Aunque me tachéis de que me repito, tendré que dejar bien claros algunos principios sobre mi postura intelectual, científica y filosófica, para evitar malas interpretaciones por parte de algunas personas.
1. No me creo en posesión de la verdad absoluta por tanto mis afirmaciones están en función de mis conocimientos y de mis experiencias. Y no soy de los que piensa que quien no está conmigo está contra mí. Cada cual tenemos nuestra forma personal de ver la vida y tenemos el derecho a expresarlo.
2. No pretendo convencer a nadie de nada, por tanto menos aún que los creyentes en la Iglesia Católica o en otras iglesias que renuncien de su fe, pues eso es cosa suya, no mía, ni yo gano nada con ello. No estoy promocionando una nueva religión.
3. Simplemente expongo mis conclusiones respecto a textos, hechos, sucesos o cosas que los creyentes creen que son milagros o sobrenaturales, sin ser conscientes de que están programados para que crean desde antes de nacer. Por tanto no tiene sentido alguno que nadie se sienta atacado porque escribo lo que pienso y lo expreso llanamente. Si a estos no les gusta lo que manifiesto pueden expresar su disconformidad o pueden dejar de leer lo que escribo.
4. Desde mi posición intelectual, científica y filosófica no existen los milagros ni los hechos sobrenaturales, la realidad es que se les llama así hasta que la ciencia descubre las causas reales, pero el que la ciencia no encuentre hoy una explicación satisfactoria no significa que sean milagros. El Universo funciona de una manera rotunda mediante las leyes que lo gobiernan que son inexorables y todo lo que suceda en el Universo es natural, pues es obra de la Naturaleza, no hay nada por encima de ella. Ocurren hechos raros, chocantes, insólitos, excepcionales, misteriosos, singulares, sorprendente, extraordinarios, desconocidos, distintos a lo habitual, inexplicables, pero no sobrenaturales. Es así de sencillo, se quiera aceptar o no. No existe un Dios mago que en determinada religión hace milagros, eso no existe, es más, el mismo Dios Creador está sometido a sus propias leyes, por tanto no se las puede saltar y menos cualquier otro ser o individuo. Digo con esto claramente que Jesucristo no hizo milagros aunque los evangelios digan que si.
5. Existen los milagreros y existieron siempre, los brujos, los chamanes, los curanderos, que con sus trucos de ilusionismo hacen creer a los demás que hacen milagros o mediante el mecanismo de sugestión hacen que las personas que creen en ellos se curen de sus dolencias aunque en realidad es por autosugestión. Algunos lo logran mediante la transmisión de su propia energía por haber desarrollado esa facultad.
6. Algunos de estos realmente hacen “magia” pero no visible sino inducidos, pues mediante la ayahuasca y otros alucinógenos realizan “viajes” que les permiten entrar en conexión con otras realidades, pero los monjes del Tibet y los auténticos yoguis nos recuerdan que es mejor realizar esas conexiones a través del control del relajamiento y la respiración que son la técnica principal de la meditación trascendental, parando los pensamientos y de esta forma podemos conectar con otras realidades, tal como consiguieron muchos místicos como Teresa de Ávila, según explica en sus obras que todos podéis leer. Son solo 2000 páginas.
7. Yo escucho a todo el mundo con absoluto respeto que desde el raciocinio y la lógica me exponga sus puntos de vista, aunque sean contrarios o diferentes a mis convicciones y postura ante estos hechos. Estaré encantado de que así sea. Todos tenemos derecho a discrepar de los demás.
8. No acepto imposiciones de ningún tipo y pido que se me respete tal como yo respeto a todo el mundo.
A partir de aquí vamos a seguir con el análisis de la Síndone.
Análisis histórico
ANTES DELSIGLO XIV
En 1203, un cruzado llamado Robert de Clari aseguró que en la iglesia de Santa María de las Blanquernas de Constantinopla existía una tela con la imagen de Jesús: «Donde estaba el sudario en el que nuestro Señor fue envuelto, y que cada viernes se alzaba bien alto para que uno pudiera ver en él la figura de nuestro Señor». La cita tiene importancia porque es el primer testimonio que se conoce de un sudario con imagen. Pero, al mismo tiempo, también menciona el Mandylion que se encontraba en el palacio de Bucoleón, lo que hace difícil la identificación de las dos imágenes.
En 1205, tras la cuarta cruzada, Teodoro Angelos (sobrino de uno de los tres emperadores bizantinos que fueron depuestos) envió la siguiente misiva al papa Inocencio III, protestando por el ataque a la capital. Sacado del documento, con fecha de 1º de agosto de 1205:
Los venecianos se repartieron los tesoros de oro, plata y marfil, mientras que los franceses hicieron lo mismo con las reliquias de los santos y, lo más sagrado de todo, el lino en el que nuestro Señor Jesucristo fue envuelto tras su muerte y antes de su resurrección. Sabemos que esos saqueadores han guardado los objetos sagrados en Venecia, Francia, y otros lugares, estando el sagrado lino en Atenas.
Como se indica aquí los franceses en vez de oro, plata y marfil, saquearon las reliquias de los santos y el más preciado la Síndone. Supongo que los franceses no eran idiotas cuando saquearon esto en lugar de metales preciosos y marfil ¿verdad? Eso indica que las reliquias eran muy rentables.
En la Biblioteca Nacional de Budapest se encuentra el Códice Pray, el texto más antiguo que sobrevive en húngaro. Fue escrito entre los años 1192 y 1216 (unos 50 años antes de la más antigua fecha determinada por el carbono-14 de 1988) bajo el reinado de Bela III de Hungría, criado en Constantinopla. Según algunos autores, una de sus ilustraciones muestra preparaciones para la sepultura de Cristo. Dicha ilustración incluiría una mortaja con el mismo tejido de patrón de espiga como el Sudario, más cuatro agujeros de quemadura cercanos a uno de los bordes. Los agujeros forman una “L”.
Para estos autores lo llamativo es que ese extraño patrón de agujeros se encuentra en el Sudario de Turín. Son agujeros de quemaduras, posiblemente causados por un atizador o brasas de incienso. Según los registros el sudario era conservado en la capital del Imperio bizantino, y exhibido todos los viernes, acontecimiento con el que Bela III pudo haber estado muy familiarizado en su estadía en Constantinopla, y, eventualmente, después fue tomado el patrón del manto para elaborar el Códice Pray.
Gian Marco Rinaldi mantiene, por el contrario, que lo que se dice que es el sudario es en realidad la tapa del sarcófago adornada con trazos quebrados y que los redondeles que aparecen en la ilustración no son quemaduras sino ornamentos, como aparecen en la cubeta del sarcófago (junto con cruces) y en los vestidos de los personajes. Mantiene que la iconografía de la ilustración del Códice Pray es consistente con la de las “Santas Mujeres” de la época. También la imagen del embalsamamiento de Jesús es similar a otras del período. Daniel Scavone afirma que la iconografía de Jesús en la tumba, desnudo y con las manos cruzadas en el pubis aparece en forma de lamentatio o threnos en el Imperio bizantino hacia 1100. Charles Freeman, por su parte, hace notar que la posición del cuerpo en el Códice Pray era habitual en los enterramientos medievales y señala unas cuantas diferencias entre él y el hombre del sudario de Turín.
Esto viene a indicar que el Códice Pray tiene semejanzas con la Síndone pero no es una copia fidedigna, por tanto no cabe pensar que el autor de las ilustraciones conociera ya la Síndone.
Siglo XIV
La historia documentada de la tela ahora guardada en Turín empieza hacia 1357, cuando comenzó a exhibirse en una iglesia en Lirey (diócesis de Troyes, Francia). Los escudos de armas del caballero Geoffroy de Charny y su viuda pueden verse en el Museo Cluny de París, en un medallón peregrino que también muestra una imagen del sudario de Turín. Esto hace suponer que las exhibiciones comenzaron en torno a la fecha indicada.
Queda claro que con la exhibición de la Síndone se provocan peregrinaciones y esto debía ser una buena ganancia para Geoffroy de Charny y su viuda.
En 1389, el obispo Pierre d’Arcis denunció en una carta al papa de Aviñón que la imagen era un fraude, indicando que ya había sido denunciada anteriormente por su predecesor Henri de Poitiers, al que le extrañaba que no fuera mencionada en ningún evangelio. A los treinta y dos años de este pronunciamiento, la imagen volvió a exponerse, y el rey Carlos VI de Francia ordenó retirarla de la iglesia de Lirey, citando la impropiedad de la imagen. Los comisionados fueron incapaces de llevar a cabo la orden. La documentación relacionada con esta polémica fue editada por Ulysse Chevalier a comienzos del siglo XX.
Debía ser rentable la exhibición de la Sindone cuando se persistía en exhibirla en la iglesia de Lirey.
ilustración del Códice Pray
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