Conduce a los condenados al infierno donde son recibidos por Minos, un rey legendario según la mitología griega, cuyo cuerpo en la pintura se encuentra envuelto entre serpientes. Esta parte hace una referencia clara al infierno de la Divina Comedia de Dante.
En el centro, sobre Caronte, hay un grupo de ángeles en las nubes, siete de los cuales están tocando trompetas, según la referencia del libro de Apocalipsis, y otros tienen libros que registran los nombres de los Salvados y los Malditos. A la derecha del detalle anterior hay una figura más grande de un alma que acaba de darse cuenta que está condenado y parece paralizado por el horror, dos demonios lo empujan hacia abajo.
La genialidad de Miguel Ángel en esta obra radica en la capacidad que tiene para transmitir toda la fuerza del terror en el momento supremo, cuando el destino llega rápidamente y no queda tiempo ni oportunidad para corregir errores.
Este instante termina teniendo una connotación universal, simbolizando el momento en que la vida termina y no queda esperanza alguna. Toda la pintura está dominada por la figura humana con los cuerpos representados con gran expresividad y poder.
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