Daniel fue un profeta cautivo del rey Nabucodonosor de
Babilonia. Cuando el rey amenazó con destruir a todos los hombres sabios si no
le decían cuál había sido su sueño y cuál era la interpretación, Daniel y sus
amigos pidieron un momento para poder ir delante de Dios en oración, pidiéndole
que les revelara la información y Dios respondió a su oración.
El profeta Daniel encarna el
mandamiento Santificarás las fiestas. El manto del profeta cubre a un
demonio que está sobre sus espaldas. Con su brazo izquierdo se apoya sobre la
Biblia. Un niño se encamina llevando sobre su espalda el libro. El profeta
escribe sobre una tabla que está apoyada en una sólida base de cuya base pende
un instrumento y un rollo, que representan los mandamientos. Lo que
Michelangelo quiere representar en esta escena es que para que no te envuelvan
en el manto de los demonios y las tentaciones, debes apoyarte en la Biblia, que
es el camino a la luz recordando los días festivos guardando los mandamientos.
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