miércoles, 22 de diciembre de 2021

LA DEMOCRATIZACIÓN DEL ARTE

 







En las artes plásticas (dibujo, pintura, grabado, etc. más escultura) nos suceden cosas que no entendemos con claridad, por ello suelo recurrir a comparar con otras artes como, música, danza, literatura y poesía, arquitectura…

Vemos claramente que en la música hay mucha gente que se defiende, que vive de ello, incluso no siendo un genio. También en literatura, especialmente en novela hay unos pocos que se defiende bastante bien y unos poquísimos se forran, al igual que en poesía. Lo mismo podemos extender a la danza, el teatro y cine.

¿Por qué esas diferencias tan claras entre unas artes y las otras?

En principio me cabe pensar que en música se vende la música enlatada o enCeDada, en literatura y poesía también se vende en fragmentos impresos lo que llamamos libros e incluso en formato vídeo/DVD o “streaming”, cualquiera de ellas, así sucede con el teatro y el cine. Por tanto concluimos que en estas artes nunca se vende la obra original sino simples copias audiovisuales o bien se representan en un escenario o sala de espectáculos y la gente paga por ver la representación. En cualquiera de los casos, copia o representación, el costo suele ser más o menos asequible a la mayoría de los bolsillos. Además se publicitan en los medios de comunicación sea prensa, radio y televisión, pero esto no sucede con las artes plásticas, salvo en revistas especializadas que solo llegan a unos pocos.

En artes plásticas, salvo en grabado, solo existe la obra única, y las copias o réplicas, cuestan casi lo mismo dado que llevan el mismo tiempo ejecutarlas prácticamente, salvo los copistas profesionales que suelen copiar obras antiguas y superfamosas que suelen estar en museos. Cuando exhibimos nuestra obra en salas/galerías de arte, somos nosotros quienes pagamos por la exposición y no cobramos a los visitantes. Todos los riesgos son de los artistas y todos los demás cobran menos nosotros, salvo que se venda y entonces tenemos que pagar, además del alquiler de sala, comisión al vendedor y a hacienda.

Dadas estas circunstancias, las artes plásticas son esclavas de las élites, pues son los únicos que compran las obras de los grandes artistas, que no del resto y son los que marcan los caminos, aparte de la Iglesia, tal como ha sucedido siempre.

Tal vez lo que deberíamos hacer es crear nuestras obras y solo vender copias mecánicas, es decir, resueltas de forma fotográfica, al igual que se imprimen libros, CD, DVD, etc. aunque si la fama te acompaña puedes imprimir libros con fotografías de tus obras y también se venderán aunque no sean tantos como los novelistas, pues el precio resulta más alto por las fotos.

De hecho la gente compra láminas en museos, correspondientes a obras famosas y también en los hipermercados o tiendas de muebles de obras desconocidas.

La única forma de democratizar las artes plásticas sería educando en este campo en la escuela, pero los políticos y los magnates no están por la labor y se limitan a enseñar lo mínimo necesario para trabajar para ellos, sometiéndonos a su explotación.

Así la inmensa mayoría de los artistas plásticos nos hemos de conformar con trabajar gratis y mostrar nuestro trabajo en las redes sociales, para que las vean la mayoría de las personas, las cuales no tienen formación artística ni presupuesto para comprar. En definitiva, pintamos para nosotros mismos, es decir, para los demás artistas plásticos, los colegas. 
Algunos viven de dar clases de dibujo y pintura, no de sus obras.

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