miércoles, 13 de abril de 2022

¿EL SER CONSCIENTES DE NUESTRA EXISTENCIA HACE NECESARIO CREER EN UN MÁS ALLÁ?

 


La creencia en un más allá ha sido inculcada por esos dioses, pero que los sacerdotes al paso del tiempo la han desvirtuado y deformado al mezclar o confundir el concepto original de los dioses con el Dios Creador que surgió del monoteísmo implantado por Yahvé, Jehová, que narra el Antiguo Testamento de la Biblia, que se corresponde con el dios Ra egipcio y que en realidad era Marduk de los dioses mesopotámicos. Este fue el dios que impuso su hegemonía sobre los demás dioses a base de guerras y luchas. Y él fue el que creó la confusión con el Dios Creador del Universo.

A partir de aquí las religiones han confundido una cosa con la otra y han inventado una serie de conceptos absolutamente absurdos, incoherentes y falsos. Así se dice que Dios, refiriéndose al Creador del Universo, está en los cielos y allí tiene su reino, cuando se están refiriendo realmente a que los dioses y por tanto el dios Marduk habían venido de los cielos, es decir de cruzar el espacio sideral, del reino existente en su planeta, del que él procedía. Algunos semidioses y humanos viajaron a ese planeta y por eso aspiraban los humanos a ir allí porque así creían serían eternos, no morirían nunca, cuando la realidad era que allí la longevidad era mucho mayor porque un año de su planeta se correspondían con 3600 nuestros, de nuestra Tierra. Por ello se creía y deseaba viajar allí con los dioses para vivir en el cielo, el paraíso, la gloria por siempre…en un ambiente absolutamente diferente y fantástico. La creencia fue tal que los faraones fueron embalsamados y se les enterraba con todo lo necesario para hacer un gran y largo viaje, todo mal informados por sus sacerdotes, bien por no comprender la realidad transmitida por el dios Ra o bien porque él mismo Ra quiso falsear la realidad y manipular a todos.

Desde mi concepto sobre la Divinidad, el Dios Creador del Universo habita en todas partes, en todo lo existente, él/ella/ello lo integra todo, tanto en energía como en materia, pues todo lo existente es él y los programas cuánticos que hacen funcionar el Universo, lo que en ciencia llamamos “leyes naturales” y que los científicos van descubriendo a lo largo de los siglos, poco a poco y que luego nos van explicando como funcionan.

En cuanto a la gran incógnita de si tendremos al morir una nueva y diferente existencia, lo cierto es que las religiones no hablan de ello pues de lo que hablan es de lo que he explicado antes y de forma muy superficial que resulta muy confusa, pero los lamas del Tíbet si hablan de otra existencia diferente y más lógica sin implicar al Dios Creador directamente en ello, sino como algo que existe, como otro plano de existencia, otra dimensión a la que pasamos al fallecer y que nada tiene que ver con la que tenemos en el planeta.

Según ellos, nuestro cuerpo físico está envuelto por varios cuerpos energéticos que cumplen diferentes funciones, entre todos estos tenemos el llamado “cuerpo astral” que es donde está nuestro yo, por tanto el que contiene todos nuestros conocimientos y habilidades, pensamientos, sensaciones, emociones, etc. con el cual podemos viajar en el tiempo y en el espacio para visionar otros lugares y otras épocas. Pues bien, este cuerpo se une con el físico mediante una especie de cordón umbilical de energía que ellos llaman “cordón de plata”. Mediante él, nuestro cuerpo físico está conectado en todo momento con nuestro astral, pero cuando el cuerpo físico muere, este cordón se corta, separándose totalmente del físico y para siempre. Este cuerpo astral es el que viaja luego a la otra dimensión donde permaneceremos hasta una nueva reencarnación.

Las sucesivas reencarnaciones son las que nos van dando conocimiento y perfeccionando nuestro yo hasta que alcancemos el Nirvana y se rompa la cadena de reencarnaciones, con lo que pasaríamos a una dimensión diferente.

Nuestros místicos, me refiero a los místicos católicos, han dado testimonio de sus contactos, visiones o viajes astrales cuando entraban en éxtasis y algunos hasta levitaban en ese estado, pero los de otras religiones también consiguen los mismos prodigios. Lógicamente ellos atribuían todo a su dios, a Jesucristo, a su madre la Virgen María, etc. tal como otro monje no católico lo atribuye a su dioses y diosas, pues se trata de entrar en contacto con esa otra dimensión mediante unas técnicas que se basan fundamentalmente en el control de la respiración y el relajamiento corporal y mental.

Si leéis las obras de Santa Teresa, veréis como describe sus experiencias místicas y como las interpreta. Ella dice lo que cree que ha visto, pero no está muy segura y duda si ha visto a Dios, a Jesucristo o a quien, aunque al final acepta que sea Jesucristo y en cuanto al ambiente en el cual los ve, no acierta a describirlo, pues no sabe como hacerlo, no encuentra las palabras pues no se asemeja a nada conocido por ella.

Hay personas que sin ser místicos han desarrollado esa facultad de entrar en trance y viajar con su astral o la tienen de nacimiento, y suelen experimentar sensaciones y visiones dentro del campo de su interés. Así hay videntes con la capacidad de ver las enfermedades de la gente y recomendarles remedios para ellas o un médico concreto, o bien curarles mediante la implantación de manos en la zona enferma. Otras ven los problemas psíquicos y su origen de quienes solicitan sus servicios y les explican el porqué de sus problemas y como resolverlos. Algunos ven el futuro del consultante y a la vista del mismo recomendarles que hacer para evitarlo si es negativo.

Hay videntes con la capacidad de ver el espíritu, fantasma o alma de gente que ha fallecido de forma inesperada, por accidente o asesinato y estos, al no ser conscientes de su propio fallecimiento se tiran años o siglos vagando por el lugar donde fallecieron sin encontrar el camino a esa dimensión a la que deben ir y a la que irán forzados por los “guías” de esa dimensión, cuando transcurre un tiempo excesivo. Conozco a algunas personas con estas capacidades y algunas de sus afirmaciones he podido comprobarlas.

Los llamados profetas, los de verdad, los genuinos, no los charlatanes, son gente que tiene la facultad de visionar sucesos futuros, pero no suelen saber o interpretar cuando y donde sucederá eso que ven o bien tienen esa visión sin tener la más mínima idea de lo que significa realmente y al escribirlo y transmitirlo a los demás, luego cada cual lo interpreta como quiere, tal como sucede con muchas de las “profecías” de la Biblia.

Hace unas décadas dediqué unos diez años a experimentar, mediante hipnosis, con determinados sujetos a los que dormía profundamente, hasta alcanzar ese estado en que lograba que su astral viajara tanto en el espacio como en el tiempo y me podían contar lo que veían. A veces resultaba bastante confuso deducir de que se trataba exactamente porque el sujeto no lo sabía interpretar y solo transmitía lo que estaba viendo, con lo cual éramos el equipo quienes teníamos que interpretar, pero en otras ocasiones el sujeto mismo explicaba con claridad el significado de lo que veía. También conseguí enviar a personas a lugares concretos y que nos describiera lo que veía, de forma que luego podíamos comprobar la veracidad del lugar, podía curar a distancia, ver cosas del pasado o del futuro, realizar telepatía…Estando el sujeto en ese estado se le puede sugestionar para que haga variadas cosas como curarse a si mismo, quitarse manías, mejorar su estado físico y psíquico, etc.
No pretendo convencer a nadie pues nada gano con ello. Esto es lo que puedo contar de manera resumida, lo que se respecto al “más allá” que cada cual puede creer o no, eso ya es cosa vuestra.

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