”, Final de las cosechas, San Juan el 24 de Junio, comienzo del solsticio de Verano, la Semana Santa, fiesta del conejo de Pascua (los conejos se reproducen con gran facilidad) y el Huevo de Pascua (el huevo como germen de vida), anunciando la Primavera en la que se regenera la vida
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En fin, como veis nada es lo que parece.
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