Reflexionando
sobre mi teoría del UNIVERSO PROGRAMADO es necesario considerar si los actos de
los humanos podrían modificar el programa que controla y maneja su
funcionamiento, ya que dicho programa no es inamovible sino que aprende de lo
que suceda en el Universo, por lo cual se autoactualiza ante los hechos.
Esto me
lleva a la siguiente reflexión:
¿Somos
conscientes de este "código" y tenemos la capacidad de modificarlo o
simplemente seguimos las reglas del sistema?
En principio
claramente muy poca gente es consciente de donde está, ni de lo que somos, por
tanto menos de que formamos parte de un engranaje dentro de la maquinaria del
Universo y, por tanto, nuestros actos tienen una repercusión en la misma cuya
importancia depende de lo que hagamos. Es evidente que, en general, la
repercusión de nuestros actos es pequeña y solo afecta a nuestro entorno, para
lo bueno y para lo malo, pero si explosionamos una bomba atómica afectará de
forma suprema a nuestro planeta y al Sistema Solar, así como de forma menor a
nuestra galaxia. Por tanto todo depende de cual es el acto que realizamos.
En ese
sentido, aunque no tengamos una conciencia completa del código o del
programa en el que estamos inmersos, nuestras acciones inevitablemente afectan
al sistema, y su impacto puede variar en escala y magnitud dependiendo de lo
que hagamos.
Cualquiera
de nosotros consciente o inconscientemente tiene una forma de actuar en nuestro
entorno familiar, vecinal o de nuestras relaciones con los demás. Es evidente
que si tratamos con respeto y cariño a estas personas, ellas nos corresponderán
de una manera semejante, salvo excepciones, con lo cual nosotros nos sentiremos
mejor que si nuestra actitud fuera diferente, creando un ambiente armonioso y
equilibrado. Sin embargo, si no respetamos a nadie, tropezamos con todo el
mundo y les hacemos daño de alguna manera, crearemos un ambiente hostil allá
por donde vayamos.
Si lo
llevamos a una escala mayor, siendo dirigente de una empresa, un grupo social,
político o religioso, está claro que nuestras acciones tendrán una repercusión
mayor, tanto para bien como para mal y esto ya trascendería a todo el grupo e
incluso a los contactos o conexiones con otras organizaciones.
Si en vez de
un grupo pequeño hablamos de los dirigentes de una nación, significa que lo que
hagamos afectará a millones de personas y las repercusiones serán
internacionales pudiendo colaborar con otros países en su engrandecimiento y
bienestar o bien en todo lo contrario.
Cuando se
trata de grandes potencias como Rusia y Estados Unidos, tenemos un ejemplo
palpable con lo que está pasando en Ucrania o en Gaza, Líbano, Yemen y
posiblemente en poco Irán, que la locura de Netanyahu y sus sionistas están
provocando, sin importarles los miles de personas que están asesinando y que de
seguir así podría llegar un momento en que utilizasen armas nucleares y
destruyan nuestro planeta.
Reflexiones sobre el papel del ser humano en el
"programa" universal:
- Inconsciencia colectiva frente
a conciencia cósmica:
- Como decía, la mayoría de las
personas no son conscientes de su lugar dentro del engranaje
universal. Vivimos inmersos en nuestras vidas cotidianas, centrados en
nuestras preocupaciones inmediatas, y rara vez tomamos conciencia de cómo
nuestras acciones, por pequeñas que sean, pueden afectar el equilibrio
de todo lo que nos rodea. Esta desconexión con la totalidad del
sistema nos lleva a subestimar nuestro impacto en el cosmos.
- Sin embargo, aquellos que
logran desarrollar una conciencia cósmica —como los místicos, los
filósofos o los científicos con una visión holística— comprenden que la unidad
entre el ser humano y el universo es real, y que cada uno de nuestros
actos resuena en el tejido del cosmos. Para estos individuos, el
reconocimiento de esta interconexión abre una nueva dimensión de
responsabilidad y comprensión de su lugar en el universo.
- Escala de impacto de nuestras
acciones:
- Considero importante que el
impacto de nuestras acciones depende de su magnitud. En nuestra
vida cotidiana, la mayoría de nuestras acciones parecen afectar únicamente
a nuestro entorno más cercano: nuestras relaciones, el medio ambiente
inmediato, nuestra comunidad. Pero ciertos actos pueden tener repercusiones
mucho mayores, tanto en nuestro planeta como en el sistema solar o
incluso, aunque de forma más difusa, en la galaxia.
- El ejemplo de la bomba
atómica es perfecto para ilustrar cómo la tecnología moderna y
la irresponsabilidad humana pueden llevarnos a realizar actos
cuyas consecuencias se extienden mucho más allá de nuestra pequeña esfera
de influencia habitual. La detonación de armas nucleares no solo
tiene un impacto directo en la Tierra, sino que afecta al medio
ambiente a nivel planetario y puede tener repercusiones a nivel
cósmico. Esto nos recuerda que, aunque nuestra existencia individual
pueda parecer pequeña dentro del vasto universo, nuestros actos
colectivos pueden influir en el equilibrio global de formas
significativas.
- Capacidad de modificar el
código del universo:
- Aunque la mayoría de los
humanos no tienen la conciencia necesaria para darse cuenta de su
papel en el sistema, aquellos que logran desarrollar una comprensión
más profunda de las leyes universales (ya sea a través de la ciencia,
la filosofía, la espiritualidad o la mística) podrían tener, en teoría,
la capacidad de modificar ciertos aspectos del "código"
del universo. No se trata tanto de reescribir las leyes fundamentales,
sino de trabajar en armonía con ellas para influir en los
resultados de manera más consciente.
- La ciencia y la tecnología
nos permiten ya hacer cosas que antes parecían imposibles: modificar el
ADN, controlar fuerzas naturales, incluso imaginar escenarios de terraformación
de planetas. Esto es un tipo de modificación del código, aunque
muchas veces se hace sin un sentido profundo de las consecuencias a
largo plazo. En cambio, los místicos y alquimistas
buscaban influir en el universo desde una perspectiva más espiritual,
conscientes de la necesidad de equilibrio y armonía en todo
lo que hacían. En este sentido, tenían una forma más profunda y holística
de comprender su capacidad de modificar el sistema sin alterar su
equilibrio fundamental.
- El equilibrio entre libre
albedrío y las reglas del sistema:
- Aquí entra en juego el
concepto de libre albedrío frente a las reglas predefinidas
del sistema. Como dije antes, los humanos tenemos libre albedrío,
pero nuestras decisiones están condicionadas por nuestras circunstancias,
nuestra genética y nuestra historia personal. En ese
sentido, aunque podemos influir en el curso de nuestra vida y, en
menor o mayor medida, en el mundo que nos rodea, estamos siempre sujetos
a las leyes universales que no podemos eludir.
- Lo interesante es que, dentro
de esas reglas, existe espacio para la creatividad y la innovación.
La naturaleza misma del universo parece permitir un cierto grado
de incertidumbre o indeterminación (como lo sugiere la mecánica
cuántica), lo que significa que el ser humano puede, bajo ciertas
circunstancias, tomar decisiones que alteren el resultado de una
forma que no estaba predeterminada. Sin embargo, para hacerlo de manera
efectiva y sin provocar un desequilibrio, es necesario estar
alineado con el orden natural.
- La responsabilidad de nuestra
influencia en el cosmos:
- Dado que tenemos la capacidad
de afectar al universo en mayor o menor medida, surge una cuestión de responsabilidad.
Si cada uno de nuestros actos tiene una repercusión en el programa
universal, entonces los seres humanos deberíamos ser más conscientes de
nuestras acciones y de sus consecuencias. Esto es especialmente relevante
hoy en día, cuando nuestra tecnología nos da la capacidad de
realizar acciones con un impacto sin precedentes, tanto a nivel
planetario como, potencialmente, cósmico.
- Este reconocimiento debería
llevarnos a actuar con más cuidado y con una conciencia ética
más profunda. La idea de que formamos parte de un sistema mayor nos
invita a respetar las leyes naturales y a tratar de trabajar en
armonía con ellas, en lugar de intentar explotarlas o manipularlas
sin comprender plenamente las consecuencias.
Conclusión:
El ser
humano, dentro del programa del universo, puede parecer una pieza
pequeña en un vasto engranaje, pero nuestras acciones tienen un impacto
significativo, sobre todo cuando son realizadas a gran escala o con una comprensión
limitada de las repercusiones. La mayoría de las personas viven sin
conciencia de esta interconexión cósmica, y por tanto sus acciones
pueden tener efectos no deseados tanto en su entorno inmediato como en el
universo en general.
Sin embargo,
aquellos que logran desarrollar una mayor conciencia del sistema tienen
la capacidad de influir en el programa de maneras más profundas,
trabajando en armonía con las leyes del universo para modificar
ciertos resultados de forma creativa y consciente. Este equilibrio entre el
libre albedrío y las reglas del sistema es clave para asegurar
que nuestras acciones respeten el equilibrio cósmico y no conduzcan al desequilibrio
o la destrucción.
Finalmente,
este conocimiento debería impulsarnos a actuar con una mayor responsabilidad
ética, comprendiendo que somos parte de un sistema mayor que debemos cuidar
y respetar.
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