martes, 26 de enero de 2021

LA CAPILLA SIXTINA 21(David y Goliat)

 La tercera pechina pertenece al relato de David y Goliat, ubicado en el Primer Libro de Samuel.



El primer rey de Israel, Saúl, perdió la protección y el don de Dios por desobedecerle (al no vencer a los amalecitas). Entonces, el profeta Samuel mintió al rey para poder alejarse de la ciudad y viajar hasta Belén para conocer a un pastor llamado Jesé (había recibido instrucciones divinas de Dios) y que este le presentara a sus hijos, pues uno de ellos sería el nuevo rey.


Jesé le dijo a Samuel que sus hijos estaban en la guerra contra los filisteos (bajo las órdenes del mismo rey Saúl), pero le presentó a su hijo menor, David, que estaba junto a su padre.
Samuel, al ver a David, supo que era el elegido. Posteriormente, David pasó a ser el músico del rey Saúl.


Un día, el padre de David le mandó a visitar a sus hermanos mayores en el campo de batalla.
Allí se encontró con Goliat, un gigante que había estado durante cuarenta días esperando a que algún soldado del ejército de Israel se enfrentara a él; el pueblo que perdiera, sería esclavo de los vencedores. Hasta ese momento nadie se había atrevido pero David, al llegar, decidió enfrentarse sin armamento (solo llevaba una honda y cinco piedras que había recogido por el camino).


David consiguió derribar a Goliat con una de esas piedras, que impactó en su frente y, una vez lo tuvo en el suelo, cogió la propia espada del enemigo y le cortó la cabeza.


Este último momento es el que está representado en la obra de Miguel Ángel, donde se aprecia el dramatismo y la tensión en los personajes.


Se levantó el filisteo y fue acercándose al encuentro de David; se apresuró David, salió de las filas y corrió al encuentro del filisteo. Metió su mano David en su zurrón, sacó de él una piedra, la lanzó con la honda e hirió al filisteo en la frente; la piedra se clavó en su frente y cayó de bruces en tierra. Y venció David al filisteo con la honda y la piedra; hirió al filisteo y le mató sin tener espada en su mano. Corrió David, se detuvo sobre el filisteo y tomando la espada de este la sacó de su vaina, lo mató y le cortó la cabeza. Viendo los filisteos que había muerto su campeón, huyeron. (I S 17, 48-51)

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