El día 1 de noviembre marca la celebración anual del Día de Todos los Santos, una fecha especial en nuestro calendario. Este día rendimos homenaje no sólo a los santos de la iglesia católica, también a todos aquellos que nos han dejado. Durante esta jornada, y a lo largo del día siguiente, los cementerios españoles se llenan de personas que acuden a visitar y recordar a sus seres queridos, decorando las tumbas con flores.
Hace casi 1300 años, el Papa Gregorio III desempeñó un papel fundamental al consagrar una capilla en la Basílica de San Pedro en honor de todos los Santos. Su objetivo era garantizar que todos los santos fueran venerados, al menos, una vez al año.
Tengamos en cuenta que para canonizar a una persona fallecida, como Santo, se sigue un proceso complejo y lleno de detalles, especialmente referidos a sus acciones y resultados obtenidos, con la aportación de testimonios de otras personas especialmente clérigos. No obstante, como en todo proceso humano, hay verdades y mentiras, también hay intereses políticos y sociales, así como poderes que pueden presionar sobre quienes toman esa decisión. Por tanto es verdad que posiblemente haya habido muchas personas que han vivido como santos pero que nadie ha propuesto para que se le canonice o aunque alguien lo haya propuesto, no tenía el apoyo de ningún grupo poderoso que forzase la propuesta.
Una de las cosas que más fuerza tiene en la canonización de una persona es si ha creado grupos u órdenes religiosas, conventos, monasterios, etc. En otras épocas tenía un gran valor aquello de haber muerto asesinado, torturado, etc. por defender su fe, por lo cual se le nombraba mártir.
Una prueba de lo que digo está en el fundador del OPUS DEI Josemaría Escrivá de Balaguer que fue canonizado a pesar de haber muchos testimonios que afirman que era una persona muy orgullosa y dictatorial, implacable con quienes cometían errores, que despreciaba a quienes no eran especialmente inteligentes, como la gente de servicio. Por no mencionar las reglas de la obra que hacen un auténtico lavado de cerebro de los adeptos, los aíslan totalmente de la familia y se comportan como una auténtica secta. Por tanto, esa actitud y forma de funcionar esta organización, pienso que se aleja bastante de la santidad.
Inicialmente, esta celebración se limitaba a Roma, pero en el año 837 el Papa Gregorio IV la extendió a toda la Iglesia, estableciendo oficialmente la observancia del Día de Todos los Santos el 1 de noviembre.
La elección de esta fecha está basada en la coincidencia con una festividad de los pueblos germanos que consistía en un aquelarre que celebraban las brujas. Como he afirmado muchas veces, la Iglesia tenía como objetivo suprimir las festividades paganas.
El Día de Todos los Santos es verdaderamente un tributo a la santidad en todas sus formas. Mientras que los santos canonizados cuentan con festividades individuales dedicadas a ellos, los que no han sido canonizados carecen de celebraciones específicas.
Esta festividad reconoce y honra a aquellos cuya santidad es reconocida sólo por Dios, o eso es lo que dice la Iglesia. No obstante, las prácticas católicas suelen enfocarse en los santos reconocidos por la Iglesia Católica. Dentro de ella, esta jornada se considera generalmente un Día Santo de Obligación. Esto implica que, salvo impedimentos como enfermedad o excusas válidas, todos los católicos deben asistir a misa.
Celebración del Día de Todos los Santos en todo el mundo
El Día de Todos los Santos es una festividad oficial en muchos países. En lugares como España, Francia o Alemania, sus habitantes disfrutan de un día festivo, y no hay actividad comercial.
En lugares como Filipinas, donde esta festividad es conocida como "Undas", el día va más allá de recordar a los santos. Y, al igual que en España, también se dedica a honrar y recordar a los seres queridos fallecidos, a menudo con oraciones, flores y ofrendas simbólicas.
En América Latina, es toda una tradición la visita a las tumbas de los antepasados. En países como México, esta costumbre se extiende más allá de la mera visita, ya que incluye la celebración de grandes meriendas junto a las tumbas. Durante esta festividad, se adornan las sepulturas con máscaras y coloridas cintas, y se preparan recetas especiales y exclusivas para la ocasión.
No obstante no debe confundirse el Día de todos los Santos con el Día de los Difuntos que se celebra el día siguiente 2 de noviembre. Tampoco confundir con el Día de Halloween cuyo origen se remonta a hace 6000 años. Por entonces los celtas celebraban el Samhain la noche del 31 de octubre, y era su forma de dar la bienvenida al nuevo año.
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