Como distraída por un factor externo mientras lee el rollo, acaso una visión, dirige la mirada en dirección opuesta a la rotación del cuerpo. Tanto los ojos como la boca, apenas abierta, parecen de hecho manifestar su repentina emoción frente a un acontecimiento nuevo, ante el que la parte restante del cuerpo todavía se opone, bloqueado en el estado de calma anterior. Esta actitud se ve igualmente en dos jóvenes cerca de ella. La Sibila Délfica fue la más admirada por su belleza física e ideal.
La mirada de la Sibila de Delfos se dirige a la entrada de la capilla, justo donde está el fresco del profeta Zacarías, que fue el que advirtió que si la corrupción y la falta de espiritualidad de los sacerdotes del Segundo Templo Sagrado no se detenían, las puertas del Santuario se destruirían y los enemigos entrarían.
Por ello Miguel Ángel pinta a la sibila seis dedos, una sutil manera de marcar a la Sibila que sí tenía razón y con su mirada dirigida al profeta Zacarías denunciaba la injusticia y el abuso que observó en el Vaticano.
La sibila Délfica o sibila de Delfos era una de las cinco sibilas más importantes de la cultura grecorromana. Se la considera hermana de Apolo.
En el fresco se puede ver cómo con la mano izquierda sujeta un pergamino donde probablemente haya escrita una profecía. Su cara se gira hacia un lado mirando al infinito con cara de sorpresa mientras que el ángel que se encuentra en la parte iluminada lee un libro que es sujetado por otro que se encuentra en las sombras.
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