Hablar de la pintura de Karfer es hablar de arquitectura y
de urbanismo principalmente. No obstante, tiene otras vertientes como su
experimentación con la abstracción, el simbolismo y el lirismo imaginativo de
gran fantasía.
Karfer es un artista
que ha viajado mucho por Europa y conoce grandes ciudades, por tanto, tiene
muchos recuerdos y añoranzas, lo que, en mi opinión, le lleva a recrear en sus
cuadros esas grandes ciudades que añora, es una forma de viajar a ellas sin
moverse de su casa para luego mostrarlas al mundo.
Representar las calles de una ciudad, sus puentes y grandes
monumentos arquitectónicos, solo puede llevarse a cabo con rigor, si se conoce
en profundidad la perspectiva lineal, tal como la conoce y usa un arquitecto o
un delineante proyectista en arquitectura y justo esa capacidad y conocimiento
es el que utiliza Karfer para resolver el dibujo base sobre el cual desarrolla
su obra al óleo. Evidentemente esto se complementa con el uso de la perspectiva
aérea que produce esa sensación de atmósfera y lejanía como podemos ver en sus
obras.
Así mismo juega con la luz que irradia el Sol desde diversas
direcciones, incluso de frente, a contraluz.
Cabe destacar como están resueltos los suelos de
determinadas calles, incluso mojados por la lluvia, la superficie de las aguas
fluviales, con sus reflejos correspondientes y como la definición perfecta que
vemos cerca se pierde en la lejanía.
Experimenta con formas simples como bolas o simplificando
aún más con manchas resueltas con espátula, con pequeñas tablas y hormas de
zapatos…y hasta da vida a los árboles que dialogan con una niña, estructurándolos
como seres mágicos.
El artista posee esa capacidad de extraer de su imaginación
y de sus recuerdos, imágenes que, aunque plasmadas en dos dimensiones, nos
produce la ilusión de una realidad tal que nos invita a introducirnos en el
interior de sus obras.
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