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viernes, 24 de octubre de 2025

LA IGLESIA Y EL LENGUAJE 1

 


Debo decir que con unos 10 años ingresé como monaguillo, en la iglesia del pueblo donde vivía, y que dado el cura párroco que la dirigía, yo era un ferviente católico y para mi el cura era como mi segundo padre.

Mi interés por las religiones me viene de aquel momento en que, con 15 años, ingresé en un colegio que dirigían los curas salesianos. Estos sacerdotes, además de enseñarnos el catecismo, eran los que controlaban la disciplina de los alumnos. Observé como nos humillaban porque éramos pobres, por eso estábamos ahí, porque nuestros padres no tenían dinero para llevarnos a un colegio privado. Esto nos lo recordaban todos los días y esta era una forma de meternos miedo, para que obedeciéramos sin rechistar, pues de hacerlo, nos podrían expulsar y así arruinar nuestra vida.

Yo no podía entender que los intermediarios entre Dios y los hombres nos trataran así. No me parecía que cuadrase lo que estudiábamos en el catecismo respecto a Dios, como un ser bondadoso y comprensivo, con esta gente que hacía todo lo contrario, por ello, cuando me puse a trabajar y tuve dinero, adquirí libros que hablasen de otras religiones. Posteriormente me puse a estudiar la Biblia, y así este interés me ha acompañado toda la vida, buscando lo que había de verdad en las religiones y lo que había de falsedad.

Estudiando la Biblia, observé que algunas cosas no cuadraban y esto me llevó a buscar otras opiniones sobre civilizaciones antiguas, otros dioses y otros nombres. Así me enteré que siempre que aparece la palabra Dios en la Biblia, en realidad, en el original en arameo la palabra era Elohim y que no era singular sino plural, por tanto, en lugar de dios debería decir dioses. Naturalmente, un libro que es interpretado como monoteísta, es decir, que propugna que solo hay un Dios Creador del Universo, no podía hablar de dioses. Luego me entero de que Elohim en realidad significaba “seres superiores “ o “seres poderosos”. Ahí comencé a preguntarme cuantas otras palabras utilizadas por los curas, tendrían significados diferentes de los que se les atribuye actualmente. Lo que os presento seguidamente es el resultado de esta búsqueda.

 

INFIERNO

  • Origen: del latín infernus, “lo inferior”, derivado de infra (“debajo”).
  • Sentido original: literalmente “lo que está abajo” o “los lugares inferiores”.
  • En la antigüedad clásica (inferi), se refería simplemente al mundo subterráneo o de los muertos, no necesariamente un lugar de castigo.
  • La Iglesia lo reinterpretó como el sitio del tormento eterno, equiparando el Hades o Sheol con un lugar moral de condena.

LITURGIA

  • Origen: del griego leitourgía (λειτουργία), compuesta de léitos (“del pueblo”) y érgon (“obra, servicio”).
  • Significado original: “servicio público”, “obra realizada para el pueblo”.
  • En Atenas era el término para servicios o deberes cívicos, como financiar un festival o un barco.
  • La Iglesia lo adaptó para designar el “servicio religioso” o la forma ritual del culto.

 

DOGMA

  • Origen: del griego dógma (δόγμα), “opinión”, “decreto”, “lo que parece bien”.
  • Deriva del verbo dokein (“parecer”, “opinar”).
  • Sentido original: una opinión o enseñanza aceptada, pero no necesariamente inmutable.
  • La Iglesia lo transformó en “verdad revelada e incuestionable”, es decir, un dogma de fe.

PECADO

  • Origen: del latín peccatum, de peccare, “errar”, “tropezar”, “faltar”.
  • Sentido original: cometer un error, desviarse del camino, equivocarse.
  • En hebreo, el equivalente jatá (חטא) significa literalmente “fallar el blanco”, como un arquero que yerra el tiro.
  • La Iglesia lo cargó de valor moral y teológico: ofensa a Dios.

EUCARISTÍA

  • Origen: del griego eucharistía (εὐχαριστία), “acción de gracias”, de eu- (“bien”) y charis (“gracia”).
  • Sentido original: agradecimiento, reconocimiento de un bien recibido.
  • En el cristianismo primitivo era una comida de acción de gracias, no un ritual sacramental formalizado.
  • Luego la Iglesia lo convirtió en el acto central del culto: la consagración del pan y el vino.

IGLESIA

  • Origen: del griego ekklesía (ἐκκλησία), de ek- (“fuera”) y kalein (“llamar”).
  • Significado original: “asamblea de los llamados”, es decir, reunión ciudadana o popular en la Grecia clásica.
  • El término designaba cualquier asamblea política o social.
  • El cristianismo lo tomó para referirse a la comunidad de creyentes, y más tarde al edificio o institución.

APÓSTOL

  • Origen: del griego apóstolos (ἀπόστολος), “enviado”, “mensajero”.
  • De apo- (“desde”) y stellein (“enviar”).
  • Sentido original: quien es enviado con una misión.
  • La Iglesia lo usó para designar a los doce discípulos principales de Jesús, y por extensión a quienes predican el Evangelio.

MISA

  • Origen: del latín missa, que viene de la fórmula de despedida del rito latino: Ite, missa est (“Idos, la asamblea está disuelta”).
  • Missa está relacionada con mittere, “enviar”.
  • Sentido original: “envío”, “despedida”.
  • Con el tiempo, el nombre de la despedida se aplicó a toda la celebración eucarística.
  • Curiosamente, la palabra que significaba “fin del acto” pasó a nombrar el acto entero.

Conclusión:
 La Iglesia católica (y otras tradiciones religiosas) resemantizó palabras que en su origen eran cívicas, filosóficas o simplemente descriptivas, otorgándoles un valor teológico, moral o institucional.

Así, lo que antes era servicio público (leitourgía), opinión (dógma) o error (peccatum), se volvió materia sagrada o pecado.

Así, cambiando el lenguaje, nos han programado para que el mundo que nos rodea no lo veamos de una forma natural sino a través del filtro y significados que les ha interesado a ellos para manipularnos.

 

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