sábado, 2 de diciembre de 2023

AUTORRETRATO CON BOINA Rembrandt

 




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Uno de los artistas que lograron un dominio absoluto del estudio de la luz en la pintura fue el pintor y grabador neerlandés Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669), para él “la luz intensa no era producto únicamente de grandes contrastes, y por otra parte los colores intensos no ayudaban a crear luces intensas. La solución consistía en iluminar los colores, es decir, en aclararlos proporcionalmente a la luz recibida. Con estas ideas y con un estudio constante de la naturaleza, Rembrandt llegó a dominar como ningún otro artista el arte del claroscuro”.

Rembrandt se contempló con absoluta sinceridad en un espejo; y a esta misma sinceridad se debe el que dejemos de preocuparnos en seguida de la belleza o del aspecto exterior. Este es el rostro de un verdadero ser humano; no hay en él, el menor rastro de pose ni de vanidad, sino solamente la penetrante mirada de un pintor que escruta sus propias facciones, siempre dispuesto a aprender más y más cerca de los secretos del rostro humano. Sin esta comprensión profunda, Rembrandt no podría haber creado sus grandes retratos.

En la mayoría de sus retratos, el fondo tiene un tratamiento suave, como se puede observar en este autorretrato realizado en 1659 (53 años). El área de penumbras y sombras no poseen tanta textura, realizada con empastes de pintura, como las zonas en donde se acerca la luz, en donde el empaste se hace más visible, acentuado con blanco. Pintó del orden de cien autorretratos pero se conservan solo la mitad.

Se cree que pintó sus autorretratos tan detallados gracias a un conjunto de técnicas ópticas con espejos cóncavos y planos, proyectando su propia imagen sobre el soporte, por eso se percibe una cierta desviación en la mirada.

Vemos que toda la obra está resuelta en colores tierra y con un fondo neutro, casi plano. Así mismo la ropa muy simplificada su plasmación, incluso las manos. Solo el rostro recibe una intensa luz y tiene un montón de detalles, resueltos con fuertes empastes, con colores muy luminosos sobre base oscura y la técnica de pincel seco. La composición es en triángulo isósceles.

La primera fotografía nos muestra el nivel de percepción normal de la obra en su conjunto, tal como la veríamos a unos 4 metros de distancia.


Pero si nos acercamos a dos metros o menos observamos como cambia nuestra percepción. Vemos las mejillas y la punta de la nariz sonrojada y cierto detalle de las arrugas de la frente y los ojos. Vemos también la forma tan simple de resolver el cabello.

Vamos viendo más detalles y como está simplificada la oreja a unas pocas manchas



Ahora vemos claramente los fuertes empastes para resolver los ojos y los juegos de luz y sombra. Como el globo ocular del ojo derecho está en sombra y como en el ojo izquierdo da la luz desde la mitad del ojo hacia abajo. Aquí vemos de manera muy clara las pinceladas muy cargadas de color.




Igualmente aquí apreciamos la pincelada para resolver la frente y sus arrugas.




La nariz, el bigote y la boca resueltas con pequeños trazos y toques de pincel en diferentes capas.



La boca y la barbilla con esos toques sueltos que la distancia hace que nuestros ojos las fundan.


Vemos que las manos son una simples manchas con poco contraste, subordinadas así al rostro.


El ojo izquierdo y la oreja


Solo el ojo izquierdo





Podemos apreciar la variedad de colores en la córnea




Finalmente el detalle del ojo derecho.




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