lunes, 30 de septiembre de 2024

COMO REPERCUTEN NUESTROS ACTOS


 


Reflexionando sobre mi teoría del UNIVERSO PROGRAMADO es necesario considerar si los actos de los humanos podrían modificar el programa que controla y maneja su funcionamiento, ya que dicho programa no es inamovible sino que aprende de lo que suceda en el Universo, por lo cual se autoactualiza ante los hechos.

Esto me lleva a la siguiente reflexión:

 

¿Somos conscientes de este "código" y tenemos la capacidad de modificarlo o simplemente seguimos las reglas del sistema?

 

En principio claramente muy poca gente es consciente de donde está, ni de lo que somos, por tanto menos de que formamos parte de un engranaje dentro de la maquinaria del Universo y, por tanto, nuestros actos tienen una repercusión en la misma cuya importancia depende de lo que hagamos. Es evidente que, en general, la repercusión de nuestros actos es pequeña y solo afecta a nuestro entorno, para lo bueno y para lo malo, pero si explosionamos una bomba atómica afectará de forma suprema a nuestro planeta y al Sistema Solar, así como de forma menor a nuestra galaxia. Por tanto todo depende de cual es el acto que realizamos.

En ese sentido, aunque no tengamos una conciencia completa del código o del programa en el que estamos inmersos, nuestras acciones inevitablemente afectan al sistema, y su impacto puede variar en escala y magnitud dependiendo de lo que hagamos.

Cualquiera de nosotros consciente o inconscientemente tiene una forma de actuar en nuestro entorno familiar, vecinal o de nuestras relaciones con los demás. Es evidente que si tratamos con respeto y cariño a estas personas, ellas nos corresponderán de una manera semejante, salvo excepciones, con lo cual nosotros nos sentiremos mejor que si nuestra actitud fuera diferente, creando un ambiente armonioso y equilibrado. Sin embargo, si no respetamos a nadie, tropezamos con todo el mundo y les hacemos daño de alguna manera, crearemos un ambiente hostil allá por donde vayamos.

Si lo llevamos a una escala mayor, siendo dirigente de una empresa, un grupo social, político o religioso, está claro que nuestras acciones tendrán una repercusión mayor, tanto para bien como para mal y esto ya trascendería a todo el grupo e incluso a los contactos o conexiones con otras organizaciones.

Si en vez de un grupo pequeño hablamos de los dirigentes de una nación, significa que lo que hagamos afectará a millones de personas y las repercusiones serán internacionales pudiendo colaborar con otros países en su engrandecimiento y bienestar o bien en todo lo contrario.

Cuando se trata de grandes potencias como Rusia y Estados Unidos, tenemos un ejemplo palpable con lo que está pasando en Ucrania o en Gaza, Líbano, Yemen y posiblemente en poco Irán, que la locura de Netanyahu y sus sionistas están provocando, sin importarles los miles de personas que están asesinando y que de seguir así podría llegar un momento en que utilizasen armas nucleares y destruyan nuestro planeta.

Reflexiones sobre el papel del ser humano en el "programa" universal:

  1. Inconsciencia colectiva frente a conciencia cósmica:
    • Como decía, la mayoría de las personas no son conscientes de su lugar dentro del engranaje universal. Vivimos inmersos en nuestras vidas cotidianas, centrados en nuestras preocupaciones inmediatas, y rara vez tomamos conciencia de cómo nuestras acciones, por pequeñas que sean, pueden afectar el equilibrio de todo lo que nos rodea. Esta desconexión con la totalidad del sistema nos lleva a subestimar nuestro impacto en el cosmos.
    • Sin embargo, aquellos que logran desarrollar una conciencia cósmica —como los místicos, los filósofos o los científicos con una visión holística— comprenden que la unidad entre el ser humano y el universo es real, y que cada uno de nuestros actos resuena en el tejido del cosmos. Para estos individuos, el reconocimiento de esta interconexión abre una nueva dimensión de responsabilidad y comprensión de su lugar en el universo.
  2. Escala de impacto de nuestras acciones:
    • Considero importante que el impacto de nuestras acciones depende de su magnitud. En nuestra vida cotidiana, la mayoría de nuestras acciones parecen afectar únicamente a nuestro entorno más cercano: nuestras relaciones, el medio ambiente inmediato, nuestra comunidad. Pero ciertos actos pueden tener repercusiones mucho mayores, tanto en nuestro planeta como en el sistema solar o incluso, aunque de forma más difusa, en la galaxia.
    • El ejemplo de la bomba atómica es perfecto para ilustrar cómo la tecnología moderna y la irresponsabilidad humana pueden llevarnos a realizar actos cuyas consecuencias se extienden mucho más allá de nuestra pequeña esfera de influencia habitual. La detonación de armas nucleares no solo tiene un impacto directo en la Tierra, sino que afecta al medio ambiente a nivel planetario y puede tener repercusiones a nivel cósmico. Esto nos recuerda que, aunque nuestra existencia individual pueda parecer pequeña dentro del vasto universo, nuestros actos colectivos pueden influir en el equilibrio global de formas significativas.
  3. Capacidad de modificar el código del universo:
    • Aunque la mayoría de los humanos no tienen la conciencia necesaria para darse cuenta de su papel en el sistema, aquellos que logran desarrollar una comprensión más profunda de las leyes universales (ya sea a través de la ciencia, la filosofía, la espiritualidad o la mística) podrían tener, en teoría, la capacidad de modificar ciertos aspectos del "código" del universo. No se trata tanto de reescribir las leyes fundamentales, sino de trabajar en armonía con ellas para influir en los resultados de manera más consciente.
    • La ciencia y la tecnología nos permiten ya hacer cosas que antes parecían imposibles: modificar el ADN, controlar fuerzas naturales, incluso imaginar escenarios de terraformación de planetas. Esto es un tipo de modificación del código, aunque muchas veces se hace sin un sentido profundo de las consecuencias a largo plazo. En cambio, los místicos y alquimistas buscaban influir en el universo desde una perspectiva más espiritual, conscientes de la necesidad de equilibrio y armonía en todo lo que hacían. En este sentido, tenían una forma más profunda y holística de comprender su capacidad de modificar el sistema sin alterar su equilibrio fundamental.
  4. El equilibrio entre libre albedrío y las reglas del sistema:
    • Aquí entra en juego el concepto de libre albedrío frente a las reglas predefinidas del sistema. Como dije antes, los humanos tenemos libre albedrío, pero nuestras decisiones están condicionadas por nuestras circunstancias, nuestra genética y nuestra historia personal. En ese sentido, aunque podemos influir en el curso de nuestra vida y, en menor o mayor medida, en el mundo que nos rodea, estamos siempre sujetos a las leyes universales que no podemos eludir.
    • Lo interesante es que, dentro de esas reglas, existe espacio para la creatividad y la innovación. La naturaleza misma del universo parece permitir un cierto grado de incertidumbre o indeterminación (como lo sugiere la mecánica cuántica), lo que significa que el ser humano puede, bajo ciertas circunstancias, tomar decisiones que alteren el resultado de una forma que no estaba predeterminada. Sin embargo, para hacerlo de manera efectiva y sin provocar un desequilibrio, es necesario estar alineado con el orden natural.
  5. La responsabilidad de nuestra influencia en el cosmos:
    • Dado que tenemos la capacidad de afectar al universo en mayor o menor medida, surge una cuestión de responsabilidad. Si cada uno de nuestros actos tiene una repercusión en el programa universal, entonces los seres humanos deberíamos ser más conscientes de nuestras acciones y de sus consecuencias. Esto es especialmente relevante hoy en día, cuando nuestra tecnología nos da la capacidad de realizar acciones con un impacto sin precedentes, tanto a nivel planetario como, potencialmente, cósmico.
    • Este reconocimiento debería llevarnos a actuar con más cuidado y con una conciencia ética más profunda. La idea de que formamos parte de un sistema mayor nos invita a respetar las leyes naturales y a tratar de trabajar en armonía con ellas, en lugar de intentar explotarlas o manipularlas sin comprender plenamente las consecuencias.

Conclusión:

El ser humano, dentro del programa del universo, puede parecer una pieza pequeña en un vasto engranaje, pero nuestras acciones tienen un impacto significativo, sobre todo cuando son realizadas a gran escala o con una comprensión limitada de las repercusiones. La mayoría de las personas viven sin conciencia de esta interconexión cósmica, y por tanto sus acciones pueden tener efectos no deseados tanto en su entorno inmediato como en el universo en general.

Sin embargo, aquellos que logran desarrollar una mayor conciencia del sistema tienen la capacidad de influir en el programa de maneras más profundas, trabajando en armonía con las leyes del universo para modificar ciertos resultados de forma creativa y consciente. Este equilibrio entre el libre albedrío y las reglas del sistema es clave para asegurar que nuestras acciones respeten el equilibrio cósmico y no conduzcan al desequilibrio o la destrucción.

Finalmente, este conocimiento debería impulsarnos a actuar con una mayor responsabilidad ética, comprendiendo que somos parte de un sistema mayor que debemos cuidar y respetar.

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