Ya en mi época de estudiante, pude sufrir, en mis propias carnes, la deriva de los profesores de prácticas o taller a transformar la asignatura en teórica, cuando estaba estudiando Maestría Industrial. Sin embargo, en la etapa anterior de Oficialía Industrial, teníamos todos los días 3 horas de taller. Esto era dentro de la Formación Profesional pues en Ingeniería Técnica ya todo era teoría de alto nivel.
También recuerdo que los alumnos nos preguntábamos una y otra vez para que servía tanta teoría si luego no la íbamos a utilizar, es decir, nos preguntábamos cual sería la utilidad de lo que estudiábamos. No obstante parece ser que quienes se dedican a la enseñanza y los sucesivos Ministros de Educación no parece que lo vean así.
Cuando estudiaban mis hijos Formación Profesional, pude comprobar que la deriva iba de mal en peor, ya no se hacía gimnasia sino que se había convertido absolutamente en teoría y se estudiaba Educación Física absolutamente teórica, y yo le planteaba al director, si tenían en cuenta que aquellos chavales no estaban estudiando para ser atletas sino otro tipo de oficios. Tampoco dedicaban mucho tiempo a las prácticas del oficio que estudiaban solo unas 4 horas a la semana o menos.
Además, todos sabemos que hay chavales que, por la razón que sea, tienen serias dificultades con la teoría pero en cambio son buenos en las prácticas. ¿Por qué no se adapta la enseñanza a la predisposición general de los muchachos en vez de empeñarse en ir a contracorriente?
Pasadas unas décadas, de mi época de estudiante, y reflexionando sobre este asunto, llegué a una conclusión: la mayoría de los profesores no han trabajado jamás en oficio alguno, sino que estudiaron para ser docentes o, terminada su etapa de alumnos, se quedaron en la escuela como profesores, en ese afán endogámico del gremio de la enseñanza, con lo cual es claro que desconocen de manera absoluta el mundo del trabajo, de los oficios, de la industria, no saben nada. Por la misma razón, los que se deberían dedicar a las prácticas de taller, al final se derivan hacia la teoría y no solo porque no se sienten seguros en las prácticas, sino porque además, el sentir general es que aquellos que se dedican a las prácticas es porque son menos inteligentes que los que se dedican a la teoría y ellos quieren demostrar que son tan inteligentes como los otros.
Existe también la creencia, entre el profesorado, de que cuanto más materia se dé, al alumnado, más calidad tiene la enseñanza y eso significa que el prestigio del profesor será mayor, así como el prestigio del centro. Craso error, pues yo entiendo que la calidad de la enseñanza debe ser tener un conocimiento profundo de lo aprendido y no tener un conocimiento superficial de mucha materia. Pero sobre todo, aprender mejor o peor una gran cantidad de materia, que luego no vas a utilizar en tu trabajo, es un esfuerzo inútil, pues al poco tiempo se olvidará todo lo que no utilices y el esfuerzo no servirá para nada. Esto es exactamente lo que nos planteábamos los estudiantes ¿para qué nos sirve estudiar todo esto?
Por ello mi conclusión es que en vez de tener que estudiar matemáticas, física, química, etc. a un nivel alto y sin embargo luego apenas dedicar tiempo a las prácticas de taller, que es realmente lo que te enseña el oficio, lo lógico sería dedicar el 50 % del tiempo a las prácticas y adecuar el nivel de las asignaturas teóricas a lo que realmente se va a utilizar en el desempeño del trabajo cuando salgan de la escuela. Así el alumno sentirá la necesidad de aprender también la teoría para poder comprender mejor las prácticas y, por ello, tendrá menos dificultades, pues todos sabemos que cuando nuestro pensamiento no acepta con gusto algo es una dificultad añadida al aprendizaje.
Y, por supuesto, cada una de las lecciones correspondientes a cada una de las asignaturas teóricas irán acompañadas de cantidad suficiente de problemas relacionados con el oficio para que los alumnos vean la utilidad de la materia estudiada a su futuro trabajo a la vez que practican su uso adecuado y asimilan el tema.
En síntesis: El que tiene dificultades con la teoría no es más tonto o menos inteligente que aquel que no las tiene, sino que su inteligencia se adecúa más a usar las manos y es a través de ellas como aprende de verdad las cosas, cosa que no suele ocurrir a los teóricos que suelen ser menos hábiles con las manos.
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