domingo, 31 de julio de 2022

UNA NAVE ESPACIAL LLAMADA TIERRA Capítulo XII LAS ORACIONES

 


Todas las religiones tienen una serie de oraciones presuntamente para comunicarse con el dios de la misma, demostrando con ella que nos creemos todo lo que nos dicen los sacerdotes y le demostramos nuestra sumisión a su poder y voluntad y además nos permitimos pedirle cosas.

En el cristianismo la oración por antonomasia es el PADRENUESTRO que en otras épocas se recitaba en latín.

Normalmente, cuando leo algo sea en el teléfono móvil, el ordenador o en un libro, suelo utilizar un sentido crítico y según voy leyendo voy analizando lo leído, su lógica, su veracidad, su intención…Evidentemente hay veces que leo de corrido y no aplico a priori este filtro, pero al finalizar la lectura, de una página si que lo hago siempre y también cuando algo de lo leído me choca, llama mi atención por algo. Pues bien, se me ocurrió releerme el PADRENUESTRO y aplicar mi método de lectura y aquí tenéis el resultado.

EL PADRENUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Tomo la última versión de esta oración cristiana atribuida a Jesucristo, pero que la Iglesia modifica de vez en cuando, supongo que para hacerla más comprensible al lenguaje de cada época. Yo he vivido al menos tres modificaciones.

“Padre nuestro que estás en el cielo” Analizando esta frase vemos que el concepto es erróneo salvo que lo entendamos desde un punto de vista poético, porque Dios no es nuestro padre, es nuestro creador, pero la intención manipuladora recurre al antropomorfismo para que veamos a Dios como un padre amoroso, cosa absolutamente falsa como he demostrado anteriormente, pues el comportamiento de la Naturaleza nada tiene que ver con esta imagen paternal.

“Que estás en el cielo” es otro error basado en el concepto antiguo mesopotámico de que los dioses venían del cielo, pues venían del espacio exterior, del espacio sideral, de otro planeta o de otra dimensión. El Dios Creador está en todas partes, pues todo lo que existe en el Universo es él, incluidos nosotros los humanos, formamos parte de sus moléculas, de sus células.

“Santificado sea tu Nombre” esta expresión está manifestando el concepto de que Dios es un hombre con los sentimientos de un hombre que es el jefe, al que hay que tratar bien para que no se enfade con nosotros y nos castigue, así que debemos demostrar sumisión absoluta, pero no deja de ser una perogrullada, pues nosotros no podemos santificar a nadie menos al mismísimo Dios pues a su lado somos insignificantes, escoria. Y suena más a “hacer la pelota” a Dios, para manipular sus sentimientos hacia nuestra persona, cosa ya rayana en la estupidez.

“Venga a nosotros tu Reino” ¿Qué se quiere decir con esto? ¿De qué reino estamos hablando? El Dios Creador no es rey de ninguna parte, por tanto no tiene reino, ni trono, ni corona, ni cetro, aunque se vea representado así en multitud de pinturas, especialmente del Renacimiento, que se utilizaron en la contrarreforma para simbolizar que el Dios cristiano era el rey de los dioses de las demás religiones. Evidentemente si no es rey no hay reino,
claramente Dios es el creador del Universo y todo lo existente es él mismo, no tiene sentido ni siquiera el concepto de que es el dueño de todo, menos de que es rey, seguimos queriendo hacer creer que es un hombre semejante a nosotros.

“Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” esta frase es otra vez de sumisión a su autoridad, a su poder, a su persona, cuando Él no es una persona, por tanto se ve la manipulación de inculcar en los fieles la sumisión, la obediencia, que es lo que interesa a la Iglesia. Por otro lado es totalmente absurdo que un humano le diga a Dios que se haga su voluntad, pues naturalmente es lo que va a ocurrir, es como si le dices a tu jefe “tú haz lo que quieras, pues para eso eres el jefe”. Por otro lado seguimos con la idea de tierra y cielo, ya anticuado ese concepto, cuando en todo caso deberíamos decir Universo.

“Danos hoy nuestro pan de cada día” esta frase es la más sensata de toda la oración, que pidamos a Dios que podamos obtener lo necesario para subsistir, para alimentarnos, para vestirnos, para vivir dignamente, resumido en la forma poética de “el pan de cada día”.
“Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” aquí volvemos a la sumisión y al concepto de que Dios es humano, cuando en las fuerzas de la Naturaleza, que son la manifestación más clara y directa de lo que es Dios, no existe humanidad alguna, ella tiene unas leyes que se cumplen de forma inexorable, y no solo en los fenómenos más poderosos como truenos, relámpagos, rayos, lluvia, terremotos, huracanes, tornados, tsunamis, etc. sino en otros más sutiles como las diferentes enfermedades, que se producen en el planeta, y todo lo que atañe a los sentimientos, sensaciones y emociones humanas que provocan todo tipo de reacciones entre nosotros que nos llevan desde dar la vida por los demás a todo lo contrario, al asesinato. Por tanto Dios no tiene nada que perdonarnos porque es imposible ofenderle porque Él no tiene sentimientos, pero si ofendemos a la humanidad y a nosotros mismos con muchas de nuestras reacciones y actuamos en contra de la Naturaleza. Y evidentemente que entre otras reacciones debemos tener la de perdonar a quienes nos ofenden, cuando la ofensa es pequeña, pero cuando la ofensa es grande debemos recurrir a “la justicia” aunque no siempre la consigamos, pero debemos evitar tomar la justicia por nuestra mano, porque esto suele conducir a una cadena de violencia que a veces no tiene fin.

“No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal” este también es un buen deseo pero Dios no va a hacer nada, debemos ser nosotros los que debemos programarnos para que no hagamos aquello que sabemos no debemos hacer, especialmente cuando nuestros actos van en contra de nuestros semejantes, pues la primera ley de convivencia entre humanos es hacer a los demás lo que nos gustaría que los demás nos hiciesen a nosotros. No podemos hacer a Dios responsable de nuestros actos, no podemos ser tan irresponsables como para necesitar que alguien nos vigile y nos detenga cuando vayamos a hacer algo negativo. El dominio de nosotros mismos es nuestro y de nadie más.

¡Amén! Es una coletilla muy cristiana que identifica a los fieles, como la señal de la cruz, persignarse, etc. que se utilizan desde los primeros tiempos del cristianismo.
Esta palabra se pronuncia al finalizar las oraciones cristianas que significa ‘así sea’. También significa asentimiento, conformidad y obediencia a lo que otra persona hace o dice y es una manera sutil de la Iglesia de programar la obediencia y sumisión de sus fieles.
Aquí termino con mi análisis y ya sois vosotros los que debéis opinar.

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