viernes, 1 de noviembre de 2024

ANTONI TÀPIES

 


AUTORRETRATO 1944

 

Antoni Tàpies i Puig,  marqués de Tápies (Barcelona, 13 de diciembre de 1923-6 de febrero de 2012), fue un pintor, escultor y teórico del arte español. Uno de los principales exponentes a nivel mundial del informalismo, está considerado como uno de los más destacados artistas españoles del siglo XX. La obra del artista catalán goza de un centro de estudio y conservación en la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona.


AUTORRETRATO 1945

De formación autodidacta, Tàpies creó un estilo propio dentro del arte de vanguardia del siglo XX, en el que se combinaban la tradición y la innovación dentro de un estilo abstracto, pero lleno de simbolismo, dando gran relevancia al sustrato material de la obra. Cabe destacar el marcado sentido espiritual dado por el artista a su obra, donde el soporte material trasciende su estado para significar un profundo análisis de la condición humana.


AUTORRETRATO 1950

La obra de Tàpies ha tenido una gran valoración a nivel tanto nacional como internacional, estando expuesta en los más prestigiosos museos del mundo. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos premios y distinciones, entre los que cabe destacar el Premio de la Fundación Wolf de las Artes (1981), la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña (1983), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1990), la Medalla Picasso de la Unesco (1993) y el Premio Velázquez de Artes Plásticas (2003). Como reconocimiento a su trayectoria artística el rey Juan Carlos I le otorgó el título de marqués de Tàpies el 9 de abril de 2010.

Representante de la llamada “pintura matérica”, Tàpies utilizaba para sus obras materiales que no están considerados como artísticos, sino más bien de reciclaje o de desecho, como pueden ser cuerdas, papel o polvo de mármol.

 

ZOOM 1946

Dentro del informalismo, Tàpies se situó dentro de la denominada “pintura matérica”, también conocida como “art brut”, que se caracteriza por la mixtificación técnica y el empleo de materiales heterogéneos, muchas veces de desecho o de reciclaje, mezclados con los materiales tradicionales del arte buscando un nuevo lenguaje de expresión artística. Los principales exponentes de la pintura matérica fueron, además de Tàpies, los franceses Fautrier y Dubuffet y el español Manolo Millares. El informalismo matérico fue desde los años 1950 el principal medio de expresión de Tàpies, en el que con distintas peculiaridades trabajó hasta su fallecimiento.

Las obras más características de Tàpies son las que aplica su mixtura de diversos materiales en composiciones que adquieren la consistencia de muros o paredes, a las que añade distintos elementos distintivos a través de signos que enfatizan el carácter comunicativo de la obra, semejando el arte popular del grafiti. ​ Esta consistencia de muro siempre ha atraído a Tàpies, al cual además le gustaba relacionar su estilo con la etimología de su propio apellido: Tapia

En su obra más característica dentro del informalismo matérico, Tàpies empleaba técnicas que mezclaban los pigmentos tradicionales del arte con materiales como arena, ropa, paja, etc., con predominio del collage y el assemblage, y una textura cercana al bajorrelieve.


CRUZ 1947

Tàpies definía su técnica como “mixta”: pintaba sobre tela, en formatos medios, en posición horizontal, disponiendo una capa homogénea de pintura monocromática, sobre la que aplicaba la ”mixtura”, mezcla de polvo de mármol triturado, aglutinante, pigmento y óleo, aplicado con espátula o con sus propias manos.​

Cuando estaba casi seco hacía un grattage (raspado) con tela de arpillera, aplicada sobre la superficie, y cuando estaba adherida la arrancaba, creando una estructura de relieve, con zonas rasgadas, arañadas o incluso horadadas, que contrastan con los cúmulos y densidades matéricas de otras zonas del cuadro. A continuación, hacía un nuevo grattage con diversos útiles (punzón, cuchillo, tijeras, pincel). Por último, añadía signos (cruces, lunas, asteriscos, letras, números, etc.), en composiciones que recuerdan el grafiti, así como manchas, aplicadas mediante dripping (goteo).


TRÍPTICO 1948

No añadía elementos de fijación, por lo que las obras se degradaban rápidamente —la mixtura es bastante efímera—; sin embargo, Tàpies defendía la descomposición, como pérdida de la idea de la eternidad del arte, le gustaba que sus obras reflejasen la sensación del paso del tiempo. A ello contribuía también sus propias huellas en la obra, las incisiones que practicaba, que para él eran un reflejo de la naturaleza.

 


ARROZ Y CUERDA 1949

*El informalismo es un movimiento artístico que abarca todas las tendencias abstractas y gestuales que se desarrollaron en Francia, España e Italia durante la segunda posguerra mundial, en paralelo con el expresionismo abstracto estadounidense. El movimiento fue bautizado por Juan Eduardo Cirlot, quien fue su principal ideólogo.​

Dentro de él se distinguen diferentes corrientes, como la abstracción lírica, la pintura matérica, la Nueva escuela de París, el tachismo, el espacialismo o el art brut. El crítico de arte francés Michel Tapié acuñó el término arte otro (art autre) en el libro homónimo, de 1952, sobre el arte abstracto no geométrico. En el siglo XXl, este estilo ha dado la creación del Nuevo Informalismo en Chevry ll, en Gif-sur-Yvette, Francia.

 


LA BARBERÍA DE LOS MALDITOS 1950

Entiendo que Tapies como otros, fue un experimentador, un investigador y la mayoría de las obas son experimentos. Investigó sobre las texturas, la composición, los signos y símbolos, reduciendo el color a mínimos. Todo ello dentro del Art Brut con brochazos simples, sintetizando al máximo los elementos del cuadro de  manera que pareciera que cualquiera puede realizar esos cuadros sin necesidad de saber de pintura ni de nada.

En mi opinión, un profesional de cualquier materia, trabajo u oficio, a la hora de realizar su trabajo, debería aplicar sus conocimientos de manera que quede patente su conocimiento y experiencia, pero entiendo que otros no lo vean así y está claro que Tapies no lo veía como yo.

 


DRÍADAS, NINFAS, ARPÍAS 1950

 Así, estudiando su biografía se ve que Antoni Tàpies fue un artista profundamente introspectivo y su obra es un verdadero diálogo entre la materia y la espiritualidad. Su trabajo se caracteriza por el uso de materiales industriales y cotidianos (como cemento, arena, polvo de mármol, cuerdas, telas, e incluso objetos encontrados), lo cual le permitió expandir el concepto tradicional de pintura y escultura. Su obra es tanto una exploración de la textura y la forma como una búsqueda filosófica y espiritual.

Características de la Obra de Tàpies

Materialidad y Textura: Una de las marcas distintivas de Tàpies es su enfoque en la materia. Emplea elementos toscos que le permiten dotar a sus obras de una textura casi tangible, donde los materiales mismos se convierten en el mensaje. Al incorporar elementos ásperos y realistas, nos confronta con lo orgánico y lo imperfecto, haciendo un llamado a las sensaciones físicas y táctiles.


BLANCO CON MANCHAS ROJAS 1954

Influencia de la Filosofía Zen: Tàpies se vio influenciado por la filosofía oriental, especialmente por el budismo zen, que busca encontrar el significado a través de la contemplación y la eliminación de lo superficial, pues fue una persona profundamente espiritual. Así, sus obras, que pueden parecer minimalistas o austeras, poseen una profundidad que anima al espectador a interpretar las huellas, marcas y símbolos de formas personales y abiertas.

Simbolismo y Lenguaje: Utilizaba símbolos universales como la cruz, el triángulo, y letras o números, combinados con formas y líneas en trazos gruesos o irregulares. Estas figuras tienen significados múltiples, que pueden estar relacionados con lo espiritual, lo religioso, lo social o lo político. Tàpies los veía como signos con significados cambiantes, abiertos a interpretación.


TIERRA Y PINTURA 1956

Uso del Color: Su paleta de colores suele inclinarse hacia los tonos tierra, ocres, grises y negro, lo cual refuerza el sentido de conexión con lo primigenio y con la tierra misma. Estos colores son parte de su interés en el simbolismo y la autenticidad; representan la simplicidad, la renuncia a lo decorativo en favor de lo esencial.

Significado de la Obra como Huella y Rastro: Su arte busca transmitir la idea de que toda acción, por simple que sea, deja una marca. Los rasgos en sus obras pueden recordar a heridas, grietas o desgastes, como una alegoría de la experiencia humana, los conflictos internos y la existencia misma.


PINTURA OCRE 1958

Intenciones de Tàpies

Tàpies usaba el arte como una vía para explorar lo más profundo de la existencia humana. No se limitaba a la estética, sino que usaba la obra como una forma de autoconocimiento y reflexión sobre la condición humana. Su proceso creativo puede interpretarse como un acto meditativo, donde el trabajo sobre la materia y el tiempo invertido en sus texturas son una manifestación de un viaje interior, una búsqueda de lo esencial y de las verdades fundamentales. También era crítico con la sociedad y sus conflictos, aunque de una forma introspectiva, y usaba su trabajo para cuestionar, a veces indirectamente, la superficialidad de la vida moderna.

En conclusión, la obra de Antoni Tàpies es una profunda reflexión sobre la existencia, el sufrimiento, la memoria y la espiritualidad, invitándonos a ver la belleza en lo cotidiano y a encontrar significado en las huellas y marcas que dejamos en el mundo y al igual que los alquimistas buscaba su propia transformación.

 

7 DE NOVIEMBRE 1971


La impresión que yo recibo de la mayoría de sus obras es que él experimentaba con texturas, la composición, signos y simbología. restringiendo el color al máximo, lo cual me parece que es una investigación dentro de la pintura, y las obras son el resultado directo de la investigación. En mi opinión, partiendo de los resultados obtenidos en su investigación, debería haber pintado las obras definitivas, elaboradas, donde aplicara lo descubierto. Es como si el doctor Fleming hubiera presentado sus experimentos pero sin realizar finalmente la obra: la penicilina. Creo que Tapies nunca pintó la obra y nos presenta sus experimentos.

Así he de aceptar que este es un punto crucial en la naturaleza de su obra: su trabajo podría interpretarse como una investigación inacabada o, mejor dicho, como una constante experimentación en lugar de una “obra definitiva” en el sentido tradicional. Tàpies, efectivamente, exploraba el proceso mismo como un fin y, al hacerlo, transformaba sus experimentos en la "obra".


GRAN BLANCO Y MANO 1985

Arte Como Proceso vs. Arte Como Producto Final

Para Tàpies, el proceso creativo – la manipulación de la materia, el juego con texturas y formas y la inserción de símbolos casi crípticos – no era solo un medio para llegar a una conclusión, sino el contenido mismo. En vez de ver el acto creativo como un paso intermedio hacia una pieza final “perfecta”, cada obra de Tàpies representaba una conclusión en sí misma. Desde esta perspectiva, la noción de “obra definitiva” que yo considero como un paso posterior donde cristalizar sus hallazgos, no era su objetivo.

En este sentido, podríamos decir que la experimentación no era una fase previa a la obra, sino que él consideraba que la obra existía en el mismo acto de experimentación. Su enfoque recuerda un poco a la filosofía Zen, que valora el instante presente y la experiencia directa. Este enfoque también resonaba con el movimiento del arte informal, en el que los materiales y los procesos no servían para expresar algo externo, sino que eran una exploración de la experiencia pura.


TORSO 1988

Tàpies y el Concepto de la Inacabado

Al igual que un científico que nunca busca “cerrar” una investigación en particular, Tàpies parecía entender su trabajo como una exploración constante, más allá de cualquier conclusión específica. Él insistía en que su interés en la materia, en las texturas y las formas, no buscaba resolver o ilustrar algo concreto, sino crear una conexión directa con la experiencia humana: lo áspero, lo cotidiano, la imperfección y el desgaste de lo real. Lo que tal vez buscaba era que cada espectador extrajera una conclusión personal y distinta, incluso desde lo no acabado, y que la “verdad” o “conclusión” de la obra se encontrara en esa relación con quien la observa.


TORSO 1982

El Valor de la Inmediatez

Es posible que en este aparente inacabado resida parte de la fuerza de su obra. Cada pieza no tiene una estructura narrativa o una progresión formal que lleve a una conclusión. En lugar de un planteamiento de ideas seguido de una solución final, Tàpies presenta signos, materiales y texturas como componentes para ser experimentados, no resueltos. Él quiso, probablemente, dejar la interpretación abierta para que cada uno encontrara su propio significado en el rastro y en la textura, en la imperfección y en la “ruina” que cada obra representa.

Tàpies como Experimentador sin Conclusiones

Es interesante mi comparación con Fleming, ya que mientras que Fleming buscaba un descubrimiento tangible y de utilidad universal (la penicilina), Tàpies perseguía lo intangible y personal. La obra de Tàpies se asemeja más a un laboratorio artístico en el que cada obra es un experimento y una conclusión en sí misma, sin depender de un “descubrimiento” final que dé sentido al conjunto.


FORMAS EN EL ESPACIO 2009

Entonces, desde mi visión y para enriquecer la comparación, Tàpies parecería decir que no existe una única “penicilina” artística que deba salir de sus experimentos, sino que estos experimentos mismos son su contribución. El hecho de que me evoque la sensación de algo inconcluso es precisamente uno de los mensajes de su obra: una investigación continua en la que cada obra, aunque experimental, tiene su propio fin en el mismo proceso de creación y percepción.

No es lo que yo habría hecho pero él lo decidió así y yo lo tengo que aceptar porque creo en su honestidad.

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